“Todo esto era viña”, como dice la canción que rescata algunos dichos mendocinos y que en este caso se refiere al proceso de avance de la urbanización sobre la zona cultivada. La zona de calle Tirasso, en Guaymallén, es un claro ejemplo y esta vía, que une de Norte a Sur los distritos El Bermejo y El Sauce con Buena Nueva, Villa Nueva y Capilla del Rosario, marca el límite entre la zona urbana, que sigue en expansión, y el cinturón verde del departamento, caracterizado por la producción frutihortícola. El barrio Santa Ana y otros conglomerados componen una nutrida población en este sector.
Hasta hace pocos años, llegar al cruce de carril Godoy Cruz y Tirasso era ir hasta la “Bola de Lata”, una esfera con una media luna pintada que un comerciante árabe había colocado allí en las primeras décadas del siglo XX para rendir homenaje a su pueblo natal y su fe. Además para orientarse en esa zona donde todavía reinaba la vida de campo.
La “Bola de Lata” duró muchos años, pero a principios de este siglo en ese cruce colocaron una placa en homenaje a Luis Tirasso, inmigrante italiano, uno de los precursores de la industriva vitivinícola en Guaymallén y fundador de la bodega Santa Ana, un ícono de la zona y del departamento.
Justamente sobre la bodega Santa Ana, ubicada en Roca y Urquiza, el coordinador del museo municipal Casa Molina Pico, Carlos Frías, explica: “Por particularidades históricas de su producción forma parte de una actualidad que ha posicionado e impulsado a Guaymallén como uno de los principales asientos y productores de vinos espumantes de la región. Y forma parte de un reconfigurado paisaje urbano en Villa Nueva que aún conserva rasgos de aquel paisaje de viñas, bodegas y trenes que formaron la base de un territorio dedicado a la agroindustra vitivinícola”.
En este sentido, el funcionario indica las razones que tiene el municipio para designar a Guaymallén como “Capital del Espumante”, con la realización de encuentros periódicos para celebrar los productos que allí se elaboran.
En su libro “Guaymallén, punto de encuentro y proyección”, Eduardo Kueter destaca que desde su fundación en 1891 la bodega “se fijó su ambiciosa meta de ser un distinguido mundial de producción de champaña”. También resalta que el establecimiento con la cuba de roble más grande del mundo, con una capacidad de 60.000 litros.
Sobre la historia de la bodega y los espumantes, Frías comenta que Luiggi Tirasso zarpó de Génova (Italia) y llegó a Buenos Aires en enero de 1882. En su visa figuraba como oficio: carpintero. En Italia estudió en el Centro de Estudios Vitivinícolas de Corniglario. El coordinador del municipio informa: “Históricamente se alude a la figura de Luis Tirasso la fundación y desarrollo de la bodega. Recientes investigaciones realizadas por Pablo Lacoste nos ofrecen una nueva mirada acerca de la particular historia de la bodega y del primer espumante producido en Argentina y producido en Guaymallén. Ya que el fundador de la centenaria bodega y productor vitivinícola era de origen Alemán, Carlos Kalles de origen campesino, junto a otro compatriota Alberto Runge, iniciaron en 1890 el emprendimiento comprando un ‘fundo’ en el denominado paraje Acequia de Gómez, en actual distrito de Buena Nueva. El crecimiento del emprendimiento va a estar acompañado por el crecimiento e incorporación de nuevas tierras para el cultivo y de la introducción de cepajes de origen francés como el pinot noir, con la clara intención de producir en nuestras tierras el deseado espumante, producido por el método “champenois” de fermentación en botella”.
Frías señala que el logro y anuncio fue registrado por diario Los Andes el 11 de noviembre de 1902. “Este logro, aunque en baja escala, vino a sustituir las importaciones de esta variedad de vinos, ampliamente demandante en nuestro país en especial Buenos Aires. La consolidación definitiva de la bodega se completará con la llegada de Luis Tirasso y la asociación con Kalles, quién en 1910 abandonará la sociedad y dejando en manos de su activo socio el despegue definitivo de la empresa”.