Hace casi dos meses que no llueve en el Gran Mendoza, aunque quizás a muchos les parezca que pasaron varios meses más, desde la última precipitación.
Sucede que los mendocinos tuvimos un febrero “aguado” por lo que, en comparación con aquel mes, el agua caída durante las semanas que pasaron puede sonar a poco.
Para el Servicio Meteorológico Nacional la región del Gran Mendoza está muy lejos el promedio anual histórico. “La última vez que precipitó fue el 31 de julio, cuando precipitaron 5,9 mm y llevamos acumulados 67 mm (46 hasta febrero, ver aparte) en lo que va del año en el aeropuerto de Mendoza”, informó el meteorólogo Fernando Jara, recordando que el promedio son 220 mm anuales. No obstante para hoy se esperan cielos nublados. Según el mismo meteorólogo, podría haber alguna lluvia dispersa esta jornada.
Como dato complementario, vale decir que los medios de comunicación hace exactamente un año destacaban que las lluvias habían demorado tres meses en reaparecer. Según informes, las precipitaciones se ausentaron desde el 22 de mayo de 2019 hasta el 9 de setiembre.
Por su parte, Juan Rivera, investigador asistente en el Programa Regional de Meteorología quien trabaja en el Ianigla (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, CCT-Conicet), indicó que el 22 de julio fue la última vez que llovió en el sector noroeste de la provincia. Según dijo, cayeron 6 mm en Mendoza Observatorio (Parque San Martín) y 0.9 mm en Mendoza Aero (Plumerillo).
Recordemos que en lo que respecta al agua acumulada, han caído 134,6 milímetros en Mendoza Aero y 197,4 mm en Mendoza Observatorio. Vale decir, además, que el promedio anual es 265 mm en Mendoza Observatorio y 233 en Mendoza Aero.
Situación grave
A raíz de las pocas lluvias registradas durante este invierno seco, casi no llovió en toda la temporada invernal –aunque se registraron nevadas- el pronóstico de índice meteorológico de peligro para incendios forestales indica que es extremo para la zona Mendoza Aeropuerto, que es de la que se toman los datos para esta nota.
Guillermo Ferraris, titular del programa provincial de Manejo del Fuego, explicó que de llover en las próximas horas, deberían ser registros superiores a 5 mm. “Si llueve menos de eso el panorama no se va a modificar. Todo depende de la cantidad de precipitación acumulada para que el riesgo se modifique”, explicó.
Por otra parte, aseguró que también influye la temperatura y la velocidad del viento. “Son dos componentes que tienen injerencia”, dijo.
Para terminar, vale citar que la situación no sólo es preocupante en este sector, respecto de los incendios, sino también en San Rafael, Balde, Divisadero Largo y Uspallata, donde se mantienen riegos de incendio en valores extremos.
Primavera más cálida y seca
El meteorólogo Carlos Bustos, de la Dirección de Contingencias Climáticas de la provincia, anticipó que esta primavera puede presentarse con menor humedad y menos precipitaciones que en un año promedio. Esto se debe, detalló, a que hay probabilidades de que se una la fase La Niña, que podría extenderse hasta comienzos del verano.
Por esto mismo, es de esperar que las temperaturas en setiembre, octubre y noviembre sean superiores a los valores promedios históricos. De ser así, la frecuencia de eventos de heladas podría incrementarse.
El coordinador de la Red de Estaciones Agrometeorológicas de la DCC señaló que en agosto casi no llovió y que los ambientes secos y las noches sin vientos, favorecen mucho más la helada.
Sobre las altas temperaturas, explicó que el calor acelera el ritmo de crecimiento de las plantas y se corre un mayor riesgo de que las heladas tardías las afecten. Esto, porque los tejidos tiernos, los primeros brotes y los recién cuajados, tienen mucha agua y tienden a congelarse con mayor facilidad.
Desde el Ianigla, Juan Rivera coincidió en que se puede esperar que las temperaturas estén por encima de los valores normales y que también habría menos precipitaciones. Si bien señaló que es muy difícil anticipar si van a producirse heladas, con una atmósfera más seca, éstas pueden causar un daño mayor.
Aquel febrero
El pasado lunes 10 de febrero, los mendocinos se “cansaron” de ver llover. Es que la cantidad de agua precipitada ese fin de semana se dio a conocer un registro de precipitación acumulada que corresponde a un cuarto del agua que cae durante todo el año. Lamentablemente, hubo destrozos y se perdieron varias viviendas cuyos habitantes debieron recibir asistencia de Defensa Civil.
Según indicó el meteorólogo Fernando Jara, en la noche del sábado 8 y la madrugada del domingo 9, cayeron 46 milímetros. “Los 46 milímetros es mucho porque en el año precipitan 220 milímetros en Mendoza (en toda la provincia). Que haya caído esa cantidad en dos o tres horas 46 mm es casi un cuarto de lo que precipita en el año”, estimó el especialista.