Mientras muchos este verano aprovecharon y armaron la valija para partir de vacaciones, fuera del país o donde se pudiese, hay otros mendocinos que no cuentan con la misma suerte.
Casi la mitad dice no recordar cuándo fue la última vez que se tomó vacaciones. Es el resultado de una encuesta realizada por la consultora Demokratía que, como contrapartida, puso en evidencia que hay una mejora en diciembre de 2024 en relación al 2023 en cuanto a las oportunidades o la decisión de tomarse unos días o disfrutar de un momento de esparcimiento.
En el relevamiento realizado entre el 11 y el 18 de diciembre pasados, 45,69% de los consultados dijo no recordar cuándo fue la última vez que se fue de vacaciones o hizo una escapada a algún lugar por placer o turismo. Esa proporción había sido de 56,75% en noviembre de 2023.
Los mayores viajan más
Asimismo en la última encuesta 3 de cada 10 (34,71%) dijeron que viajan una vez al año, 15,24% dos veces al año mientras que 4,36% hace escapadas o viaja con frecuencia, es decir 5 de cada 100 mendocinos.
En relación a noviembre de 2023, se observa que prácticamente se cuadruplicó la cantidad de personas que logra viajar dos veces al año: pasó de 3,64% en aquel entonces a 15,24% en diciembre de 2024. En tanto casi no hay cambios entre quienes viajan una vez al año o hacen escapadas con frecuencia. El dato denota una mejora en las oportunidades de viajar y si no las hubo, la decisión de hacerlo como se pueda.
El abordaje se realizó en el Gran Mendoza, sobre población mayor de 16 años y abarcó 724 entrevistas presenciales.
Un dato llamativo es que, si bien no son muchos quienes hacen escapadas o viajan con frecuencia, en el caso de las mujeres es el triple que en el caso de los varones: 6,37% en el caso de ellas y 1,93% en el caso de ellos.
Por otra parte, la proporción de quienes no recuerdan cuándo fue la última vez que se fueron es mayor en el segmento de los más jóvenes, quienes tienen entre 16 y 30 años, grupo en el cual asciende a 54,25%. En contraposición, los mayores de 55 años aparecen como los que generan mayores oportunidades de viaje, quizás asociado a que ya no trabajan porque están jubilados o porque a esa altura de la vida ya han logrado una estabilidad económica que les permite hacerlo.
Los mayores de 55 que no recuerdan cuándo fue la última vez que se fueron de viaje son la menor proporción entre todas las franjas etarias.
Además, quienes tienen entre 55 y 65 años son la mayor proporción de quienes viajan una vez al año, casi la mitad de ese grupo (48,76%).
Otro dato que se destaca en relación a lo mismo es que entre la población económicamente inactiva es mayor la cantidad que hace escapadas o viaja con frecuencia y llega a triplicar a la población económicamente activa: los primeros alcanzan al 9,74% de los consultados mientras que entre los trabajadores son 3,19%.
Vacaciones para el bienestar
No puede dejar de mencionarse que todo esto ocurre después de tiempos en que las personas han perdido poder adquisitivo, más marcadamente los dos últimos años.
En diálogo con Los Andes, la presidenta del Ente Mendoza Turismo, Gabriela Testa, analizó que efectivamente lo que puede intuirse es que muchas personas aunque no contaran con el dinero para viajar atribuyen a las vacaciones una oportunidad de lograr bienestar.
Hay un segmento que “si económicamente quizás no tienen los ahorros para encarar un descanso, usan crédito, plan de cuotas o alguna forma; porque hay gente que considera hoy el viaje una posibilidad de cuidado, de bienestar, de salud”
Y agregó: “El turismo es como una forma de hacer una acción preventiva de salud, sobre todo psíquica, digamos. Porque en definitiva, si vos no salís de tu lugar de origen y aunque no vayas a trabajar, estás en tu hogar trabajando, o estás pensando; entonces, de alguna forma, el viajar significa por un momento despegarte de tu cotidianidad”
Contó que cuando estudiaba Turismo -hace 30 años- había un planteo que hacía la Sociología que decía que la recreación es imprescindible y el turismo no. “Ciertamente sigue siendo así, la recreación, todos la necesitamos, además de dormir, hacer algo que nos distraiga, leer un libro, caminar, jugar, pintar”, señaló.
Por eso, bajo esta concepción y luego de 2 años difíciles, sobre todo el verano pasado tan complicado desde lo socioeconómico, muchos pueden haber optado por priorizar ese tiempo y financiar los viajes aunque no contaran con el dinero. Incluso, si no cuentan con chances de salir de la provincia al menos salir del entorno habitual y trasladarse a la zona de montaña o algún lugar rural para desconectarse. De hecho, según datos de la Cámara de Turismo de Mendoza, si bien la ocupación promedio en Mendoza Norte es de 40%, es mejor en zonas rurales y de montaña donde asciende a aproximadamente 75%. Se atribuye en gran medida a turismo interno.
“Evidentemente el contexto general no es para nada de los mejores”, analizó Ricardo Beccaceci, presidente de la entidad, quien agregó: “En la periferia rural, zona de montaña, hay ocupación de mendocinos y turistas, porque la ventaja está en que hay gente que no se ha podido desplazar mucho y se ha quedado dentro de la provincia”.
El informe de Demokratía explica que decidieron indagar cómo se relacionan los mendocinos con la recreación con la intención de reflejar con qué frecuencia se incluye en la agenda de prioridades la satisfacción de la necesidad de “divertirnos”. Aclara que también incorpora elementos que permiten ver cómo ha cambiado la percepción sobre estos asuntos con el paso del tiempo. “Las decisiones que tomamos evolucionan y en cómo consumimos entretenimiento no solo se evidencian hábitos, sino que se configura cuánto confiamos en las variables que gobiernan la diaria, la forma en la que tomamos riesgos y cuán relevante se vuelve la salud mental y emocional en función al calendario”, expresa Nicolás González Perejamo, director de la organización.
Priorizar el esparcimiento
El abordaje también consultó sobre con qué frecuencia los encuestados se pueden dar el gusto de realizar actividades de esparcimiento o recreativas en la situación en la que se encuentra. Al respecto, la mitad respondió que lo hace una vez al mes ( 49,27%), frente a un 6,12% que directamente no recuerda cuándo fue la última vez que lo hizo.
En tanto 25,54% lo hace una o más veces por semana mientras que 19,07% lo hace una vez cada 15 días.
En este punto también se aprecia una mejora en relación a 2023 ya que quienes acceden a esparcimiento una vez por mes se duplicaron.
Además se redujo drásticamente la proporción de personas que dijo no recordar cuándo fue la última vez, que pasó de 19,33% en noviembre del 2023, a 33,76% en abril del año pasado y 6,12% en diciembre.
Pero también se redujo 10 puntos en un año la cantidad de personas que lo hace una o más veces por semana (era 34,37% en 2023). Esa proporción probablemente sea parte de quienes pasaron a engrosar el segmento de quienes lo hacen una vez al mes, lo cual también permite inferir una restricción en cuanto al gasto en este sentido, sin dejar de hacerlo.
