Los datos acaban de conocerse y el gobierno escolar los mira con optimismo: el porcentaje de alumnos de secundarias orientadas de Mendoza que promocionaron (“pasaron de año” o egresaron) aumentó en 2021 con respecto a 2019. Son cuatro puntos porcentuales, pero que se traducen en casi 9.000 estudiantes más.
Esa conclusión, que se dice rápido, entraña una gran complejidad a la hora de ponderar su significado. Y es que detrás de ese período hay que incluir un año de cursado casi por completo virtual y con promoción automática (2020), y luego otro año que incluyó la vuelta a las aulas, la adaptación de los chicos a ese regreso, el llamado “acompañamiento de saberes” que el año anterior no se evaluaron y, por si eso fuera poco, la implementación de un nuevo sistema de evaluación.
Como si toda esa complejidad no fuera suficiente, otro dato surge de los números que acaba de procesar la Dirección General de Escuelas (DGE): el aumento de promocionados se da en un contexto de aumento de matrícula. Es decir, no se trata sólo de que consiguió aprobar las materias un porcentaje mayor del alumnado, sino que, a la vez, hay más alumnos en las escuelas (al menos, en las secundarias orientadas).
En concreto, y según los números de la DGE a los que tuvo acceso Los Andes, la cantidad de alumnos promovidos tras las antes llamadas “mesas de marzo” de este año fueron 59.659 (83% de la matrícula). En 2019, los que habían aprobado las materias para “pasar de año” habían sido 50.909 (79% de la matrícula), lo cual habla estrictamente de 8.750 más.
Como se dijo, el año 2020 queda en blanco en este sentido, ya que no permite comparación: para el fin de ese año, la DGE decidió que iba a darse la que llamó “promoción acompañada”, y que en términos más llanos significó que todo el alumnado iba a ser promovido automáticamente, más allá de lo que sucediera con las diversas evaluaciones del año. La decisión, por supuesto, se dio en el contexto de un ciclo lectivo por completo anómalo, en el que alumnos, docentes, directivos y padres debieron adecuarse a una situación en la que estaban suspendidas las clases presenciales y ello complicaba cualquier intento por evaluar a los alumnos del modo en que era usual.
Para Emilio Moreno, director de Educación Secundaria de la Provincia, los números son alentadores y más si la comparación se extiende hacia años anteriores a 2019. “Hay escuelas que este año han tenido un nivel superior al 90% de promoción, lo cual es un porcentaje altísimo. Y tener, en general, 82% de promovidos, comparados con el 70% o 71% de 2015, creo que es notable”, asegura.
Según el funcionario de la DGE, esto sin duda debe verse en el contexto de que los números son los primeros de un ciclo completo tras el irregular ciclo 2020. “Lo interesante es que venimos aumentando en matrícula y ha mejorado la promoción, tras un 2020 bastante complejo. En el análisis, si miramos a los ingresantes de primer año, no ha se han incrementado tanto, se mantiene la cantidad en unos 17.000 estudiantes”, dice. Y profundiza en el análisis: “Si bien en la pandemia en 2020 promocionaron todos, y eso aumentó la matrícula en 5.500 alumnos más al haber promovido todos, en 2021 se ve que la matrícula de primer año decreció en 674 estudiantes (no hubo repitencia en primer año), pero aumentó significativamente en tercero, cuarto y quinto. Ese aumento de matrícula no es porque tengamos más nacidos, sino porque hay más chicos que se mantienen en el sistema, que antes se nos iban”.
A este respecto, Moreno da como ejemplo la experiencia sobre lo que era usual en las trayectorias de los alumnos de las secundarias orientadas mendocinas. “Antes, y ahora también, el tercer año era clave para los chicos. Si repetían de año, en tercero ya tenía 18 años. Eso hacía que muchas veces se fueran a cursar a un CENS (Centro Educativo de Educación Secundaria, pensado originalmente para completar trayectorias en adultos). También pasaba que directamente en ese punto abandonaban la escuela, todavía con dos años por cursar. Que hoy, en cambio, haya más que se mantengan en la secundaria es, para nosotros, notable”, asegura.
Cambio de sistema de evaluación
A la hora de explicar las razones de este aumento de promoción, Moreno cree que son varias razones, entre las que destaca el cambio de formato de evaluación y el trabajo de acompañamiento. “Las claves son la práctica en el aula, la mirada de la trayectoria del alumno y el acompañamiento personalizado del estudiante”, resume.
“Nosotros, en 2020, cuando nos agarró la pandemia, habíamos cambiado el formato de las mesas tradicionales por el de la evaluación de saberes. Esto significa que no había un día para rendir al final del año, sino un mes de acompañamiento para fortalecer los saberes”, explica el funcionario. Para él, esto “cambia la visión de cómo desarrollar la práctica áulica y de cómo evaluar. La evaluación formativa y continua no resulta lo mismo que la antigua evaluación. Ha dado buenos resultados”.
Aquí, sin embargo, es cuando suele aparecer la mirada crítica de algunos (padres, incluso docentes) que no coinciden con ese modo de evaluar, básicamente porque entienden que con la excusa del acompañamiento prolongado por meses y la infinidad de oportunidades para los alumnos para aprobar sólo el punto (“el saber”) que adeudan, lo que termina pasando es que, por desgaste, se baja la exigencia o directamente se termina aprobando al alumno más allá de si consiguió realmente la aprobación (se le “regala” el aprobado).
Consultado por esas críticas, Moreno no está de acuerdo: “Justamente eso es lo que pasaba antes. Hoy, en primer lugar, la metodología es una en la que es el estudiante el que trabaja y va aprendiendo a medida de que realiza su práctica. El estudiante tiene hoy la información al instante en su teléfono, no como antes, que había que esperar a tener los libros. El acceso a la información del estudiante es instantánea. Eso agiliza todo. Pero este sistema no se traduce en sólo dar más oportunidades. No es que la misma prueba se la tomo mil veces hasta que apruebe. Es que el chico va aprendiendo en todas las instancias, y empieza a cursar a fines de febrero y termina de aprender las cosas poco antes de empezar el ciclo siguiente”.
Esa clase de consideraciones no son menores y ponen delante otro desafío: analizar si realmente este sistema evaluativo en el que se consigue más cantidad de alumnos promovidos se traduce también en calidad. Hace poco se difundió un informe nacional del espacio Argentinos por la Educación que se traduce en que sólo 16 de cada 100 chicos de la Argentina terminan la secundaria en tiempo y forma (en los años previsto y con los saberes esperados para ese nivel).
Según Moreno, “todo estudio es respetable y atendible. Hay otro que dice que sólo el 50% de alumnos puede promocionar la secundaria. Es el nivel del país y tenemos que revertirlo. Pero estos números conseguidos en Mendoza nos alientan a seguir trabajando en el aula. El cambio tiene que partir del aula, y no se hace con una resolución, sino con más tiempo en el aula y más tiempo para desarrollar los temas. Estas metodologías que imponemos están dando para nosotros resultados, y se verán reflejado en los estudios como el de ahora, pero en el futuro”.