29 de abril de 2025 - 11:47

Archivo nazi: la vida oculta de Josef Mengele en Argentina y su muerte en Brasil marcada por la ironía

Tras huir de Europa, el médico criminal vivió varios años en nuestro país y pasó casi desapercibido con otra identidad. La ciencia que él traicionó con sus experimentos genocidas fue, al final, la que lo desenmascaró.

Encarnación de un sadismo quirúrgico, la eugenesia y el “perfeccionamiento racial”, el oficial alemán Josef Mengele pasó a la historia como el médico nazi que ejecutó los experimentos más inhumanos del Holocausto. Diseccionó prisioneros vivos, inyectó químicos en los ojos de gemelos y mutiló niños sin anestesia en el infierno de Auschwitz. Hasta tenía un interés especial por los cuerpos "anómalos": enanos, personas con labios leporinos o deformidades, a los que utilizaba como modelos de su macabra ciencia racial.

Nunca fue juzgado. Nunca pidió perdón. Murió en 1979 cuando nadaba en una playa de Brasil, donde estaba oculto tras una identidad falsa que usó por varios años en Argentina, país que le dio refugio.

Un documento sobre el nazi Josef Mengele, entre el material desclasificado por el Gobierno
Un documento sobre el nazi Josef Mengele, entre el material desclasificado por el Gobierno

Un documento sobre el nazi Josef Mengele, entre el material desclasificado por el Gobierno

Irónicamente, fue su cadáver el que, años después, impulsó el nacimiento del Equipo Argentino de Antropología Forense y marcó un antes y un después en las técnicas de identificación de criminales de guerra.

Para hacerlo posible se hizo un trabajo de restauración, digitalización y descripción, que derivó en la publicación de la página web del AGN de toda la documentación desclasificada alojada en su acervo.

Los archivos sobre actividades nazis en territorio argentino rondan las 1.850 piezas documentales, corpus que el Estado entregó en copias al Centro Simón Wiesenthal.

El escape de Mengele tras la derrota nazi y la ruta a Argentina

Con la Alemania nazi en ruinas y los Aliados acercándose, Mengele abandonó Auschwitz en enero de 1945. Gracias a las famosas rutas de escape (“ratlines”), el genocida logró huir hacia el oeste, primero a Gross-Rosen, luego a través de Austria e Italia, hasta llegar al puerto de Génova. Desde allí cruzó el océano con un pasaporte falso de la Cruz Roja, bajo el nombre de Helmut Gregor.

En julio de 1949 ya estaba instalado en Buenos Aires. Vivía en una pensión en Vicente López, presentándose como carpintero y comerciante agrícola.

Josef Mengele, médico criminal nazi. Clarín Central
Josef Mengele, médico criminal nazi 

Josef Mengele, médico criminal nazi

Algunos testigos lo vinculan con encuentros cercanos a la residencia de Juan Domingo Perón. Argentina, en esos años, fue uno de los destinos más buscados por jerarcas nazis gracias a una política de fronteras abiertas y cierta simpatía por la “neutralidad” en la Segunda Guerra Mundial.

Pero en 1959, cuando la presión internacional creció con el juicio a Adolf Eichmann (1906-1962) en el horizonte, Mengele sintió que el cerco se cerraba. Huyó a Paraguay, y al año siguiente cruzó clandestinamente hacia Brasil.

Pese a las numerosas solicitudes de extradición del gobierno de la Alemania Occidental y de las operaciones del Mosad, el nazi logró evadir la captura.

La leyenda negra de Cândido Godói y el mito de los gemelos que le atribuyen a Mengele

En la frontera entre Argentina y Brasil, en una pequeña localidad agrícola llamada Cândido Godói, comenzó a tejerse uno de los mitos más inquietantes de la posguerra.

Durante décadas, el pueblo registró un número inusualmente alto de nacimientos de gemelos. Algunos lugareños señalaron a Mengele como el responsable: afirmaban que había retomado sus experimentos clandestinos en la zona. Un 35% de los nacidos entre 1959 y 2014 fueron gemelos.

Aunque nunca se confirmó científicamente esa conexión, el mito alimentó la idea de un Mengele activo, oculto pero obsesionado hasta el final con su viejo delirio genético. Mientras tanto, vivía bajo identidades falsas en zonas rurales, cada vez más debilitado, pero siempre impune.

Identificación falsa de Josef Mengele con el nombre de Wolfgang Gerhard en Brasil
Identificación falsa de Josef Mengele con el nombre de Wolfgang Gerhard en Brasil

Identificación falsa de Josef Mengele con el nombre de Wolfgang Gerhard en Brasil

La muerte de Mengele en Brasil bajo el nombre de otro y un entierro que ocultó la verdad

El 7 de febrero de 1979, mientras nadaba en la costa paulista de Bertioga, Mengele sufrió un derrame cerebral. Murió en el acto. Tenía 67 años, aunque su documento –emitido con el nombre de Wolfgang Gerhard, un conocido suyo ya fallecido– indicaba 54.

Durante años, circularon rumores. Pero recién en 1985 una carta interceptada por la policía alemana reveló la verdad. En ella, un matrimonio austríaco, el de Wolfram y Liselotte Bossert, que lo había protegido en Brasil hablaba sin rodeos sobre la muerte de Mengele.

Los Bossert, una vez detenidos, señalaron el lugar exacto donde se encontraba enterrado el cadáver. Era la misma fosa del tal Wolfgang Gerhard, en el cementerio de Embu das Artes, a pocos kilómetros de São Paulo.

La exhumación de Mengele cambió la ciencia forense en Argentina

Con la pista confirmada, la policía brasileña inició una investigación formal. La tumba fue abierta el 6 de junio de 1985. Dentro del ataúd, el esqueleto de “Wolfgang Gerhard” fue trasladado al Instituto Médico Legal de São Paulo.

Allí comenzó un operativo científico internacional sin precedentes. Participaron expertos de Alemania, Estados Unidos y Argentina, encabezados por el legendario antropólogo forense Clyde Snow, que había sido clave en la identificación de víctimas de la dictadura cívico-militar argentina entre 1976 y 1983 a través de la fundación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Su objetivo no era sólo identificar los restos, sino probar, con el mayor rigor posible, que Mengele ya no estaba entre los vivos.

Exhumación del cadáver de Josef Mengele en Brasil, allá por la década de 1980
Exhumación del cadáver de Josef Mengele en Brasil, allá por la década de 1980

Exhumación del cadáver de Josef Mengele en Brasil, allá por la década de 1980

Se emplearon técnicas pioneras: análisis del conteo de osteonas para determinar la edad, reconstrucción facial comparada con fotografías, estudio dental que coincidía con su reconocible diastema, y una radiografía que mostraba una fractura de cadera que Mengele había sufrido en Auschwitz. El consenso fue rotundo: ese esqueleto era, sin lugar a dudas, el del “ángel de la muerte”.

Durante años, el cuerpo de Josef Mengele fue conservado como material de estudio en São Paulo. Su esqueleto, que en vida generó dolor y muerte en nombre de una ciencia pervertida, pasó a ser objeto de formación médica. Desde la clandestinidad y la impunidad, terminó sirviendo al conocimiento real.

Mientras millones de sus víctimas fueron reducidas a cenizas, su cadáver fue preservado para siempre, como una ironía histórica.

La ciencia que él traicionó fue, al final, la que lo desenmascaró.

LAS MAS LEIDAS