El cambio de paradigma y la nueva dinámica de la sociedad han obligado a las universidades mendocinas a adaptarse constantemente para poder acompañar a los estudiantes en esta vorágine, y así brindarles las herramientas necesarias que el mercado laboral demanda en la actualidad. La búsqueda de dicha flexibilidad no debe descuidar, sin embargo, la calidad educativa, el pensamiento crítico y la creación de ciencia; mientras aparecen otros desafíos como la inteligencia artificial, la falta de vocación y la fuga de talentos.
Toda esta realidad que atraviesan las universidades de Mendoza se trató en una nueva edición del ciclo “Pilares para el desarrollo sustentable de la región”, organizado por Los Andes. “La educación superior y las demandas de la sociedad” fue el eje de la convocatoria en el Cicunc, que tuvo distinguidos especialistas para analizar y profundizar los temas que ocupan a la educación provincial en la actualidad.
Así como la nueva dinámica del tiempo forzó a las universidades a adaptarse, estos cambios de paradigma atraviesan todos los aspectos educativos. “Ahora se buscan esquemas de compromisos más cortos, de naturaleza freelance, que tienen que ver con un componente de cómo te construís a vos mismo”, explicó Gustavo Zonana, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, sobre las nuevas tendencias, la oferta educativa y las perspectivas laborales.
Sobre estos temas ahondó el segundo panel de esta edición del ciclo Pilares, moderado por la periodista Alejandra Vargas. Para poner en contexto, el doctor en Letras observó: “Estamos en un escenario marcado por una mayor plasticidad, por una gran incertidumbre y por lo que implica el impacto de las nuevas tecnologías en el desempeño profesional”.
Esta realidad no le es esquiva a ninguna de las carreras, ni a las más tradicionales ni a las nuevas tendencias. De hecho, Diego Navarro, director de la carrera de Ingeniería en Informática de la Universidad de Mendoza, reveló: “En este momento, en Argentina estamos asistiendo a un nuevo enfoque de enseñanza de ingeniería, donde se hace muchísimo hincapié en formar otras habilidades que son comunes para esta era, que tienen que ver con formar más competencia en estas personas para terminar insertándose en el campo laboral”.
“¿De qué sirve un gran programador o un gran soldador sin empatía, sin capacidad de integrarse en grupo?”, completó Diego Caso respecto de los perfiles de estudiantes egresados en relación a lo buscado en el mercado laboral. El licenciado en Administración y coach profesional aseguró, además, que en los primeros años de inserción laboral “el porcentaje de rotación en las empresas está más asociado a las habilidades blandas desarrolladas que a esa base dura, que por suerte en esta provincia es muy buena”.
“Si encontrásemos la forma de anexar esta formación a esta base técnica tan fuerte, creo que tendríamos esa combinación explosiva de perfiles para ingresar al mercado laboral”, concluyó quien es miembro del Consejo Asesor de Junior Achievement. Zonana, por su parte, adelantó que las universidades “deben ir concientizando a los estudiantes en que van a tener que desempeñarse en un campo laboral que va a requerir cada vez más de estas habilidades blandas”.
Justamente estas competencias, como la comunicación oral y escrita, la actitud emprendedora, el trabajo en equipo y la creatividad parecen ser la clave ante la llegada de la inteligencia artificial. “Las habilidades más difíciles de reemplazar tienen que ver con esas cosas”, manifestó al respecto Navarro. Por otro lado, reconoció que esas tecnologías también son una excelente herramienta para simplificar cierto tipo de trabajos.
“Tenemos un nuevo traje de superhéroe con más herramientas que permiten solucionar más problemas”, concluyó el ingeniero en Computación. Diego Caso, en tanto, insistió con que las habilidades blandas no son reemplazables por ninguna inteligencia artificial: “Este nuevo traje de superhéroe es el paso que nos abre, quizás, a ser más humanos y enfocarnos más en estas cualidades humanas”.