Federico Mallia, de 33 años, restauró una vieja estación de servicio YPF de 1938 que estaba abandonada en su pueblo Alicia, en el noroeste de Córdoba. La convirtió en un bar y le devolvió a esta pequeña localidad de 3500 habitantes un punto de encuentro, pero también parte de su identidad.
“Creo en Argentina” y “fue el ícono del pueblo”, confesó Mallia. Previamente vandalizada y con la creencia de todos de que iba a ser demolida, el cordobés la compró en 2019 y comenzó con su sueño de recuperación: “Siempre me dijeron que estaba loco”, a pesar de que cuando entró por primera vez, sintió muy mala energía en la estación.
Después de un año de negociación, y con varias corridas cambiarias, en medio de las reiteradas crisis y cuando muchas veces creía que no iba a ser posible, pudo comprarla. No tenía llaves ni puerta, le habían robado todas las aberturas. “Toda esa mala energía la voy a convertir en buena, la estación va a vibrar diferente”, se replanteó en su momento el emprendedor.
Y agregó: “No sabía bien qué iba a hacer, solo quería restaurarla. Daba muy mal aspecto al pueblo. Me parecía que había que darle vida”. Cabe mencionar que, según informó La Nación, la restauración tardó dos años y medio. No descansó un solo día y se alió con un arquitecto de Las Varillas (a 25 kilómetros), quien se obsesionó como él.
Federico comenzó por la limpieza del lugar, ya que las paredes estaban con hongos y la estructura a punto de colapsar. Inició el proyecto por la fachada, luego los vecinos comenzaron a ver movimiento y, acostumbrados a ver un espacio abandonado desde 2010, se esperanzaron. “Muchos creían que había que derrumbarla”, relató Mallia., y sumó: “A mí me volaba la cabeza la idea de volver a abrirla”.
Sin embargo, el cordobés confesó: “No sabíamos por dónde arrancar”. Luego de comprarla, quedó con pocos recursos. Un amigo del campo lo apoyó y la idea comenzó a tomar forma. Hubo que arrancar desde cero: carpinteros, electricistas, albañiles, gasistas, fue un equipo grande el que trabajó. “No recuerdo cuántos fueron”, detalló Mallia.
En Alicia, la obra se hizo en tiempos de pandemia, en esos días en donde de a poco se iban habilitando actividades. “Fue un proceso largo, pero ni bien me llamó Federico y me contó la idea, sentí una inmensa alegría”, cuenta Alejandro Spicchiali, el arquitecto que tuvo el desafío de materializar el sueño del emprendedor.
“Tuvimos que trabajar a partir de fotografías antiguas”, señaló el profesional, que reside en Las Varillas y también trabaja en Alicia, por lo que no le era indiferente el estado en el que se hallaba la estación. “Pasaba todos los días y pensaba: ojalá alguien la recupere”, aseguró el arquitecto.
Según consignó La Nación, en su pueblo hubo un edificio igual y fue demolido. “Hice gran parte del trabajo desde mi casa, con mi familia”, recuerda aquellos días de cuarentena. Mientras el país estaba parado, en Alicia un grupo de soñadores pensaba más allá de esta situación. “Federico tenía muy en claro que después de la pandemia el pueblo iba a necesitar un lugar así”, afirmó Spicchiali.
“No podía pasar eso, es el patrimonio de Alicia”, dice. El 8 de diciembre de 2022 finalmente todo tuvo un sentido. Se inauguró y en Alicia todo fue emoción. “Valió la pena todo el esfuerzo”, confesó Spicchiali. Al respecto, Mallia dijo: “Al loco le funcionó”, haciendo referencia al prejuicio local sobre su idea. No fue la primera vez que se enfrentó a un trabajo de restauración de este tipo.
“Me crie en una estación de servicio”, contó el cordobés. Su familia siempre la tuvo. En 1995 compró una abandonada en la ruta 13 y luego de muchos años, decidieron restaurarla. Federico estuvo a cargo de todo. “Por las cosas de la vida, no pude estudiar arquitectura”, aclaró, pero siente fascinación por esa disciplina y en forma autodidacta se ha nutrido de conocimientos.
“TODO SE TRANSFORMA”
“Aún no caigo en todo lo que generé”, relató Mallia. “Todo se transforma”, comunicó desde la cuenta del Instagram del bar. Las redes son el pilar del proyecto. “Estación 38″, o simplemente “La Estación”, así se la conoce desde diciembre de 2022 al espacio recuperado. Es el único bar de Alicia, ofrece una amplia carta de tragos de autor, cócteles y aperitivos, y también realizan eventos temáticos gastronómicos, en los próximos días harán una noche de sushi.
“Cumplí muchos sueños”, afirmó Mallia a La Nación. De esa manera, el emprendedor le cambió la realidad a Alicia: “Nací acá, apuesto a mi pueblo, pude haber invertido en cualquier lugar”. En menos de un año logró que los jóvenes no tuvieran que irse de Alicia para ir a un bar y encontrarse alrededor de una mesa en un espacio con una estética moderna que conserva lo mejor del pasado. La restauración atrajo la mirada de aquellos que buscan conceptos originales.
En las últimas semanas las fotos de la flamante estación YPF convertida en bar comenzaron a dar vueltas por las redes. El primero en apuntar a la restauración fue la cuenta @reformandocasas con casi un millón seguidores. En pocos días el posteo logró 250.000 likes. Hasta el propio Carlos Maslatón escribió en su cuenta de X (ex Twitter) sobre el bar de la Alicia. “Nunca pensé que iba a tener tanta repercusión”, confesó Mallia. Se viven días intensos en Alicia, el pueblo acostumbrado a la tranquilidad.
Ahora que su proyecto ya finalizado está en boca de todos, sobre la “clave del éxito” el emprendedor resaltó: “No hay mucho secreto: es el trabajo”. Y continuó: “Me gusta darle vida a los lugares que parecen morirse”. Además, Mallia reconoció que vivimos en un país en donde es muy difícil proyectar: “Pero se pueden hacer cosas, es posible, solo hay que animarse”.
“Los políticos tienen que dejar de discutir, y de una vez por todas, tirar todos para el mismo lado: el bienestar del país”, reflexionó Federico Mallia, que sueña con poder restaurar las estaciones abandonadas que existen en cientos de pueblos y al costado de las rutas. ¿Otro sueño? Lo tiene: “Me gustaría que Messi o Scaloni vengan al bar”.