Aumentó el consumo de cocaína en adolescentes

Según datos del Sedronar, ese incremento se vio en un lapso de siete años, en la franja que va de los 12 a los 17.. En la provincia ha habido un aumento del consumo de drogas, en especial las llamadas legales como el tabaco y el alcohol, incentivado aún más por la pandemia. Lo que más les preocupa a las autoridades es que la edad de inicio a las adicciones es cada vez menor

Familiares y amigos de personas que fueron envenenadas con cocaína adulterada esperan afuera de la sala de emergencias de un hospital. (AP Photo/Rodrigo Abd)
Familiares y amigos de personas que fueron envenenadas con cocaína adulterada esperan afuera de la sala de emergencias de un hospital. (AP Photo/Rodrigo Abd)

La muerte, en las últimas 48 horas, de al menos 23 personas en Provincia y en Ciudad de Buenos Aires por el consumo de cocaína adulterada con otros elementos puso una vez más en el tapete la gravedad de la situación en cuanto al consumo de sustancias ilícitas. En Mendoza, si bien los datos son parciales y todos anteriores a la pandemia (que agravó consumos peligrosos), lo que está claro es que el consumo de cocaína no es el principal en cuanto a drogas ilegales, pero a la vez se ha triplicado el consumo de esta droga en adolescentes. Además, la edad de inicio para el consumo ha bajado.

Los datos principales se desprenden del Estudio 2017 de Consumo de Sustancias Psicoactivas, elaborado por la Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico), cuyo reporte mostraba que en el contexto nacional, “en comparación al 2010, se triplicó el consumo de cocaína de alguna vez en la vida entre los niños y adolescentes” de entre 12 y 17 años.

Esto significa que, del total de la población de ese grupo etario, mientras en 2010 0,4 de 100 adolescentes había consumido cocaína, ese número se elevaba a 1,2 de cada 100 en 2017.

En términos más generales, y esta vez según otro informe de Sedronar (Informe sobre Magnitud de Consumo de Sustancias Psicoactivas, 2019), en Mendoza la mayor prevalencia de edad de consumo de cocaína se ve en el rango de los 25 a 34 años. Y, en este sentido, si bien en cuanto a sexos la distribución de consumo es casi idéntica, como dato llamativo, además, ese reporte muestra que en nuestra provincia el consumo de cocaína de parte de las mujeres es mayor (3,1%) que la media nacional (2,7%).

A pesar de esos reportes, Elizabeth Liberal, directora de Salud Mental y Adicciones de la Provincia, remarcó que “en Mendoza es muy difícil tener cifras específicas con drogas que son ilegales como la cocaína, porque es muy difícil recabar datos. Tenemos un estudio a nivel nacional de 2017 que muestra que desde el 2010 hasta el 2017 aumentó exponencialmente el consumo de cocaína. Acá en la provincia estamos tratando de hacer una evaluación, pero es muy difícil poder obtener cifras certeras. Es muy difícil el registro de estás problemáticas tan complejas”.

Aun así, la máxima autoridad en la lucha contra las adicciones de Mendoza aseguró que “clínicamente se puede decir que hay un aumento de consumo en la provincia, pero sobre todo de las drogas legales como el tabaco y el alcohol, y en especial luego de la pandemia”.

A la vez, especificó que “la edad promedio del consumo de cocaína es de alrededor de los 19 años, en cambio en el consumo de alcohol y tabaco se ha bajado a 12 años o incluso menos, y eso es lo que más nos preocupa, es decir la edad de inicio de las adicciones es cada vez menor”.

Asimismo, la directora explicó que si bien el consumo de cocaína en nuestra provincia está presente por el momento no se han registrado cortes del grado de toxicidad de la droga adulterada en Buenos Aires.

La pandemia, el aislamiento, el miedo, la incertidumbre, y todo lo que ha significado esta situación ha tenido un gran impacto en las personas, y ha generado un aumento considerablemente del consumo problemático y de las adicciones”, aseguró Liberal.

En esto coincidió Sergio Saracco, presidente de la Asociación Toxicológica de la Argentina. “La situación social, económica que atraviesa el país, sumada a la pandemia, que ha generado una situación de incertidumbre, angustia, alejamiento social e interpersonal, son terrenos propicios para facilitar el aumento del consumo”, aseguró.

Prevención y abodaje

Con respecto al trabajo de prevención y abordaje que se hace desde el Gobierno de Mendoza en los casos de adicciones y consumo problemático, Elizabeth Liberal aseguró que se está “trabajando fuertemente con la parte de prevención”. “En Mendoza contamos con nueve Centros Provinciales de Asistencia en Adicciones, para tratamientos ambulatorios. Gracias a que se puedo pasar el área las adicciones de Seguridad a Salud, lo cual es fundamental, las atenciones en crisis son atendidas en todos los hospitales generales, ya que contamos con un equipo de salud mental en cada institución”, indicó.

Asimismo, la funcionaria detalló que una vez que la persona es asistida y compensada clínicamente, ante una situación crisis, el abordaje continua: “Una vez que la persona ha sido compensada clínicamente, si se necesitan internaciones contamos con un espacio comunitario en Rivadavia, siempre a puertas abiertas. En Mendoza no contamos con comunidades terapéuticas cerradas, se ha demostrado que no dan una posibilidad de cambio”.

Eso, dijo, es importante, ya que “hablamos de una relación sustancia-sujeto, y no porque lo prives de la sustancia ese sujeto no va a continuar con la adicción. Hay que poner mucho énfasis en el trabajo con esa persona que tiene esta problemática. Se cree que si se les quita la droga van a cambiar, pero no es tan así, esa persona tiene una historia de vida, una problemática, una familia, viene de un lugar en donde ha necesitado tener que hacer una vía de escape a través de la droga, entonces es importante trabajar en esos puntos”.

Liberal remarcó que años atrás se veía a la persona como un “delincuente”, y hoy gracias a que el abordaje se hace desde el área de salud se los ve como “personas con problemas de consumo”. “Todavía cuesta muchísimo romper esa estigmatización. El consumo problemático es transversal a todas las clases sociales, quizás lo que cambia es el tipo de sustancias. En las clases vulnerables puede haber sustancias más tóxicas, en las clases altas hay drogas de diseño, que también son un problema”.

“Nuestra meta es lograr que cada vez sea más accesible la ayuda para las personas que tengan algún problema de consumo. Desde el ministerio de Salud sabemos la importancia y la gravedad que tiene el consumo problemático y de adicciones, no solo para el sujeto que lo padece, sino para todo su contexto. Lo que pedimos es que se acerquen a los efectores para que los ayudemos. Es un problema muy grave y complejo”, finalizó la directora de Salud Mental y Adicciones.

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