Asomada a una ventana del baño, era la única forma de ver el sol. Así recuerda Alicia Devoto (63) su internación en el hospital Español. Ella fue la primera contagiada de Covid 19 en Mendoza. Unas vacaciones para ver a su hija marcaron lo que serían 38 días de aislamiento en un hospital, 12 hisopados, incertidumbre por la falta de información, aburrimiento y muchos sentimientos cruzados.
Ella, ama de casa y casi jubilada como se describe, dice que hoy, un año después, la mirada de lo vivido cambió pero que no va a poder olvidar lo difícil que fue la postura dura de la gente respecto de los contagiados. Tampoco olvidará que en ese momento nadie sabía nada, ni los médicos o el ministerio y que eso hizo que el camino que la llevara de vuelta su casa fuera más complicado.
Tampoco podrá dejar de recordar que su “Covid-19 positivo” fue anunciado públicamente por el gobierno en redes sociales antes de que ella se enterara de manera particular. Y que eso le dolió porque mucha gente la agredió, fábulas de por medio, sin conocer su caso ni su situación.
Aquel 21 de marzo de 2020, el gobernador de la provincia Rodolfo Suárez lo anunciaba por Twitter y fue así como ella se enteró. “Fue una falta de respeto pasar por encima de mis derechos como paciente”, se lamenta la mujer.
El viaje, la vuelta
Recordando aquellos días de aislamiento y encierro, describió que pasó 38 días sola en una habitación, sin la luz del sol porque su ventana daba a un patio con techo. “Para poder ver el sol iba al baño y me paraba en el escalón de la ducha, por ahí sacaba la cara y lo veía”, detalló.
Alicia había estado de visita en Italia, donde reside su hija quien realiza una maestría. Al llegar a Mendoza, en su domicilio, comenzó a tener unas líneas de fiebre. Esto ocurrió el 17 de marzo y preocupada por esto decidió alertar a las autoridades médicas. Pero le dijeron que debía tener otros síntomas para que se la considerara como portadora de la enfermedad. Sin embargo fue tal su insistencia que una ambulancia la fue a buscar y finalmente quedó aislada y el 21 fue cuando el gobernador dio noticias de su positivo.
“Así como llegué, con una muda de ropa, quedé aislada en el hospital. Sentí primero los miedos personales, por supuesto. Porque no sabía hasta dónde iba a llegar la enfermedad y qué es lo que iba a pasar. Después fue la agresión que sufrí por parte de la sociedad y las redes. Todos fueron bastante agresivos conmigo, inventando historias”, cuenta Alicia.
Después, dijo que todo se revirtió y le pedían que hablara para que diera el ejemplo de cómo debía comportarse la gente. “Pero yo no estaba en condiciones de hablar, no quise dar notas, pero sí un mensaje para la gente del hospital. La verdad es que lo que más rescato fue el contacto humano del hospital Español, fueron espectaculares conmigo”.
En el hospital
Fueron 38 días marcados por el desconocimiento y el miedo. Pero también estuvo la compañía de otros enfermos que estaban en el hospital y tuvo solo aquellas líneas de fiebre, que apenas duraron un día. Alicia cree que fue bueno que haya quedado al resguardo en el Español ya que de otra manera una vez que pasara la fiebre hubiera continuado con su vida normal, cerca de su familia o yendo al supermercado y hubiera contagiado a la gente.
“La pasé mal, pero tengo la tranquilidad de que nadie se contagió. Sucede que el ministerio pretendía que todos saliéramos con dos hisopados negativos. Todavía no sabían que a pesar de que a los 14 días ya no sos una persona que contagia te lleva 45 días eliminar el virus. Y por eso es que estuve tantos días en el hospital”.
Conforme pasaban los días, mucha gente fue llegando al hospital, los profesionales de la salud estaban cada vez más cansados y Alicia veía que se desperdiciaba mucho material de protección. “Llegaron a hacerme 12 hisopados y noté que cuando los demás se enteraban de cómo la pasábamos en el hospital dejaron de denunciar los síntomas para no tener que pasar por lo mismo”, recordó.
También recuerda el apoyo psicológico que se hicieron entre pacientes a través de un grupo de WhatsApp que armaron y que el celular fue el único contacto con su familia. “Ellos eran mi compañía, nos divertíamos y nos levantábamos el ánimo. Hoy en día seguimos en contacto, creo que fue fundamental ese grupo”, opinó.
Regreso a casa
El día 37 Alicia recibió su primer negativo. “Lloré y lloré y no podía parar de llorar, sentía que el siguiente iba a ser negativo el otro (ya le había pasado antes de tener un negativo y después otros positivo). Al día siguiente ya estaba preparada, estaba feliz y me fui contenta”, relató y aclaró que de todas formas tuvo que esperar 7 horas por un papel que la autorizaba a salir. Al borde de un escape intempestivo, dijo: “Me importa un pepino el papel, me voy ya” pero el papel apareció justo en ese momento y pudo irse a su casa. Eso sí, allí estuvo aislada 15 días más.
En total fueron 55 días sin contacto directo con otro ser humano. Perdió 15 kilos en ese trámite. Y así, su año continuó como siguió para la mayoría de los mendocinos. Pero ella ya no tenía la angustia de la incertidumbre porque ya había pasado el Covid y lo había pasado bien. Igual, admite que siempre siguió con los cuidados para evitar un nuevo contagio.
“Mi año fue difícil, igual. No pude ver a mi hijo durante 10 meses y se vieron abusos por todos lados. Creo que un nuevo encierro sería imposible. La gente no lo va a resistir. Económicamente no se podría hacer de nuevo. De todas maneras es algo extraño lo que ocurre, mi hija, que sigue en Italia me contaba que Milán está en zona roja. Así es que no sé, ojalá que no volvamos atrás”, argumenta Alicia.
Indica que mirando hacia atrás siente que pudo capitalizar experiencias y celebra que pasó una prueba muy difícil. “Tengo amigos que murieron y fueron varios. Y no fue lindo, porque nadie esperaba morir así. Son amigos que no hubieran muerto si no fuera por el coronavirus”.