Los chilenos acaban de determinar un cambio en la Constitución redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet y, a la luz del resultado, la realidad actual pronto quedará en el pasado.
El plebiscito nacional de Chile, realizado el 25 de octubre, tuvo como objeto determinar si la ciudadanía está de acuerdo con iniciar un proceso para redactar una nueva Constitución y determinar el mecanismo. Casi el 80 por ciento dio un ferviente apoyo al cambio.
¿Qué piensan y qué sienten los nativos de Chile radicados en Mendoza? ¿Qué opina una mendocina que vive en el país vecino?
“Con este plebiscito Chile nos muestra que es pobre pero digno. También cómo luchando se puede ser parte y protagonista de las páginas de esa ley que define lo que una Nación debe ser cuando sueña sin miedo. El ejemplo es esperanza”, reflexionó Dionisio Salas Astorga, escritor, editor y docente radicado en esta ciudad en 1985.
Para Salas Astorga, Chile fue el ejemplo de un engaño perverso durante décadas. “Ahora su gente no tuvo pudor de correr por las calles cubierta con banderas de colores, abusada por décadas. Nos dejó ver su vergüenza”, enfatizó.
El plebiscito, dijo el escritor, es la única herramienta democrática en democracias que se sostienen sin opinión, manipuladas y fundadas por el poder. Por 40 años, agregó, los caprichos de un dictador se conservaron intactos en esa ley “de todos”.
“Una Constitución que no vendió el mar pero sí el agua; que privatizó la educación y excluyó los reclamos más básicos; que juzga en cortes militares todo acto de probable rebeldía ciudadana y otorgó cargos vitalicios a militares y amigos del poder”, criticó Salas Astorga.
Y agregó: “Esa misma Constitución que entregó la administración -y especulación- de las jubilaciones del país a empresas privadas de los mismos senadores y empresarios, no podía seguir burlándose. Porque la gente comprendió que el milagro de las estadísticas jamás los alcanzaba”.
“El milagro del orden, del progreso, de la felicidad, ha sido para un grupo de elegidos que se repiten en las fotos, apellidos y hasta en el nombre de las calles”, concluyó.
Ximena Gray es de Viña del Mar pero el amor la trajo a Mendoza hace tres años. Hace unos días aceleró el permiso para viajar a su tierra por la boda de su hija y participó del acto eleccionario.
“Estoy feliz de haber sido parte de un hecho histórico”, enfatizó, esperanzada en mayor equidad para los ciudadanos de Chile. “Deseo que esto traiga un transitar más justo y empático”, señaló.
El legado que dejó la dictadura de Pinochet, con el sistema neoliberal, hizo que cada vez se acrecentara más la brecha entre los que tienen oportunidades y los que no, según acotó Ximena.
“Las diferencias y desigualdades son casi escandalosas: el rico se hace más rico y el pobre más pobre”, lamentó la mendocina por adopción.
Para ella, el ciudadano común no puede más con esta carga, este estigma de que las oportunidades son sólo para una elite.
Hasta ahora, añadió, la Constitución legada por Pinochet sólo fomenta el desarrollo de la educación, pero no se hace cargo de ella, dejando todo en manos de privados. “Muchos jóvenes se endeudan por décadas con entidades bancarias, también privadas. Lo mismo sucede con salud, vivienda, transporte. La clase media está endeudada. Es hora de desarrollar empatía, ponerse en los zapatos de aquellos que no ven oportunidades y que están llenos de frustración”, reflexionó Gray.
Un voto por el “no” al cambio
Marianella Cabrera Baeza, de 75 años, nació en Chile pero tiene nacionalidad argentina. Jubilada del Conicet, llegó al país cuando se casó. Tiene dos hijos, Facundo y Javiera, y también es abuela.
Pertenece a una familia de clase media que, debido a su esfuerzo, logró bienestar económico. “Ideológica y políticamente de derecha”, se define Cabrera.
Ella considera que los cambios que propone la nueva Constitución chilena serán imposibles de implementar en medio del caos que comenzó a agudizarse el año pasado con saqueos y atentados a la propiedad privada.
“No será beneficioso para el pueblo porque la mediocridad de la clase política, con representantes de una izquierda fanatizada y políticos de derecha debilitados, no llegarán nunca a un acuerdo cuando se trate de leyes contrapuestas desde lo ideológico”, advirtió.
Cabrera opinó que el presidente Sebastián Piñera ha demostrado una debilidad nunca imaginada y que, quienes lo votaron, se sienten frustrados.
“El futuro de Chile es incierto. Una minoría anárquica y antidemocrática ha puesto de rodillas a mi país y el resultado del plebiscito contribuirá a esta debacle”, concluyó.
La mirada de una mendocina en el país trasandino
Silvia Ontivero nació en Mendoza y llegó a Chile hace 30 años para armar una pyme en el mundo de las tecnologías. Eligió Viña del Mar. “Ya regía la Constitución de Pinochet, que hoy tiene fecha de finalización. Uno no la lee cuando llega a un país diferente, sino que la va viviendo”, relató.
El primer choque, dijo, es la ausencia del Estado en cuestiones básicas como educación, salud y pensiones. “El estallido social de octubre 2019 es el emergente de esa situación de desigualdad acumulada durante años”, consideró.
Para Silvia, la crisis económica viene de arrastre pero no se veía y sale a la luz por la pandemia: ollas populares, reclamos y demora del gobierno en aportar ayuda.