Nacido en Godoy Cruz y egresado de la Universidad Nacional de San Luis, Federico Nicolás Soria lleva 12 años radicado en Europa, dedicando su vida a la investigación científica que tanto le apasiona. Desde allí, primero en Bordeaux (Francia) y después en Bilbao (España), intenta desvelar uno de los más grandes misterios si de neurología hablamos: por qué y cómo se desarrolla el Parkinson en una persona.
Federico trabaja hace 7 años en el tema, y forma parte de un consorcio de al menos 9 investigadores de distintas partes del mundo como Alemania, Australia, Italia, y España. La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico que afecta principalmente al sistema motor y está caracterizado por temblores, rigidez y lentitud de movimientos. Se estima que en el mundo hay 7 millones de enfermos de Parkinson, por lo que es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después del Alzheimer. Y si bien hay muchos tratamientos paliativos para los síntomas, aún no se ha logrado develar con totalidad las causas principales del trastorno.
Y es por eso que la organización sin fines de lucro “que pone más dinero en el mundo para la investigación del Parkinson”, según manifestó el científico mendocino, ha puesto los ojos sobre el consorcio donde trabaja Soria: “La noticia ha tenido relevancia por la agencia que nos financia, que están alineados con una estructura muy importante del actor Michael J. Fox”, explicó Soria en diálogo exclusivo con Los Andes.
Se trata del famosísimo actor estadounidense, conocido por su papel de Marty McFly en la saga ‘Volver al Futuro’, que en 1998 comunicó públicamente que estaba enfermo de Parkinson. A partir de allí, el activismo para dar con la cura del Parkinson se convirtió en uno de los focos en la vida de Michael J. Fox, algo que institucionalizó dos años más tarde con la creación de la Michael J. Fox Foundation for Parkinson’s Research.
La agencia relacionada con la fundación del actor es ASAP (Aligning Science Across Parkinson’s), y es la que destinó 11 millones de dólares para que 14 consorcios de científicos de todo el mundo investiguen sobre el por qué y el cómo del trastorno neurológico: “El proyecto no apunta a desvelar todo el origen, sino a arrojar un poco de luz de por qué pasa el Parkinson, porque todavía no lo sabemos”, expresó Soria.
Su rol en la investigación
El mendocino detalló que su equipo tiene “que ver cómo las células del sistema inmune limpian un pigmento del cerebro”. Ese pigmento, explicó, es la neuromelanina, “que se va a acumulando en el cerebro y sería uno de los factores que influiría en el Parkinson”; algo que un biólogo catalán descubrió recientemente y la novedad impulsó al nuevo proyecto. En cuanto a la metodología, Federico manifestó que “es muy difícil estudiar en humanos porque se hace post-mortem, y no podes conocer la enfermedad completa. Por eso se usa en modelos animales, en donde podes ver toda la enfermedad, desde que empieza hasta que termina”.
Según enseñó Soria, el Parkinson “se clasifica en dos maneras: el familiar, que está asociado a alguna mutación genética, que se puede heredar. Pero el 85% son idiopáticos, que no tiene un origen conocido, por lo que no los podes tratar”. Y es por eso que “gran parte de la financiación internacional apunta a que los investigadores trabajemos en desvelar por qué empieza el Parkinson”. La idea de asistir económicamente a 14 grupos de científicos es para “modelar la enfermedad y ver cada aspecto del proceso por especialistas de diferentes países”, contó el nacido en Godoy Cruz.
Para él, “el valor añadido que tiene participar de esta ASAP es que los consorcios terminan trabajando entre ellos”. De hecho, el proyecto terminaría con los 14 consorcios internacionales reuniéndose en Estados Unidos para compartir los avances y las investigaciones. “Para nosotros es muy importante porque somos muy jóvenes y es un impulso, y sobre todo porque tendremos la posibilidad de colaborar, intercambiar, y aprender de todos los consorcios del mundo”, confesó.
En ese aspecto, Federico reconoció que “el argentino es muy valorado porque tiene una viveza particular”: “Trabajar en ciencia es todo el tiempo resolver problemas y encontrarte con cosas nuevas, y los argentinos tienen mucha capacidad para enfrentarse a adversidades del día a día de la ciencia. Nos damos mucha maña para todo”. “Acá se valora mucho eso y que venimos bien formados”, agregó en referencia a la formación universitaria, “más allá de los palos que se le tira a la educación”. Pese a que los europeos se sorprenden con extranjeros que dejan todo para seguir su vocación de investigar, para Soria es uno de los aspectos esenciales de su rubro: “La internacionalidad de la ciencia trasciende las fronteras, va más allá de qué país seas”. Federico está convencido de que la sociedad puede colaborar con proyectos e investigaciones tan grandes e relevantes a nivel mundial. Lo más importante, indicó, “es no desinformar”: “La desinformación que hay en internet es impresionante. Hay que acudir a los médicos y científicos que trabajan en el campo”.
En segundo lugar, destacó “la predisposición para donar y colaborar con las campañas de recolección de tejidos (como sangre y células de la piel)”. Por ejemplo, en uno de los otros proyectos en los que trabaja, “extraemos células de pacientes de la piel, las transformamos en neuronas, y las implementamos en cerebros artificiales pequeños”, algo que requiere tecnología de última generación y donantes voluntariosos.
Y, por último, la gente puede colaborar acercándose a las asociaciones de pacientes: “Acá en Europa están en todos los proyectos, les vamos informando todo y ellos le transmiten a los pacientes tranquilidad y novedades sobre curas que vayan saliendo. Es muy gratificante para el paciente acercarse a una asociación, donde va a tener apoyo de otras personas que tienen la misma enfermedad, y además relación directa con los científicos que están buscando mejorar o curar la enfermedad”, relató Soria.