José Alberto Aramberri se volvió el inventor de un ingenioso combustible que podrá reemplazar a la leña y el carbón, con la gran ventaja de que es de origen biodegradable, a partir de los sobrantes de la producción de sidra, es decir, la pulpa descartada de las manzanas y peras a la que se la llama orujo.
Al invento lo denominó “Bio troncos”, ya que el prensado lo deja con forma de troncos y producen la misma energía que la leña, además tienen el mismo efecto sobre el aire.
Según informó BAE Negocios, las miles de toneladas de “bio troncos” se hacen en el Alto Valle de Río Negro con la pulpa de las manzanas y peras que se utilizaron para producir sidra, y tienen el mismo efecto y el mismo valor que cualquier bolsa de carbón.
Tras esta inventiva, José Alberto Aramberri fundó Biót, la empresa que vende los “bio troncos” que ayudan al medio ambiente y que descubrió de casualidad. Según contó el inventor a Tech Insider, se llevó un “pedazo de pegote seco”, la pulpa desechada de la producción de sidra, a la que se llama orujo, para hacer unas pruebas y, al intentar cortarlo, salieron chispas.
“¿Qué es esto?”, se preguntó. El orujo seco podía usarse para prender fuego. A partir de ese momento, Aramberri decidió encontrar la manera de secar las enormes cantidades de pulpa que le sobran a los productores de sidra, para luego convertirlos en “bio troncos”.
Según Tech Insider, solo la industria de la sidra de manzana del país genera unas 75.000 toneladas métricas de sobras, es decir que hay mucho orujo para fabricar los “bio troncos”.
Cómo se crean los bio troncos
El informe que presentó Tech Insider revela que los bio troncos son la sobra de la sobra. La fruta “dañada” del Alto Valle de Río Negro es la que se usa para hacer sidra, y la pulpa que queda después de prensarla tres veces para extaer el jugo se denomina orujo. “Es un descarte, no un desperdicio”, graficó García.
Toda esa pasta que está compuesta en un 80% por agua se lleva en camiones al campo de Aramberri, allí él lo deja en el piso secando al sol por dos días, ya que esa es la forma más barata de hacerlo.
Pero además, inventó una máquina para darle forma a los troncos que, con la ayuda de un tractor, dispensa una línea de orujo al suelo y lo corta en forma de ladrillo. “Eso queda en el piso por tres, cuatro o cinco días hasta que el pan pierde casi toda su humedad y adquiere una consistencia más dura”.
Una vez secos, José amontona los bio troncos. “La pila se va vendiendo paulatinamente, a medida que llegan los clientes”, explicó Aramberri, que lleva su empresa junto con su esposa Cristina, quien se encarga del marketing y ventas del negocio.