El 5 de junio de 1888 Sarmiento viajó al Paraguay, jamás volvería a contemplar los paisajes de su Patria a la que sirvió como pocos. Según las prescripciones médicas el clima de Asunción lo ayudaría a mejorar su difícil tracción respiratoria y el trabajo de su delicado corazón. Como en una especie de relevancia, el mismo día de su partida, Buenos Aires estremeció al verse afectado por un fuerte sismo (de 5,5 en la escala de Richter) conocido como el “Terremoto del Río de la Plata”.
El 11 de septiembre en ese vecino país Sarmiento murió.
En Mendoza, diario Los Andes le dedicó un sentido homenaje cuatro jornadas más tarde bajo el título de “Domingo F. Sarmiento”. En dicho editorial leemos: “A los 76 años, baja a la tumba el lustre anciano cuyo nombre encabeza estas líneas (…) Obrero infatigable del progreso, Sarmiento no descansó un momento en su vida de labor, interviniendo en todo, multiplicándose para hacer el bien, para hacer de su Patria la primera de la América del Sud (…) Muere con la satisfacción de haber hecho grande su Patria, lo que hicieron los grandes genios.
Por eso, su memoria será honrada por las generaciones presentes y venideras, como la de un genio benéfico que supo sacrificar su vida en beneficio de sus conciudadanos (…) Los Andes se hace un deber en dedicar estas cortas líneas a la memoria del ilustre anciano, como una prueba del respetuoso homenaje que merece, por las grandes obras que ha realizado en su fecunda vida de labor.
¡¡Paz en su tumba y gloria inmortal para su nombre!!” Luego de aquellas sentidas palabras este diario no dejó de informar sobre el traslado de los restos del ilustre cuyano. El día 18 leemos: “El pueblo argentino se prepara a rendir alto tributo de admiración a la memoria de uno de sus hijos más ilustres (…) 11 de Septiembre, fecha que en adelante debemos honrar doblemente, ha fallecido en la Asunción del Paraguay (…) Causaba verdadera pena la pobreza que lo rodeaba. La escasez de recursos llegó al extremo de carecer de lo necesario para pagar los remedios en la botica y más aún para la asistencia; pero esta situación de que estaba apercibido, no inquietaba su espíritu poderoso. La muerte del General Sarmiento causó en la Asunción una sensación profunda (…)
Entre los honores dispuestos se decretó el duelo nacional por tres días”. Sarmiento fue despedido en Asunción con un acto homenaje y cubierto por las banderas de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, cumpliendo sus deseos. Formosa recibió de la comisión paraguaya el ataúd, que fue transbordado al barco “San Martín” de nuestra armada. De allí se lo trasladó a Corrientes, en cuya catedral principal se celebró un funeral; lo mismo sucedió cuando el cuerpo del sanjuanino llegó a Rosario y más tarde a San Nicolás. Arribó a Buenos Aires el 21 de septiembre, razón por la cual se conmemora el día del estudiante. Desde entonces el padre del aula descansa en la Recoleta y cada 11 de septiembre es recordado como en 1888 aventuró Los Andes.
