Siempre con proyectos innovadores, productivos y de carácter solidario, la escuela 4-250 Algarrobal de Abajo, del distrito lasherino del mismo nombre, comenzó a llevar a cabo una serie de proyectos llamados integradores que tienen como fin el mejoramiento global del establecimiento. La matrícula está formada, en la mayoría de los casos, por estudiantes de escasos recursos.
Lo cierto es que, docentes de distintas áreas de quinto año iniciaron una tarea integral que, por un lado, consiste en llevar a cabo la limpieza del terreno perteneciente al establecimiento. Esto significa la limpieza de yuyos, colocación de abono y luego la plantación de especies de árboles para una correcta forestación del lugar.
Todas las iniciativas que se ponen en marcha tienen como finalidad la impronta en el mundo del trabajo, el compromiso con la naturaleza, el medio ambiente y la comunidad. En ese sentido, se inició también un taller de panificación para formar y preparar a los estudiantes del último año de la secundaria al mundo del trabajo. Toda la producción se comparte con la comunidad.
Sin embargo, la misión tal vez más trascendente y que ya se puso en marcha en el marco del acondicionamiento escolar es la creación de un aula de apoyo pedagógico. En este caso trabajan docentes de áreas Organización del Territorio Mendocino, Lengua y Formación Etica y Ciudadana, a cargo de los docentes Norma Farina, Sandra Donoso, Graciela Di Stéfano, Cecilia Alvarez, Germán Amado y Carolina Mari.
“Siempre buscamos que las actividades tengan el fin de insertarlos al mundo laboral y puedan aplicar herramientas propias. Esto genera, además, un gran sentido de pertenencia e identidad con el colegio”, indicó la profesora Cecilia Alvarez.
“Arreglar el espacio, hacer que los lugares al aire libre sean agradables, plantar árboles donde se necesita sombra y mejorar nuestra escuela significará dejar una huella”, amplió la docente.
En tal sentido mencionó que el establecimiento no posee un aula para el acompañamiento pedagógico y que, por lo tanto, se inició una propuesta en la que toda la institución se involucra para afrontar las necesidades que atraviesa la comunidad educativa.
“En en este caso se nos presenta una dificultad a la hora de contar con un espacio para abordar las necesidades de aprendizajes. Gran parte de los estudiantes de 1° hasta 5° año no reciben las comodidades para recibir sus clases de apoyo. La solución consistirá en acondicionar un aula que se encuentra en desuso”, adelantó
La idea central es poner en valor un proyecto socioeducativo de formación en valores dirigido a los estudiantes de la escuela y la comunidad que la componen. Se trata de un proyecto innovador, tanto en los contenidos como en la metodología, que pretende potenciar la participación de los chicos, junto al grupo docente, en la construcción del espacio.
De este modo, con el fin de articular diferentes disciplinas como Economía Social, Proyecto Sociocomunitario y Formación Ética y Ciudadana, los alumnos de 5°1° realizarán el acondicionamiento de un aula, con la intención de que sea utilizada por la comunidad educativa de la escuela 4-250 del Algarrobal de Abajo para el uso de clases de apoyo, entre otras actividades.
Esta propuesta demandará varias etapas en donde los estudiantes mantendrán un aprendizaje activo con el acompañamiento de los docentes de los espacios curriculares participantes.
“En síntesis, la idea es crear un espacio didáctico para atender las necesidades de aprendizajes y promover la participación activa de los alumnos, que no es otra cosa que promover la participación activa de los alumnos en actividades de utilidad social, atendiendo las necesidades básicas de la institución a través de aportes solidarios”, dijo.
“El propósito es mejorar y transformar un aspecto de la realidad de la comunidad educativa a la que pertenecen”, sintetizó.
Esta propuesta, además de las restantes, se iniciaron durante el corriente mes de abril y se prolongará hasta concluir en el mes de octubre. El proyecto hace mención a la incorporación de estas tareas al calendario escolar que contempla el 8 de octubre como el Día del Estudiante Solidario.
“En la planificación hemos organizado a los estudiantes en grupos para desarrollar aquellas actividades más acordes con sus intereses y capacidades. El docente orienta y acompaña el planeamiento y gestión de los proyectos, que son parte del aprendizaje que deben realizar los propios estudiantes. La tarea es clave en orientar los procesos de aprendizaje y reflexión en torno de la práctica de acciones sociocomunitarias”, dijo la docente.
Los recursos que se utilizan para todos estos proyectos son propios, entre ellos, elementos que aportan alumnos y docentes, como pintura sintética, pincel, rodillo, lija, artículos de limpieza, etc.
Por otro lado, cada grupo, con el asesoramiento de los docentes, se encarga de recaudar dinero a través de ferias de platos en actos escolares y rifas mediante premios donados por comercios o la comunidad de la institución.
Alvarez dijo que este plan de intervención tendrá una evaluación de tipo formativa porque permitirá cumplir la función de orientar, regular y motivar los procesos de aprendizajes que se vayan construyendo a medida que se avanza.
No es la primera vez que la escuela pone en forma conjunta entre alumnos, directivos y docentes, manos a la obra: apenas se inició el ciclo lectivo incluso los padres colaboraron en el acondicionamiento y limpieza de los distintos espacios.
El establecimiento necesitaba una fuerte “lavada de cara” y su directora del nivel secundario, Lorena Curia decidió hacer una gran convocatoria para que todos se sintieran partícipes y contribuyeran a mejorar las instalaciones.
La escuela está situada en una zona rural entre Las Heras y Lavalle y muchos de sus estudiantes deben trabajar en los hornos de ladrillo o en la cosecha para colaborar en sus hogares.