Dentro de poco, la pandemia que ha tenido atenazado al mundo con su incidencia, cumplirá dos años desde su ingreso “oficial” a Mendoza. En ese tiempo, los escenarios han sido cambiantes, así como el modo de enfrentarla. Con el desconocimiento como otra variable (original ante la novedad de este coronavirus, y deformada por las noticias falsas), la lucha para evitar los efectos del Covid-19, la enfermedad que causa el virus SARS-CoV2 ha tenido diversos momentos, tanto por la evolución propia del virus como el modo en que la población ha sido inmunizada, bien por infección o por la vacunación.
En este panorama que, a veces, no da pausa por los caminos que toma, el momento que vive Mendoza es el de una tercera ola de impacto del coronavirus. Esto es, una acumulación de casos que se demoró varios meses (después de lo que fue la dura segunda ola, allá por mayo y junio del año pasado), pero que tuvo, al mismo tiempo, características explosivas, por la impactante velocidad de incremento de contagios, propio de la variante que tomó fuerza rápidamente: la ómicron.
En ese escenario, la ministra de Salud de la Provincia, Ana María Nadal, entiende que, a pesar de todo, ya empieza a notarse una baja en los contagios y, además, puede decirse que el sistema de salud respondió bien, dado que esos casos no derivaron en un relación tan directa de fallecidos como sí había mostrado la segunda ola. En especial, no sólo por las características más “leves” de esta variante, sino por la importancia que ha tenido la vacunación. Y, en este sentido, ya puede preverse algo que muchos imaginaban: que la pandemia va rumbo a ser una endemia con la que habrá que convivir, como la gripe clásica, y que probablemente tendremos que recibir refuerzos, por lo menos, una vez al año.
En diálogo con Los Andes, Nadal hizo un balance de esta etapa álgida de contagios actual, compartió datos de vacunación contra el Covid y también evaluó la situación de la ocupación de camas críticas por aquellos pacientes a los que la enfermedad sí derivó en cuadros más graves.
–Acaba de terminar el mes con más contagios de toda la pandemia de coronavirus. ¿Qué balance hace de lo que pasó?
–Tal como confirmamos, sí, ha sido el mes con más cantidad de contagios de toda la pandemia. Fueron un poco menos de 100 mil casos, lo que significa que claramente impactó la variante ómicron, de gran contagiosidad. Epidemiológicamente nos hemos comportado como todo el mundo. Esta variante tiene una tasa de ataque tan importante que generó durante la última semana de diciembre y todo enero una alta considerable y exponencial de casos positivos. En relación con la mortalidad, esta variante ha tenido menor letalidad, mucho más chica que cuando predominó manaos (N. de la R.: la variante que marcó el ritmo de la segunda ola), con menos contagios y más muertes. Tenemos una combinación de una variante más contagiosa pero más benigna y que tomó a la población con alto porcentaje de vacunados.
–Lo que sí provocó la alta cantidad de casos es una sobrecarga en la atención primaria...
–Esto ha dado aumento de consultas en sistema de salud, fundamentalmente en las guardias, y alta demanda de terapia intensiva, pero sobre todo por la alta cantidad de contagios.
–¿Cómo sigue esto en lo inmediato?
–Esperamos que esta altísima cantidad de contagiados, entre la inmunidad natural y las vacunas, genere que haya cada vez menos personas susceptibles al virus, y que los casos disminuyan rápidamente. Ya empezamos a ver una disminución de casos, tanto por confirmación diagnóstica como por menos demanda en los centros de testeos, y un poco de alivio en las guardias. Hoy estamos sintiendo menos tensión en el sistema de salud. Y en cuanto a la letalidad, las personas que hoy están en situación complicada o fallecen, responden a los contagios en semanas anteriores.
–¿Qué tan cerca estuvieron de establecer restricciones de circulación o reuniones en esos momentos?
–La restricción de circulación no estuvo en el escenario, dado que el país entero está en apetura total por el turismo. Los “martillos”, si se aplican, tienen que ser orgánicos para ser efectivos. Cerrar actividades cuando hay movimiento general no resulta efectivo. El sistema de salud dio respuestas a pesar de la tensión por personal de salud contagiado y no atender sólo coronavirus, pero no perdimos la capacidad de atención. No se pensó nunca en restricciones.
–¿Qué datos tienen sobre los fallecidos que mencionó con respecto a las vacunas que habían recibido?
–Hay una gran diferencia entre enfermarse con vacunas o sin ellas. La complicación en los no vacunados se ve en los porcentajes mucho más claro. Si hacemos un corte en los notificados en enero, el 52% no tenían el esquema completo o no habían recibido vacunas. Más de la mitad de los fallecidos no habían recibido o tenían una sola. Otro dato que sigue: el 30% de los fallecidos en enero tenían dosis dadas, pero ya habían transcurrido los meses en que la inmunidad está activa y podrían haberse dado el refuerzo. Sólo el 16% de los fallecidos tenía el esquema con refuerzo. Claramente la vacunación es una protección. La adaptación que hicimos el año pasado es distinta a la que tuvimos en el pico con manaos, que tuvo una gravedad impactante. Ahora estamos en una pandemia con alta contagiosidad, menos letalidad y mayor inmunidad.
–¿Cómo considera que está la situación de la ocupación de camas críticas? En el sector privado aseguran que es casi completo.
–Estamos como siempre, con el sistema de salud muy ocupado. Pero el sector privado está atendiendo ya todas las dolencias, no sólo enfermos de Covid, y eso hace la diferencia. En 2020 y en los picos, muchas patologías no se atendían, y se dedicaba a pleno a Covid.
–A mediados de enero, en el momento álgido de la cantidad de contagios, se decidió no testear a todos, sino a quienes cumplieran algunos criterios muy específicos. Desde ese momento, bajó el número de testeos y por tanto, el de informados diarios. ¿Eso no produce una distorsión a la hora de conocer la verdadera magnitud de los contagios?
–No, porque la baja que se nota es una baja real de demanda y de casos. Testear tiene distintas lógicas. En las tres primeras semanas de diciembre testeábamos a todo el mundo, porque el objetivo era la vigilancia epidemiológica, ver qué variante circulaba. Una vez que identificamos que ómicron era la variante predominante, se decidió epidemiológicamente, que frente a eso y a la alta demanda de testeos, se pasa a un estadio siguiente, que es confirmación por nexo clínico epidemiológico. Eso agiliza el diagnóstico y nos permite avanzar. Pero nunca faltaron tests en Mendoza.
–¿Qué datos manejan sobre la cantidad de adolescentes vacunados con dos dosis, que son los que van a poder acceder desde ahora a la de refuerzo?
–Tenemos buenos números en ese rango. Proyectamos una población de adolescente de 188.344 chicos, y de esos 159.619 han recibido primeras dosis (86,38%), y 127.124 (71,23%) las segundas. Con la habilitación del refuerzo hemos avanzado en la misma línea de siempre, sin barreras para que la gente se vacune, que es con lo que hemos trabajado.
–En Mendoza, por lo que sabemos, hay todavía un 15% de personas sin vacunar. ¿Qué piensan hacer para achicar ese número?
-Hay un grupo de población que no quiere vacunarse y que hasta milita la no vacunación, pero también a esta campaña se le ha sumado una duda particular con la vacuna del coronavirus. Para paliar esto, hacemos mucha comunicación, transmitir que la posibilidad de morir está asociada a esto y que los intransigentes puedan cambiar de idea. Lo demás que hay que hacer es vacunar, vacunar, vacunar. Hacer la campaña de vacunación más intensa de la historia.
–¿Cree usted que el escenario que viene es el de una vacunación de refuerzo cada cuatro meses o anual?
–Lo que se espera, seguramente, es una vacunación anual. Que esta pandemia se transforme en una endemia, como la de la gripe, que sigue permaneciendo. Y que también, por otro lado la industria farmacéutica avance para trabajar en cada variante que variante que surja. Hoy las vacunas están desarrolladas para una generalidad de virus, y por eso ómicron tuvo escape vacunal, porque es una variante distinta a la original. Año a año, sin embargo, seguramente se irán produciendo vacunas pensadas en cada variante.