Especialistas locales advierten que el crecimiento de las ciudades genera un incremento de 30% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal responsable del efecto invernadero y el cambio climático acelerado.
Esta situación, evaluada a nivel mundial, aplica también a Mendoza, que por sus particularidades, demanda especial atención en cuanto a la planificación urbana. Así lo advierten desde el Colegio de Arquitectos de Mendoza que llaman la atención sobre la necesidad de orientarse más hacia el urbanismo sostenible.
En la Ciudad de Mendoza, en 7 años, entre 2013 y 2019, aumentó 20% la generación de gas efecto invernadero (GEI).
Juan Manuel Felice, secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad, explicó que el principal responsable es el transporte, pero también influye la generación de residuos y energía.
“A partir de la aplicación de diferentes políticas climáticas desarrolladas en el marco del Plan Local de Acción Climática, la ciudad identifica cambios y disminuciones sobre factores de emisión como es la energía y residuos, a partir del año 2020. Estas disminuciones pueden verse reflejadas en órdenes del 20% sobre la emisión de GEI, en energía principalmente”, refirió.
Leandro Vélez, es arquitecto referente de arquitectura sustentable en Mendoza y miembro de la Red Protierra Argentina. Explicó que un punto central es la concentración urbana ya que el crecimiento poblacional en determinados sectores genera focos de mayor actividad y un mayor parque automotor. En este sentido ilustró: “70% del territorio mendocino es rural pero 70% de la población está concentrada en la ciudad; está muy desbalanceado”.
Desde su punto de vista también incide la cuestión cultural, como que las familias tienen varios autos o que la gente viaja a la ciudad en vehículos con un solo pasajero. Por eso destacó que el parque automotor es muy invasivo. En este punto hay que agregar que el transporte público no logra ser lo suficientemente tentador como para preferirlo cuando hay opciones.
Entre otras consecuencias que se pueden mencionar se cuentan la contaminación sonora, ambiental, polución y la saturación en las vías, en referencia a calles y rutas.
Repensar la construcción
“El aumento de las emisiones del CO2 y en consecuencia, el cambio climático acelerado, pone en debate a la construcción. Es urgente pensar en materiales reutilizables y de menor impacto ambiental”, advierten desde el Colegio de Arquitectos de Mendoza (CAMza)
Explican que el crecimiento de las ciudades ha generado ese aumento entre otras consecuencias negativas y detallan que ese gas es el responsable del 70% del calentamiento de la tierra. Esto tiene grandes efectos ambientales y es por ello que remarcan la necesidad de adoptar medidas urgentes. En ese marco, ponen el centro de la escena al urbanismo que debe ser sustentable, resaltan, y debe buscar estrategias y materiales no convencionales. Ante esta situación es imperioso pensar en ciudades sostenibles, lo que va incluso más allá de la construcción. Para los expertos, es importante avanzar en la creación de nuevas técnicas y métodos, a partir de la utilización de productos reutilizables.
En Mendoza, destacan tres pilares sobre los que es necesario enfocar las estrategias: la utilización del agua, un uso del suelo planificado y la eficiencia energética.
“Es importante pensar que la construcción no termina con el fin de la obra, sino que luego hay un uso y mantenimiento, es por eso que lo tradicional debe dejar paso a lo sustentable. La arquitectura es un servicio que debe dar respuesta a las necesidades reales de las sociedades”, sostiene el colegio de profesionales.
Hugo Hugo Ponce, presidente de la entidad, hizo referencia a la sustentabilidad en la arquitectura y el urbanismo. Se trata del manejo adecuado de los recursos naturales (agua y suelo) y las energías (viento y sol) de manera que se pueda optimizar su uso. Incluye además, la utilización de sistemas pasivos que permiten un aprovechamiento de los flujos energéticos como el viento y el asoleamiento y disminuir los medios mecánicos (activos), todo en función de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas en su hábitat y colaborar con la preservación del medio ambiente.
En este sentido debe tenerse en cuenta el manejo del agua: involucra “una equitativa distribución de este recurso para satisfacer las necesidades de confort en las ciudades, por ejemplo la reutilización de aguas grises, el control del tamaño y altura de los edificios, la conservación y cuidado del paisaje vegetado, sobre todo en el caso de Mendoza el del arbolado público que se comporta como un regulador climático de la temperatura en la ciudad a través de sus características intrínsecas”.
Agregó que es necesario tener en cuenta la desertificación de las zonas áridas o semiáridas que pueden implicar un cambio de roles de sus habitantes.
Otro aspecto es el correcto uso del suelo asociado a la planificación urbana y de políticas de estado bajo legislaciones adecuadas a las necesidades de hábitat y crecimiento urbano. “Se trata de adaptar los diseños arquitectónicos y urbanos a las condiciones del sitio y el uso responsable de la energía y los recursos”, subrayó.
Una tercera pata fundamental es la eficiencia energética y el uso de materiales. “Hay que evitar la liberación de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) como producto del consumo desmedido de energía”, remarcó.
Algunas estrategias son una correcta orientación de los edificios para el mayor aprovechamiento energético, aprovechar las cualidades de los materiales de construcción, como sus condiciones térmicas y de conductividad, además de una distribución de los servicios de manera ecuánime evitando su concentración excesiva.
Lo rural y lo ancestral
Vélez, junto a los integrantes de su estudio, trabajan en proyectos más amigables con el medioambiente y con sensibilidad social. Se destacan por la construcción con tierra cruda, sentando jurisprudencia en la provincia. Además, utilizan sistemas de huerta, sistemas hidropónicos e innovan con las tecnologías. “Nos ha costado mucho en los municipios que se reivindiquen sistemas ancestrales”, advirtió.
El arquitecto señaló que hay que trabajar sobre los vacíos urbanos, con sistemas de jardines verticales y dijo que los sistemas pluviales no funcionan tan bien como en otros lugares por la baja precipitación. “Hay que potenciar las áreas rurales para generar oferta, ya que no se genera por su escasez de infraestructura, entonces vienen todos a la ciudad y se generan cinturones en torno a ellas que después hay que gestionar”, apuntó.
Comentó que la idea que se ha instalado es que trasladar la infraestructura es caro, pero actualmente se deben considerar las energías renovables.
“La ciudad está siendo muy invadida pero creo que también una de las cosas que se vienen planteando que es expandir la ciudad, no es lo primordial, lo primero es trabajar sobre los vacíos urbanos, que son espacios que están en desuso”, señaló. Otra estrategia es una política descentralizadora, sin embargo, desde su punto de vista, es esencial que sea de largo plazo y no supeditada a los cambios de gestiones.
Para poner en debate la temática, el Colegio de Arquitectos de Mendoza, organiza este 19, 20 y 21 de octubre en la Nave Cultural el “MDA 2022: Alternativas”, un ciclo de charlas gratuito y abierto a todo el público. Puede verse más información al respecto en la página y redes del colegio.
