Nelson es contador y, en plena mañana helada, miró por la ventana de su oficina y divisó el triciclo con techo de lona que es toda una novedad en la plaza San Martín, de Ciudad. “¡Está el cafetero!”, les anunció a los otros empleados. Y cruzó la calle, apurado, para disfrutar de un pequeño descanso matizado con un exquisito café expreso y una medialuna. Bien al paso y por 120 pesos.
El “cafetero” es Lautaro Vignoni, un joven emprendedor de 26 años que se reinventó en plena pandemia con una nueva modalidad para ofrecer sus productos. Se trata de “El Triciclo”, un rodado que tiene algunas particularidades: un prolijo toldo, una máquina de café expreso, vasos descartables -y otros reciclables- y una enorme panera con tortitas y medialunas humeantes. Más abajo, un horno microondas.
Lautaro es licenciado en Gestión de Empresas Turísticas y Hoteleras y siempre trabajó en el rubro. Claro que la pandemia lo obligó a buscar nuevas opciones para salir adelante y así surgió ofrecer un servicio de café, pero diferente. Porque además de café, té, mate cocido y leche caliente, colabora con el medio ambiente dejando secar la borra en respectivas bolsitas que luego ofrece gratuitamente a la gente para nutrir la tierra. Además, promueve los vasos reutilizables.
Lautaro confiesa que quedó sorprendido con el auge de la propuesta. “Claro, no olvidemos que las vacaciones de invierno convocaron a numerosos turistas, pero ojo, los empleados de toda esta zona se acercan muchísimo”, advierte.
Los transeúntes de la plaza, aquellos que entran o salen de los bancos, también suelen hacer un parate.
Según dice, su negocio apunta a los que más se cuidan del Covid-19 porque siguen eligiendo el café al aire libre, más allá del frío de estos días.
Lo cierto es que a las 8 el joven se ubica en el corazón del espacio verde con su triciclo y su mercadería lista para servir. La fila de clientes no se hace esperar y así seguirá hasta pasado el mediodía.
“Fue una inversión y una combinación de factores que tuvieron relación con la pandemia. Estoy convencido de que funciona”, señala Lautaro. Y aclara: “Eso sí: tengo todo en regla con la habilitación del municipio de Ciudad, como corresponde”.
Lautaro pide agregar otro servicio que no es menos importante en estas épocas de pobreza y necesidades extremas. Se trata del novedoso y solidario “café pendiente”, es decir, un café que alguien -cliente o cualquiera que pase por allí- puede dejar pago para destinarse a alguna persona carenciada que necesite una infusión caliente y reparadora.
A unas cuadras de distancia, Fernando trabaja bajo la misma modalidad pero en la plaza España. Su local móvil, al que atiende sonriente, lo denominó “Ethiopía Barista Bike”. A un costado, emplazó un pequeño cartel de “take away”, es decir, café al paso.
“Convengamos que Mendoza es una ciudad cafetera”, sostiene. A primera hora de la mañana, dice, el movimiento es incesante. Es que, quienes no desayunaron en su casa, encuentran en este carrito todo lo que necesitan para iniciar la jornada.
Fernando y Lautaro son competencia, aunque coinciden en que sus emprendimientos llegaron a Mendoza para quedarse.
Impacto social, económico y ambiental
En diálogo con Los Andes, el jefe de Gabinete de la Ciudad de Mendoza, Rubén Zavi, explicó que este tipo de proyectos cumplen con tres requisitos básicos que el municipio ve con muy buenos ojos: su impacto social, económico y ambiental.
“No es intención que se genere competencia desleal, pero somos conscientes de que debemos apoyar a estos emprendimientos en estos tiempos”, sostuvo el funcionario.
Quienes se encuentren al frente de estos “triciclos” deben contar con la habilitación para el uso del espacio público. El canon dependerá de los metros cuadrados y el horario, entre otros aspectos. Una vez realizado el trámite, se les otorga una libreta de reparto que les permite trabajar de lunes a sábados de 9 a 13.30, aunque ya se está evaluando ampliar esa franja horaria, según adelantó Zavi.
“Que se cuide el medio ambiente evitando, por ejemplo, el uso del plástico, también es nuestro objetivo y estos negocios promueven justamente eso”, aclaró Zavi.
El hecho de reciclar la borra del café utilizado para obsequiar a los clientes que deseen nutrir su espacio de tierra, indicó, es otro aspecto importante para la ecología. El funcionario también sostuvo que el “café pendiente” permite ayudar, a través de un hecho simple y concreto, a las personas que más lo necesitan.
De todos modos, insistió, no es el fin generar una expansión de este tipo de servicios ni que se ubiquen en sitios donde pueda generarse competencia con locales registrados.
Sin embargo, siempre y cuando se cumplan los requisitos municipales y el protocolo sanitario que impone el Covid-19, Zavi reiteró que estos nuevos puestos de café al paso serán analizados en forma particular y controlados de manera permanente.