Banco de Tiempo: una novedosa manera para prestar y recibir servicios sin usar dinero

El Banco de Tiempo es un servicio de intercambio mutuo y recíproco de habilidades, servicios y productos donde la moneda, como el nombre lo indica, es el tiempo. Con más de 300 miembros el grupo busca llegar al mayor número de personas y lograr un cambio de “chip” donde el valor lo tiene el tiempo y no el dinero

Banco de Tiempo: una novedosa manera para prestar y recibir servicios sin usar dinero
Banco de Tiempo Mendoza, es un nuevo sistema de economía social, que intercambian bienes y servicios mediante la acumulación de horas.

El nombre genera intriga. Pero la explicación es sencilla. El Banco de Tiempo, es un servicio de intercambio mutuo y recíproco de habilidades, servicios y productos donde la “moneda”, como el nombre lo indica, es el tiempo. Cuando los miembros de este banco particular prestan algún servicio o producto, la acción se registra en una base de datos, y de esa manera se acreditan y acumulan horas, que será el tiempo a favor para utilizar luego en algún servicio que requieran.

La novedosa experiencia ya está funcionando en Mendoza a través de un grupo de personas ya asociadas para prestar y recibir servicios. “El banco es una moneda social alternativa, con la que uno puede intercambiar productos, servicios, y el valor de medida es el tiempo invertido por ese producto o servicio”, explicó Morgana Neuls, exestudiante de economía, doctora en química del Conicet y fundadora del Banco de Tiempo Mendoza.

Y agregó: “Bancos de tiempo hay en distintas partes del mundo, y pueden funcionar a través de diferentes modelos y con distintos arreglos. En nuestro caso, en Mendoza utilizamos Facebook como la plataforma de intercambio, para que la gente pueda conocerse y ofrecer su producto o servicio y conocer a los demás miembros. Pero en Europa se utilizan otras aplicaciones”.

Según Neuls, la iniciativa surge frente a la problemática de cientos de ciudadanos argentinos excluidos o al margen del sistema económico formal. “Nuestro objetivo es llegar al mayor número de personas posible y suplir sus necesidades, que muchas veces están limitadas por el hecho de no tener dinero. Queremos llegar a un público que está en la informalidad o personas que tiene tiempo libre y que están necesitando algún tipo de producto o servicio y que puedan intercambiar los suyos en el banco, es un intercambio mutuo y reciproco”, detalló la científica.

Morgana explicó que contaba con conocimiento previo del Banco de Tiempo, ya que es ciudadana brasileña, oriunda de Florianópolis, lugar donde existe una iniciativa con casi 25.000 socios. El modelo de ese banco brasileño es el tomado para gestar el banco en Mendoza. Además, para la fundadora, fue fundamental tener contacto previo con la dinámica de las monedas sociales en España.

En este momento somos más de 300 personas en el grupo. Es inclusivo, para cualquier tipo de persona. El único requisito para participar es ser miembro, entrar al grupo de Facebook. Desde allí la gente se comunica con nosotros y se somete a recibir la aprobación (es un grupo cerrado). Chequeamos siempre a quienes ingresan para generar una red de confianza. Luego, al aceptarlo, lo agregamos al catálogo de ofertas, donde se pone su contacto, lo que oferta y el valor de esa oferta. Por ejemplo, una clase de francés de una hora”, ejemplificó. Y sumó: “Los participantes son todas personas que residen en Mendoza. Pero en Rosario están creando una plataforma para que podamos intercambiar horas entre Bancos de Tiempo de distintos lugares”.

Se pueden ofrecer cualquier tipo de servicios, actualmente en el banco hay más de cien ofertas, como clases de matemáticas, clases de canto, clases de distintos idiomas, alimentos y bebidas, huertos y jardinería, deportes, arte, música, artesanías, construcción, indumentaria, calzados, cuidado de personas y animales, oficios varios, etc.

Las horas acumuladas por los servicios prestados pueden intercambiarse por cualquier otro servicio en el momento que lo necesite. “Puedes acumular por prestar tus servicios, por ejemplo, clases francés, seis horas, y luego cambiarlas por el servicio de un DJ para una fiesta”, ejemplificó la fundadora.

Y aclaró: “Se puede intercambiar cuando la persona quiera y eso es lo interesante del Banco de Tiempo, uno puede guardar horas hoy para usarlas en un futuro, es una manera de ahorro también, no se devalúa el tiempo. Al inicio el banco te regala una hora, entrás al catálogo y elegís lo que quieras, es una hora gratis”.

“En Florianópolis funciona muy bien el intercambio de servicios y productos, y la idea en Argentina era también cambiar productos por servicios, por ejemplo, hay personas que tienen tiempo libre, alguna habilidad, les gusta los animales y puedes pasearlos y cuidarlos y en cambio recibir alimentos si necesitas comida, tratamos de suplir necesidades básicas”, detalló Neuls.

Asesoramiento español

En febrero de este año los integrantes del banco entraron en contacto con el presidente de la Asociación para el Desarrollo de Bancos de Tiempo y TimeLabs de Barcelona, Julio Gisbert, y con la Asociación Iberoamericana de Monedas sociales que se encuentra ubicada en Madrid. Desde allí, los mendocinos del Banco de Tiempo reciben soporte, capacitaciones y ayuda para el funcionamiento del equipo de organización, que actualmente está conformado por Morgana Neuls, Jaqueline Garcia, Juliana Bocci, Gabriel Martín y María Susana Guiñazú.

“Es un sistema muy novedoso, y tiene sus complejidades implementarlo aún. El primero es que hay que “cambiar el chip” y entender que aquí la plata es el tiempo. En nuestro caso, empezamos en febrero de este año, y los intercambios comenzaron hace cuatro meses. La experiencia viene funcionando y la gente se interesa mucho por el proyecto”, se alegró la brasileña.

En cuanto a lo que resta en este recorrido, Morgana Neuls no tuvo dudas: “La intención del Banco de Tiempo es llegar al mayor número de personas, ayudar a aquellos que están en la informalidad o que recién se reciben de la facultad y, como no tienen mucha experiencia, quieren divulgar su trabajo”. Pero, además, dijo que aspiran a más: “Queremos que el Banco de Tiempo sea parte de la economía de las personas. Las personas deben entender que podrán hacer ciertas actividades, que muchas veces por falta de dinero las creen imposibles”.

“Asimismo como expectativa tenemos es poder cambiar en el futuro horas con otros Bancos de Tiempo en el mundo y darles esa posibilidad a las personas”, cerró Neuls.

El origen

Los bancos de tiempo tienen su origen en los años 70 del siglo XX, en Japón. Lo primeros fueron creados por una mujer, Teruko Misushima. Luego, tras su éxito, se expandieron hacia los Estados de Unidos y los países de Europa, donde actualmente existen más de 2.000 activos. En China ya son parte del programa de políticas públicas destinado al cuidado de personas mayores.

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