Un estudio realizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) los hogares compuestos por solo un varón como único sustento económico son cada vez menos. Este análisis compara los datos entre los años 1986 y el 2019 en base a la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, el cual indica que el rol del padre como único soporte económico de los hogares ha caído del 52% al 22%.
A su vez la investigación señala que han crecido las familias compuestas por madres e hijos/as, y se ha registrado un aumento en los hogares en los que el sostenimiento del hogar es compartido por ambos progenitores, pasando de un 23% a 40%.
El estudio destaca que en la Argentina “hay cada vez menos familias que tienen hijas/os. Entre 1986 y 2019 el porcentaje de familias con hijos cayó de 70 a 58%”. Pero este fenómeno, “no afecta por igual a familias de distintos sectores socioeconómicos. La presencia de niños/as en el hogar es más frecuente en los sectores de menos recursos”.
“Son los hogares monomarentales los que suelen enfrentar mayores dificultades para lograr un cierto nivel de bienestar y para conciliar las obligaciones de cuidado con la vida personal y laboral”, destaca el estudio.
Florencia Caro Sachetti, coordinadora del Programa de Protección Social de Cippec, destacó que “solo el 69% de las jefas de hogares monomarentales participa del mercado laboral y sus ingresos son menores que los de sus contrapartes masculinas o de los hogares con dos proveedores”.
De hecho, cuando los varones no habitan en el mismo hogar que sus hijos/as, como el caso de las parejas separadas o divorciadas, suelen incumplir la responsabilidad de brindarles apoyo económico.
“Del total de hogares monomarentales, solo un 32% recibe ingresos por cuotas de alimentos. Esta insuficiencia se da en todos los sectores socioeconómicos. Solamente la mitad de los padres de los sectores de mayores ingresos y uno de cada cinco en los de menores ingresos afectados con la cuota alimenticia “, precisa el estudio.
José Florito, coordinador del Programa de Protección Social identificado que “las transformaciones de las estructuras de los hogares afectados que las políticas públicas están en sintonía con sus necesidades diversas. Sin embargo, el abordaje del Estado sigue suponiendo una familia nuclear tradicional, donde papá trabaja y mamá cuida”.
“Se trata de dejar usar el formato de familia tradicional como punto de partida a la hora de pensar políticas públicas”, concluye Gala Díaz Langou, directora del Programa de Protección Social.
