Macarena Díaz (31) vive en Guaymallén y está más que contenta. Tanto que en sus palabras y verborragia se cuelan las risas y sonrisas una y otra vez. Y es que esta mendocina, madre de dos hijos, ama de casa y que está estudiando Inglés, finalizó en el tercer lugar de su categoría en la reciente edición de la carrera Patagonia Run, que se celebró en San Martín de los Andes el jueves 7 de abril. “En mi categoría, terminé tercera de entre casi 300 mujeres. Y en la general, entre todas las mujeres, terminé 10 de casi 1.000 mujeres”, destaca con alegría y orgullo.
Maca comenzó a correr el octubre de 2020 y lo hizo como una manera de encontrar un escape a una serie de situaciones agobiantes que marcaban su día a día. “Estaba con mucho sobrepeso y llevando una vida muy sedentaria cuando empecé. Yo ya me había dado cuenta de que había cambiado los talles de la ropa, no me reconocía y le escapaba a la balanza, me daba mucho pánico. Así fue como me recomendaron unirme a un grupo de running y, desde entonces, bajé 30 kilos y me volví a sentir cómoda conmigo misma”, resume Maca, con su simpatía característica. Incluso, este pasatiempo –que ya se convirtió en un estilo de vida- hasta le permitió acercarse aún más a su marido y tener una nueva pasión en común.
“De repente me di cuenta que no hacían falta tantas sesiones con la psicóloga para sentirme bien. Me ayudó a encontrar la plenitud, la voluntad. La verdad es que me costó bajar de peso y no hay un día en que no piense en comer (risas). Pero el deporte, esta pasión te saca de ese pozo que te habías metido sin darte cuenta. Yo tenía una adicción a la comida, y el deporte me sacó”, piensa en voz alta la joven.
Volver a nacer
La propia Macarena Díaz reconoce que su primer acercamiento al running fue porque quería bajar de peso y le recomendaron esta actividad. “El 25 de octubre de 2020 empecé en el grupo. Yo estaba con mucho sobrepeso, que se había intensificado por la pandemia. Eso había llevado a que, además, estuviera pasando un difícil momento emocional y no dejaba de comer. Mi mamá, mi marido, la gente que me quería me hacían ver que casi no era yo. Y tampoco me animaba a pesarme”, rememora Maca sobre aquellos días de hace casi un año y medio.
Como parte de la negación de lo que estaba viviendo, la joven guaymallina se hizo una serie de estudios y chequeos médicos, prácticamente convencida de que se trataba de un problema de tiroides. Pero en los resultados no se encontró nada extraño en ese ítem, aunque sí se observó un altísimo valor en los triglicéridos. “La recomendación del médico fue que suspendiera las grasas y tratara de comer más legumbres”, rememora.
Así fue como Macarena conoció a Diego Guzmán, nutricionista quien –además- tenía un grupo de personas con las que salía a correr. “Así llegué a Nutridos, el grupo que tenía Diego. Al principio yo no iba a él como mi nutricionista, pero sí recuerdo que eran reuniones del tipo Alcohólicos Anónimos, donde cada uno se presentaba, pero con gente con sobrepeso. Hacíamos salidas a la montaña y recuerdo que, para ese entonces, yo ya tenía obesidad grado 1″, sigue la mendocina.
Al comienzo no fue fácil para la mujer. No estaba muy acostumbrada a realizar actividad física y le costó hacerse el hábito de salir. “No me motivaba, para serte sincera”, reconoce. Pero, de a poco, comenzó a unirse a las salidas y lo hizo caminando. Luego se sumó al grupo en la parte de la nutrición también y allí fue donde Diego le dio las claves que terminarían por modificar sus hábitos alimenticios. “Seguí todas sus sugerencias, como achicar la porción de los platos que me servía, dejar las tortitas y también las gaseosas. A los 4 meses de haber empezado me animé a volver a la balanza y descubrí que había bajado 8 kilos. Eso me incentivó a dar un paso más en las caminatas y empezar, primero a trotar y después a correr”, sigue la entusiasmada corredora.
Tiempo después, Macarena ya pesaba 17 kilos menos. Aquella ropa que había guardado porque no le quedaba había vuelto a su cuerpo y a ser parte de sus prendas cotidianas y se anotó en su primera carrera. “Ese fue el principio de algo que no dejó de crecer nunca más”, aclara sobre su pasión. Y acota que en esa primera experiencia le fue muy bien para no haber participado nunca.
Una forma de vida
Cuando la balanza marcaba 30 kilos menos de los que tenía aquel octubre de 2020, su amigo, entrenador y nutricionista Diego Guzmán le dio el “alta”. “Me hice de nuevo todos los estudios y te juro que me acuerdo y me da mucha emoción. Pasé de ser una persona muy sedentaria y con valores correspondientes a ello a tener los valores de un deportista. Todo en mí cambió y encontré una nueva pasión, que es la de tener contacto con la naturaleza.
El 3 de octubre del año pasado, Diego falleció. Maca lo recuerda y en su rostro se refleja la tristeza, sobre todo teniendo en cuenta que fue él quien la impulsó y llevó a descubrir esta nueva vida. “Yo le escribía todos los días, él era quien me motivaba. Cuando él murió, pensé que se me derrumbaba todo lo que tenía armado. Pero gracias a él, a Dios y al universo, Diego dejó todo muy armado y me preparó muchísimo respecto a mi organización. Así fue como pude seguir”, piensa en voz alta Maca.
Al tiempo, la mendocina se sumó a otro grupo de running (Gustatrail), con Ale García como entrenador. Y la reciente participación en el Patagonia Run fue su segunda carrera desde que llegó a este nuevo equipo.
Una experiencia inolvidable
Dejando de lado cualquier temor o excusa, Macarena Díaz se inscribió en la edición 2022 de la carrera Patagonia Run. El 6 de abril, junto con su mamá, sus hijos y su esposo –que también corrió-, Maca viajó a San Martín de los Andes. “Me había preparado un montón, había entrenado muchísimo y los entrenamientos fueron duros. La carrera fue en el cerro Chapelco, ¡puras subidas, me costó un montón! Fue una lucha constante con mi cabeza”, rememora Maca sobre la carrera de principios de mes y en la que terminaría por hacer historia. En total fueron 21 kilómetros los que corrió.
En su categoría –mujeres de entre 30 y 29 años-, Macarena Díaz finalizó tercera de 263 competidoras, lo que le permitió subirse al podio. Mientras que de las 943 mujeres que participaron en total, finalizó décima.
“Completé la carrera en 2 horas y 28 minutos. Me sentí muy bien, muy feliz. Y no hago más que pensar en esa gente que, como yo lo estuve alguna vez, hoy esté desesperanzada y deprimida por tener sobrepeso. Me gustaría decirles a esas personas que, primero que nada, todo depende 100% de uno mismo y de esas mínimas ganas de cambiar que suele tener. Hay que aprovechar esas ganas, porque darse cuenta de que uno no está bien ya es querer cambiar. Hay que dejar de lado esos fantasmas; uno mismo es su mejor amigo o su peor enemigo y muchas veces la cabeza te boicotea. Yo soy una piba que nunca dejé de buscar mi felicidad, incluso en esos momentos en que me sentía hundida. Y es importante saber que siempre el universo conspira a tu favor”, concluye.