Chilenos decidieron recorrer Argentina pero con el miedo de “cruzarse con gente creída” y se llevaron una sorpresa

Los turistas se aventuraron a cruzar la cordillera en moto, pasando por Mendoza, Córdoba y Buenos Aires, hasta llegar a la Patagonia. “Fue maravilloso el recibimiento argentino, su gente cálida, amorosa y los paisajes inolvidables”, relataron los motociclistas.

Chilenos decidieron recorrer Argentina pero con el miedo de “cruzarse con gente creída” y se llevaron una sorpresa
Huaso Fish, Constanza y Víctor, de Chile a Argentina, se enamoraron del país y sus costumbres.

Los aventureros chilenos relataron a través de sus redes sociales la experiencia vivida tras cruzar al territorio argentino, una realidad muy distante a lo que esperaban cuando armaron el viaje. Uno de los turistas se explayó en las redes recomendando visitar la Argentina, tirando abajo viejas rivalidades y rumores de egocentrismo.

“Chicos, soy de Chile y vine a Argentina con un grupo de amigos pensando en conocer todo este hermoso país pero con el miedo de toparme con una gente orgullosa y creídos como escuchamos en muchas partes. Quedé sorprendido del recibimiento, su gente cálida muy amable”, relató Huaso Fish entusiasmado.

Las motos en la que se desplazaban los aventureros.
Las motos en la que se desplazaban los aventureros.

Además, el hombre que se dedica a la mecánica de motos aseguró: “Estoy en otra Argentina, no la que te cuentan sino la que estoy viviendo. Se los recomiendo, vayan no se arrepentirán”. Unos días después del posteo, se juntaron en torno al celular a contar la aventura que vivieron.

Los aventureros son oriundos de Santiago y viajaron en sus motos, con carpas, buscando campings donde dormir. Según informaron, eligieron el país por el parecido y la historia compartida.

Son cuatro los protagonistas de esta historia. Se trata de Víctor Zúñiga de 38 años, hace dos años que anda en moto, es sonidista y era la primera vez que venía a Argentina. Constanza Gonzáles también era la primera vez en el país, tiene 26 años y es manicurista. En la primera parte del viaje los acompañó otra amiga que volvió antes. Por último, Cristopher Díaz a quien todos conocen como Huaso Fish y es mecánico de motos.

Paso por Cuyo

Partimos de Chile para poder hacer temprano el Paso de los Libertadores y la impresión fue súper asombrosa desde el minuto que cruzamos a Argentina. Llegamos a Uspallata, fuimos a comer y empezamos a llevarnos una grata impresión. El cambio, en cuanto a precios lo hacía conveniente y el tamaño de los platos. Es el doble de lo que consumimos en Chile, no los pudimos terminar”, detalló Huaso.

Mientras el mecánico chileno relataba sus primeras impresiones en nuestro país, uno de sus amigos le recordó sobre la milanesa. Los turistas nunca habían probado esta comida en su visita, por lo que ante el primer contacto con un plato típico de acá, la gastronomía ya agasajaba a los motociclistas.

Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón de su viaje.
Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón de su viaje.

Los chilenos llegaron a Mendoza en plena temporada de verano. Para su sorpresa, la circulación de vehículos y transeúntes en las calles de nuestra provincia fue como un golpe en la cara. “Veíamos a la gente abajo de los semáforos en los pasos de cebra. Nosotros damos preferencia al peatón y aquí no. Los mendocinos nos ayudaron, nos explicaron. Fue todo amable y de ahí nos fuimos a San Luis”, contó Víctor, uno de los aventureros.

Además, los turistas comentaron que tuvieron una impresión “bonita” del paisaje. Luego, fueron a un camping municipal y al despertar del día siguiente se pusieron la malla y se metieron al agua.

Rumbo a Buenos Aires

Primero, los chilenos pararon en Vicuña Mackenna, Córdoba, y allí probaron los helados. “¡Eran las 23 y estaba abierto! Nos maravillamos con el dulce de leche y los sabores. La gente nos decía cuáles teníamos que probar”, argumentaron con una sorpresa grata, ya que en Chile este tipo de locales cierra temprano.

Al llegar a Buenos Aires los motociclistas decidieron estirar las piernas y se sentaron en una plaza, pensando en qué camping pararían luego. Algunos argentinos les explicaron que no existían en la zona y que debían parar en un hostel, por lo que fueron a uno en Palermo.

Conocimos la Casa Rosada, el Obelisco, Jardín Japonés, Puerto Madero. Caminito, La Bombonera, escuchamos tango y vimos a la gente bailar. Fue más cultural lo que vivimos y fue maravilloso”, detalló Constanza. Al grupo de aventureros los sorprendió el tamaño de Buenos Aires, ya que sin Google Maps y las aplicaciones se perdían.

Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.
Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.

Continuando la travesía, los chilenos se desplazaron a Mar del Plata. Camino a la costa descubrieron una costumbre argentina que les pareció especial. “Al costado de la carretera la gente se sienta con sus sillas de playa a hacer picnics, a tomar mate en familia. En Chile no existe eso de compartir. Fue muy lindo, la gente es súper amorosa “, manifestó Huaso.

Por su parte, Víctor relató que llegaron tarde, ya de noche a Mar del Plata. Aun así, en pleno enero, todo estaba lleno y en un residencial le hicieron lugar para pasar la noche.

Los turistas fueron al acuario, hicieron buceo con peces y manta rayas. Además, disfrutaron la playa según comentó uno de ellos: “una de las cosas que nos encantó es el mar templado. Las costas de Chile, en el Pacífico, es muy helado. Eran las 9 de la noche y no queríamos salir del agua, éramos niños de 8 años”.

Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.
Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.

No todo fue tranquilidad, esa misma noche se encontraron con un sapo gigante que los hizo saltar, y de un salto siguieron viaje. Camino a Bahía Blanca, los agarró una tormenta eléctrica que les mostró la furia del cielo y los dejó impactados. “Fue una de las sensaciones más lindas que vivimos como viajeros de motocicletas, manejar con rayos, lluvia. Acá en Chile salir con lluvia es muy frío y allá era cálido”, recordó uno de los motociclistas.

Aunque el viento los movía en las motos, el grupo pasó por Tres Arroyos controlando la situación. “Una señora se nos acercó y nos ofreció el patio de la casa, porque no conseguíamos camping. Nos contaban su día a día y hablaban mucho de política, a los argentinos les gusta”, recordaron los protagonistas.

La llegada a la Patagonia

Los chilenos también se sorprendieron cuando llegaron a la ciudad de Neuquén, ya que la encontraron llena de turistas. En la oficina de turismo de esa provincia les contaron que había dinosaurios, por lo que entusiasmados volvieron a cobrar vida sus niños interiores, con la ansiedad de ver un dinosaurio.

Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.
Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.

“Coni” cuenta que fueron a Villa El Chocón y pararon en el camping las Huellas, donde probaron cervezas y licores. “Fuimos al museo, a ver las huellas en las piedras, a Los Gigantes. Nos dijeron que el camino no era bueno, salimos con dudas pero no estaba tan mal. Afortunadamente llegamos y fue precioso. Estuvimos una hora contemplando el lugar y vimos la puesta de sol”, recordó Constanza.

Última parada: San Carlos de Bariloche

Los chilenos aseguraron que había un lugar que querían conocer porque todos en Chile hablan de él: San Carlos de Bariloche. “El camino es increíble, no tengo palabras para describir como pasamos de un lugar árido con fósiles, a un paisaje lleno de plantas verdes, las montañas, los lagos y surge la Patagonia en su esplendor. Te llenás de sentimientos hermosos”, manifestó Huaso.

Sabiendo de que su paso por Argentina llegaba a su fin, los chicos no se privaron de nada y fueron a un camping que lo tenía todo, hasta jacuzzi. En el lugar, se sorprendieron al encontrarse con tantos chilenos de este lado de la cordillera.

Como cualquier persona que ama los dulces, lo primero que consultaron los motociclistas fue donde estaban las chocolaterías. Recorrieron la calle Mitre, comieron chocolates y en los días que estuvieron no pudieron dejar de comerlos. Al partir, el grupo aseguró que se llevaron la mitad de los locales.

Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.
Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.

Además, las pizzas gigantes llenas de queso los enamoraron. En un patio de comida, se regodeaban con los sabores. “Eran las 22, 23 y todo estaba abierto, lleno de personas disfrutando. Podíamos recorrer tranquilos, las cosas estaban seguras en el camping”, recordaron los turistas con alegría.

Había tanto para hacer en el lugar que se hizo tarde y todavía seguían comprando chocolates y tomando cervezas artesanales. Llegaron casi de madrugada al camping y cuando amaneció había más para ellos, ya que les recomendaron hacer el Circuito Chico, uno de los paisajes que los maravilló junto al Cerro Campanario, una vista panorámica, “de las más increíbles del mundo”, según mencionaron.

Alejados por un rato de las motos, Huaso relató: “Subimos en las sillas, con miedo, era como que íbamos volando prácticamente, diez minutos de subida por una ruta llena de árboles. Los árboles tenían sus nombres, me pareció un detalle bien bonito. Quedamos anonadados, filmábamos los colores, los pinos, como cambia todo, parecía una escenografía de película. Decíamos ‘wow, esto es verdad’”.

Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.
Los motociclistas no pararon de fotografiarse en cada rincón del país.

La gastronomía argentina impactó a los protagonistas de esta travesía, quienes siempre se animaron a más. El grupo probó las tortas, “una cosa de locos, las porciones son muy grandes, con mucho dulce de leche, mucha azúcar, encima te dan la posibilidad de comerla con esa vista. Ahí entendimos por qué todos nos decían que tienen que pasar por Bariloche. Claramente tienen razón, no lo vamos a olvidar”, comentó Víctor.

Cabe destacar que de toda la pasada por el país, lo que más disfrutaron fue la Ruta de los Siete Lagos, en camino a San Martín de los Andes. Al llegar fueron a un camping, vivieron la fiesta de la cerveza y pasearon por el centro.

Al otro día temprano, el Paso Hua Hum, los llevaría a casa. “Llegamos con la nostalgia a la aduana de decir ‘yo me quiero quedar’. Fue una experiencia muy linda. Nos vinimos con un calorcito en el corazón”, puntualizó Constanza.

Ese sentimiento patriótico que tienen por la bandera, las Malvinas nos conmovió. En Chile cada vez pasa menos, cada vez se deja más de lado. No fue un viaje simplemente, sirvió para aprender cosas nuevas”, aseguraron los chilenos antes de dar la última acelerada y abandonar nuestro país.

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