“A mí me vinieron a ofrecer ese negocio, pero yo desconfié inmediatamente. No hay lugar en el mundo en donde te ofrezcan un interés del 5% en dólares”, contó a Los Andes un empresario de San Martín que fue tentado para invertir su capital en una bolsa de negocios que prometía entregarle ese interés mensual y devolverle el capital en 20 meses.
“Cayeron muchos y todo andaba bien cuando fueron cobrando sus supuestas ganancias del 5%. Pero ahora, que tenían que devolverle el capital, el muchacho que les ofreció el negocio desapareció y todos andan desesperados”, agregó.
“Hace un tiempo pasó algo parecido, esa vez con un grupo que ofrecía inversiones en el mercado inmobiliario en Buenos Aires. En ese momento hasta engancharon a gente de la Ciudad de Mendoza. Ofrecían un negocio parecido y, de buenas a primeras, desaparecieron”.
Los afectados son al menos una veintena de empresarios de San Martín, muchos de ellos reconocidos, que están tratando de recuperar una cifra superior a los 10 millones de dólares.
Quien le propuso esta fallida inversión, es otro hombre de la zona, residente en un barrio privado ubicado en el carril Costa Canal Montecaseros, que no tiene antecedentes penales ni tampoco ha estado involucrado anteriormente en negocios de este tipo, por lo que generó confianza en los potenciales capitalistas.
Habrían sido afectados en una cifra que, en total, superaría los 10 millones de dólares. No hay denuncias judiciales porque, se estima, el dinero invertido y estafado no puede ser justificado.
“Todos estaban contentos cuando se les daba el 5% de ganancia y hasta se gastaron esa plata, pero ahora todos lloran porque el capital desapareció”, contó un empresario que desconfió del negocio en su momento y lo rechazó.
“Había un 8% de ganancia total. El 2% se lo quedaba el que ofreció en negocio en San Martín y que ahora está desaparecido. El 1% se lo quedaban algunos de los que hacían el contacto o daban referidos. El 5% restante se lo quedaba el que ponía la plata. Así funcionaba, así se tentaron, así perdieron todo”, contó el mismo empresario.
Veinte meses atrás, este hombre joven les proponía, primero a sus conocidos y después a los que se acercaran, una buena inversión, sin papeles ni justificación del origen del dinero, para sumarlo a una bolsa de dinero en Buenos Aires que daba un interés imposible de superar.
Algunos invirtieron un poco, otros pusieron casi todo lo que tenían. No había piso ni techo en los montos, así que las cifras fueron muy diferentes. Pero el resultado, en todos los casos fue el mismo. Se pagó el interés, desapareció el capital.
“Están tratando de recuperar el capital de cualquier manera. Alguno ya le fue a sacar el auto a este muchacho. Otros están viendo si le pueden sacar alguna propiedad. El problema es que no hay nada firmado y, si lo hubiera, este chico no tiene forma de responder a tanto dinero”, indicó una fuente cercana al caso.
Hay una versión confiable y que la repiten varias fuentes distintas que indica que un “inversor”, que le había entregado al “agente” unos 60 mil dólares para que invirtiera, perdió la paciencia y la confianza y, para evitar perderlo todo, fue a visitar al “agente” a su casa, acompañado de dos muchachos robustos y, sin mucho preámbulo aunque sin necesidad de violencia, lo obligó a entregarle una camioneta RAM con la transferencia a su nombre, asegurándose así la recuperación del dinero.
La maniobra de estafa comenzó a derrumbarse en noviembre, en parte porque se empezaron a cumplir los 20 meses y también porque el gobierno nacional ofertó el blanqueo de capitales y varios de los inversionistas quisieron recuperar su dinero todo junto, para acogerse a este plan. El “agente de inversiones” no tuvo forma de recuperar el dinero para entregarlo.
Al comienzo el hombre que ofreció el negocio, le dijo a sus “clientes” es que había una medida gubernamental que había “bloqueado” ese dinero y que un estudio jurídico /económico de Buenos Aires está trabajando para desbloquearlo.
Pero ya nadie cree en esto, especialmente porque el “agente de inversión” desapareció.
En la Justicia todavía no hay recibido denuncias. “La plata de los que invirtieron, era dinero en negro. No tiene cómo justificarlo” estimaron en alguna de las fiscalías”.
“Hemos escuchado estas versiones, como todos en la zona, pero no hay ninguna denuncia radicada por algo así, ni siquiera por algo parecido”, confirmaron desde el Ministerio Público Fiscal de la Tercera Circunscripción Judicial.
“Las víctimas no quieren denunciar porque no pueden justificar el origen de ese dinero y no quieren que la fiscalía les pregunte de dónde venía esa plata”, sostuvieron.
En realidad, se sostiene que el grueso de ese dinero no es producto de algún mercado ilegal, sino que es producto de comercio en negro, sin facturas ni documentos.
“Ya ha pasado muchas veces. Siempre aparece alguien con alguno de estos negocios e, increíblemente, siempre algunos caen en la trampa”, dijo un empresario de la zona. “Todos nos conocemos. Sabemos quién está dispuesto a arriesgarse como estos. A veces, pocas, les sale bien, otras les sale muy mal, como ahora. Pero, como es plata en negro y la pérdida no les cambia la vida, no hacen ni dicen nada”, contó alguien del ambiente comercial en San Martín.
Ya pasado casi un mes de la primera alerta y sin novedades del dinero, hay al menos dos inversionistas que estarían dispuestos a denunciar. Ocurre que primero se especulaba que el que motorizó las inversiones, aparecería tarde o temprano y respondería. Pero esa esperanza está desapareciendo, igual que el dinero.
Todo este “negocio” se gestó en el minimarket de la estación de La Raza, como se conoce en San Martín a la ubicada en el ingreso oeste de la ciudad, en Carril Costa Canal Montecaseros y Ruta 7.
Allí se juntaban y se continúan juntando aún a tomar café o algo fresco, grupo de empresarios jóvenes, conocidos en la zona, y que conocían y confiaban en el hombre que les ofreció el “negocio”.
Ahora, en esta primera semana de enero, se ven en la principal ciudad del Este de Mendoza, varios que suelen estar de vacaciones en esta época y que ahora caminan por las veredas del centro, sofocados por el calor y la incertidumbre.
“El problema es creer que todo puede ser fácil, tan simple como ganar mucho con poco y sin riesgo. Calculo que el problema es la ambición. En este tema de las inversiones, siempre aparece algún fantasma. Hay que ser desconfiado de los negocios redondos”, dijo un comerciante que fue tentado a invertir en este negocio fallido y lo rechazó.