La confianza de la población en las vacunas presenta una tendencia a la baja a partir de 2020. Esto implica que tras la pandemia de Covid, no se recuperaron los valores de 2019 hasta el momento.
Sin embargo, muestra una leve aunque poco significativa mejora. El nivel de confianza en 2022 es de 85,9 puntos y aumentó un 0,5% respecto de 2021, cuando el índice fue de 85,5 puntos. De todas formas, representa un 8,3% menos que en 2019, cuando fue de 93,7 puntos.
Los datos surgen del Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) 2022, que por cuarto año consecutivo presentó la Fundación Bunge y Born.
Este año, el índice de acceso se conformó en torno a quienes cuidan a menores, y el resultado fue de 66,9 puntos.
El estudio —realizado en diciembre de 2022, sobre 7.299 casos— abarca todas las regiones del país y a los distintos grupos etarios, con distinción por género y según los diferentes niveles educativos alcanzados. Permite analizar cómo varía el nivel de confianza de la población respecto a la importancia, seguridad y eficacia de las vacunas en general, y la eventual presencia de barreras en el acceso a las vacunas.
El objetivo del trabajo es generar conocimiento que posibilite mejoras en el diseño de programas y estrategias de inmunización, y orientar de manera más eficiente recursos humanos y financieros en el marco de las políticas de salud pública.
Adultos mayores y jóvenes los que menos confían
El índice de confianza está formado por tres componentes: la efectividad, su importancia para los niños y si son seguras. Este año los resultados son: un 88% de las personas piensa que las vacunas son efectivas e importantes para los niños, lo que representa una leve baja respecto al año pasado; y un 90.4% cree que son seguras. En este último componente se detecta un leve aumento respecto a los dos últimos años, aunque sin alcanzar las cifras de 2019 (95,9%).
Las tendencias en el nivel de confianza de acuerdo a la edad son disímiles. Quienes están entre los 21 y los 30 años aumentaron su confianza en un 3,59% (3 puntos), quienes están entre los 31 y 40 lo hicieron en 5,98% (4,9 puntos), mientras que el grupo entre 41 y 50 se mantiene estable (87,7 puntos).
Los grupos etarios en los que bajó la confianza son los mayores de 65, que pasaron de 91,2 puntos a 83,9, (-8%). Y también lo hicieron quienes tienen entre 15 y 20 años, en los que se presenta una tendencia a la baja constante desde 2019. Quienes integran esta franja, a futuro, son quienes podrán tener menores o adultos a cargo, y tomarán decisiones relacionadas a su vacunación.
Sin embargo hay que señalar que, por el contrario, los adultos mayores son los que expresan mayor adhesión al calendario de vacunación.
Quienes estuvieron a cargo del diseño aclaran que cada índice es un valor, no es un porcentaje. Sí se puede establecer un porcentaje de variación entre los índices de los diferentes años.
Cuyo con mayor índice de acceso a vacunas
Con el objetivo de mejorar la medición de este aspecto en Argentina, este año fue incorporado un nuevo tipo de sondeo, que se realiza por primera vez en nuestro país y cuyos indicadores fueron propuestos por el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico (SAGE) perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, se incorporaron preguntas específicas para detectar problemas de acceso en cuidadores (es decir, aquellas personas que brindan cuidados a menores de 14 años). Por todo esto, no es posible realizar una comparación con el índice de años anteriores.
El índice de acceso en 2022 es de 66.9 puntos para quienes cuidan de menores.
Las mujeres tienen más acceso a la vacunación, lo cual es importante ya que existe evidencia que demuestra que son ellas quienes están más involucradas en las tareas de cuidado de los menores.
En tanto, las regiones del país con mayor acceso a las vacunas en 2022 fueron: Cuyo (73.1); Patagonia (72.3) y región Centro (70.2). Y las regiones con menos acceso fueron GBA (62); NEA (63.5); CABA (64.8) y NOA (67.3).
Sobre el rol de los profesionales de la salud en cuanto a la vacunación:
-Uno de cada seis cuidadores afirma que alguna vez un profesional de la salud le recomendó no vacunar a su menor a cargo. A partir de esta afirmación, se detectó una “asociación” entre aquellos que recibieron la recomendación de “no vacunar” y niveles más bajos de confianza y acceso.
“Es imperioso que sigamos hablando de la importancia de las vacunas, en las distintas edades y etapas de la vida. Por eso, a través del ICAV, trabajamos para determinar la confianza de las personas y, al mismo tiempo, para visualizar cómo es el acceso a ellas en las distintas regiones. Utilizamos evidencia empírica y una metodología científica probada internacionalmente. Los datos que arroja el ICAV se vuelven fundamentales para la planificación de estrategias de inmunización en salud pública”, destacó el Director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, Gerardo della Paolera.