Aunque hay más deliveries que en cuarentena, disminuyeron los pedidos

Los repartidores, que se convirtieron en “dueños de la calle” durante el aislamiento estricto, notan una merma de un 30% en la cantidad de repartos, que se distribuyen entre más riders.

Aunque hay más deliveries que en cuarentena, disminuyeron los pedidos
A pesar del aumento que lograron tras una protesta meses atrás, los deliveries afirman que la inflación y la menor cantidad de pedidos disminuyen su recaudación. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Una de las actividades que estuvo exceptuada desde el primer día de aislamiento social, preventivo y obligatorio en el país fue la de los delivery o cadetes que hacen envíos a domicilio mediante aplicaciones del teléfono celular. Desde el 20 de marzo, estos trabajadores con sus motos y bicicletas se convirtieron en protagonistas de paisajes solitarios. Hoy, más de un año y medio más tarde, la situación de los “reyes” de la calle cambió.

En el medio hubo reclamos salariales o por su seguridad. También para que las apps aumentaran el monto “de bolsillo” ya que, según denunciaron oportunamente, una jornada laboral de 12 o 14 horas no les alcanzaba para cubrir los gastos devenidos de usar sus vehículos a diario durante esa cantidad de tiempo.

De 33 pedidos a 22

Juan indicó que, debido al incremento que ha habido del personal, se reparten los pedidos que hay entre muchos más cadetes. Y a ello se suma que bajó la demanda de los pedidos a domicilio. “El día a día se ha visto afectado. Más que todo, lo que cuesta es juntar la plata del monotributo que es lo que más te encarece mes a mes, porque pagamos costos muy altos. Y a eso le tenés que sumar el seguro contra robo de motos y celulares, más el seguro de vida y la obra social”, explicó quien ya lleva dos años trabajando como delivery luego de haber sido guardia de seguridad.

Por otra parte, Juan dijo que si en pandemia tenían 33 pedidos por día, a 80 o 90 pesos por trabajo, ahora con suerte llega a 22. Y que todo eso varía de acuerdo a los kilómetros y la categoría que tiene cada “rider”, como se les denomina también a los cadetes. Según informó, en la app para la que trabaja tiene 4.600 deliveries activos, y si bien muchos volvieron a sus trabajos en blanco cuando se flexibilizaron las restricciones, otros optan por hacer horarios nocturnos para complementar sus ingresos.

Juan contó además que después de la huelga de febrero se lograron aumentos, pero que como todo aumentó, el impacto no fue tan positivo como lo esperaban. “Además podías realizar pedidos más rápido; hoy las calles están saturadas de autos, tenés que andar con más cuidado, sobre todo los viernes, sábados y domingos. Y en la noche te encontrás con gente que tiene tragos encima, lo que complica todo”, contó el repartidor.

Para terminar, destacó que sigue pensando que trabajar como rider es rentable, le brinda libertad laboral y le permite manejar sus horarios. “Para mí, desde lo que ha sido mi experiencia, es un buen trabajo. Te permite seguir teniendo ingresos”, cerró.

Más gente para la misma cantidad de pedidos

Diego contó que, si bien sigue habiendo trabajo, se nota mucho cómo se redujo desde que la gente volvió a salir a la calle. Y comentó que si bien persisten cuidados y miedos de algunos clientes, en general se respira un aire distinto al de la cuarentena estricta.

“Algunos clientes no se acercan todavía cuando les llevamos el pedido. Sigue el miedo pero, por otro lado, tenés al que no está en pandemia y vas a la Arístides y pareciera que la pandemia terminó”, comentó.

En cuanto al trabajo específico, el delivery dijo que durante la cuarentena, en la parte más estricta, se trabajó muchísimo porque estaban todos encerrados y tenían la calle para ellos solos. “Ahora que se está liberando todo se ha ido normalizando de a poco la situación, y si bien sigue habiendo trabajo, se está reduciendo y se nota. Eso se compensa con un poco de aumento o incentivo desde la app para completarlo”, detalló.

Sin embargo, dijo que los aumentos son “dos pesos” en relación de la inflación por la que atraviesa el país. “Hay trabajo pero, con respecto al año pasado, si antes hacía 10 pesos hoy hago 12; el problema es que todo aumentó un montón. Y cuando nos dan un aumento es sólo para compensar con el combustible”, indicó. De todas formas, agregó que no son muchos los que han dejado de trabajar y que hay más cadetes porque no hay trabajo. “La gente en la calle me pregunta cómo hice para entrar a trabajar. Y cada vez somos más. Eso influye en la cantidad de pedidos que sacamos”, aseguró.

Diego está a dos materias de recibirse de ingeniero, por lo que siempre supo que este trabajo sería provisional. Y aunque admite que no es muy desgastante, porque la tarea es sencilla, piensa que va a “aflojar” con su trabajo para poder dedicarse a su carrera. “Salvo por las horas pico o entrar a barrios peligrosos o muy oscuros no es desgastante. No implica muchos conocimientos. Pero cuando me reciba pienso aflojar”, cerró.

Los que se cansaron

Muchos de los que arrancaron con mucha motivación, al tiempo dejaron de trabajar. Un repartidor que prefirió no dar su nombre indicó que abandonó porque el trabajo no era constante. “Hay muy poca demanda, las cosas suben y suben cada vez más y a la gente le afecta un poco más el bolsillo, y por lo tanto la situación en la calle está muy complicada. Hay muchos robos donde sea que estés. Pero también decidí buscar algo en blanco que haga mis aportes, vacaciones u obra social. Quería algo mejor, más tranquilo y no tener que estar en la calles pasando frío, lluvia o accidentes como el que tuve el año pasado”, contó.

Otro delivery “pandémico” que prefirió no identificarse dijo que ya no trabaja más y las razones fueron simples pero contundentes. “Me secaron la mente”, disparó sin hacer más comentarios.

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