Además de estar internado con su salud comprometida por un virus del que poco se conoce, lejos de su familia por una enfermad que contrajo trabajando en una bodega de Maipú, que según los mismos afectados pudo evitarse, el famoso caso 98 tiene que lidiar con una posible imputación en su contra y con ser tildado como el “villano” de Mendoza.
¿Realmente lo merece? La intención de esta nota no es contestar esta pregunta sino detallar los sucesos que llevaron a que la provincia volviera a estar en alerta por casos de Covid-19 y a tener a más de 300 personas aisladas por prevención y a otros cientos preocupados por su integridad física.
El “98” sí violó la cuarentena al participar en reuniones no permitidas por la pandemia. Pero para esto se necesitó de otros 19 o más “cómplices” que completaran el cóctel de contagios que estalló en estos días. Sin dudas es una falta grave que los involucrados tienen que pagar con las sanciones que disponga la Justicia.
La diferencia entre los asados o juntadas ilegales en Luzuriaga con los otros tantos que seguramente existieron en la provincia es una sola: en las reuniones maipucinas había un infectado que desconocía su estado.
El “98” tiene que ser sancionado, sin vueltas ni excusas. Pero antes existió una responsabilidad mayor. Todo comenzó en una empresa que, según el relato de los infectados, no les proveyó los elementos de protección necesarios para trabajar con transportistas que viajan a ciudades con circulación activa de coronavirus. “Se cansó de pedir máscaras, alcohol y guantes y se los negaron”, sentenció a este diario un allegado al 98.
Asados y preocupación
El 98 fue el primero de tres casos detectados en la bodega de Coquimbito, pero no se puede determinar si fue el paciente cero en esa compañía. Cuando el trabajador de 37 años conoció su positivo, de inmediato contó qué hizo y donde estuvo. “Un punto a su favor”, destacaron las autoridades sanitarias.
En su relato contó de asados con sus amigos (no fue uno solo y no ocurrió en un solo domicilio) y la lista de población en riesgo rápidamente superó las 100 personas. En horas, Luzuriaga pasó de un distrito tranquilo al “Wuhan de Cuyo”, calificación que no tiene sustento alguno.
Son, por el momento, diez los casos positivos con nexo adjudicado al 98. “Si bien él fue el paciente cero, tampoco es su total responsabilidad todos los contagios”, analizaron desde el ministerio de Seguridad.
De esos, dos son compañeros de trabajo que pudieron estar infectados antes que el 98. El resto son amigos o allegados. Pero la cadena ya salió del “rango” del paciente más nombrado. El caso 110 en Mendoza, informado anoche, no tuvo contacto directo con el 98. El hombre de 32 años es un tío de la empleada (que sí participó en las juntadas) de la cervecería de Maipú que tuvo que cerrar y son de Guaymallén.
Cientos de aislados
La primera etapa de testeos rápidos en Luzuriaga calmó un poco los ánimos. Se entrevistaron a 220 vecinos del barrio González Galiño y calle Castelli. De este grupo, 100 fueron sometidos a pruebas rápidas y todas dieron negativas.
Estos estudios arrojan el resultado en 15 minutos pero no identifican a pacientes enfermos. El positivo se activa si la persona ya tuvo Covid-19. “Es una prueba para ver si en la zona hay transmisión del virus”, explicaron desde el Ministerio de Salud.
En cambio, para detectar infectados se necesita realizarle un hisopado. “Solo 1 de los vecinos manifestó síntomas y fu trasladado a un centro de Salud para que le practicar ese análisis”.
De la situación inicial se desprendió otra que agregó a más de 300 personas a la lista de población en riesgo. Una de las jóvenes que dio positivo tras las fiestas en Luzuriaga trabaja en la cervecería “Pirca” de Maipú.
Por esto, tras relevar todas las declaraciones juradas que firmaron los clientes que fueron a ese lugar desde el jueves hasta el sábado el número llegó a 300. Entre el dueño del lugar y empleados de Salud llamaron a esas personas y les comunicaron que tienen que realizar una cuarentena de 21 días.
¿Por qué 21 días y no 14?
Fuentes del Ministerio de Salud explicaron que el periodo inicial de 14 días establecido para casos sospechosos o que estuvieron en contacto con un positivo se extendió una semana. “Hemos detectado infectados 21 días después de estar en observación”, sentenciaron.
Esto solo demuestra una cosa: la flexibilización o administración de la cuarentena no significa que ya estemos a salvo. Un mínimo descuido, como los relatados aquí, puede modificar una situación controlada al caos total.