Alhué y su sueño para este Día del Niño: “Si pudiera caminar no me pararía nadie”

Alhué Cisneros tiene 11 años, se desplaza en silla de ruedas y habló de su sueño de caminar. Nació antes de tiempo y llegó a pesar 800 gramos. Las numerosas intervenciones que debió afrontar y sus secuelas psicomotrices jamás la amedrentaron. Su historia.

Alhué y su sueño para este Día del Niño: “Si pudiera caminar no me pararía nadie”
Alhué tiene 11 años y nació prematura a los 5 meses de gestación.

Alhué Cisneros Usubiaga tiene 11 años, nació en el Hospital Obstétrico Virgen de la Misericordia a los cinco meses de gestación -en la semana 26- y llegó a pesar 800 gramos.

Pese al largo tiempo que transcurrió en la Neonatología luchando por su vida y a las numerosas cirugías a las que debió ser sometida, representa un verdadero ejemplo de resiliencia, inteligencia e inspiración. Sus reflexiones y su madurez, según su mamá, hablan a las claras de cómo enfrenta su condición, algo que deja sorprendidos a propios y extraños.

Entre las secuelas que afrontó y aún debe sortear, Alhué debe desplazarse en silla de ruedas. Días atrás, en un curso de programación donde trabaja su mamá docente, donde ella suele acompañarla, la escuchó protestar por el cansancio en las piernas de tanto caminar.

-Mamá, no te quejes. Deberías valorar que podés caminar- le dijo Alhué a Alejandra, que tiene 39 años y asegura que su hija es una verdadera “usina” de enseñanzas.

“Le dije que no se queje, que yo haría cualquier cosa por poder caminar. Ése es mi sueño en este día”, confiesa la niña a Los Andes.

Alhué en Neo, noviembre de 2012
Alhué en Neo, noviembre de 2012

Hija de Cristian y Alejandra, la chiquita es oriunda de Fray Luis Beltrán, en Maipú, y tiene un hermano mayor, Lautaro, que vive en La Pampa. Nació prematura el 26 de noviembre de 2012. Su mamá estuvo prácticamente todo el embarazo en cama. Al llegar al mundo, con miles de complicaciones propias de la prematurez, permaneció 90 días en el servicio de Neo.

La familia estuvo contemplada en el programa “Mamá canguro” que justamente se iniciaba en el hospital Misericordia ese año. Se trata de una metodología innovadora para el tratamiento y manejo ambulatorio de niños prematuros y de bajo peso al nacer. El calor, la lactancia materna exclusiva y la posición canguro son los principios básicos. “Creo que eso, al fin y al cabo, le hizo muy bien durante todo el tiempo que estuvo internada”, resalta Alejandra.

Sin embargo, atravesó varias situaciones de salud, entre ellas un derrame cerebral que le ocasionó una parálisis; cirugías de alta complejidad en el corazón, la médula y los pulmones y ahora se prepara para otra intervención, en este caso relacionada con su escoliosis. Ninguna de las secuelas fue del orden cognitivo y, por el contrario, es una niña-ejemplo que asombra con sus reflexiones, sus ganas de vivir y su desempeño académico.

Alhué cuenta que ya piensa en un futuro y que se debate entre varias profesiones, entre ellas la medicina y también la abogacía. “Pero amo a los niños y enseñar también está en la lista”, aclara.

Dice que, aunque está habituada a su inseparable silla de ruedas, muchas veces observa a los otros chicos y siente un gran deseo de salir corriendo. “No me pararía nadie”, insiste, mientras cuenta que sus dos mejores amigos son Francisco y Trini, ambos de la escuela.

“Amo la escuela, me encanta Matemática y Sociales. Amo estar con la gente que me quiere, por eso soy muy familiera”, se define.

Una niña muy despierta

Una imagen familiar y la felicidad de la Comunión
Una imagen familiar y la felicidad de la Comunión

“Todos los días me deja atónita con sus reflexiones adultas, sus salidas, pensamientos y gran vocabulario, abundante y metafórico. Es una nena muy despierta, curiosa y feliz, aunque con las típicas rebeldías propias de la entrada a la adolescencia”, admite Alejandra.

Relata que la próxima cirugía mantiene a su hijita alerta y expectante. “Siempre siente la curiosidad de saber qué sentimos los que podemos caminar, cómo y por qué nos cansamos. Hay cosas que, debido a que nunca pudo hacerlas, la tienen muy intrigada”, aclara y recuerda que la última intervención quirúrgica en la médula, realizada durante la pandemia y con mucho riesgo, terminó siendo una desilusión. “Tenía todas las expectativas en poder caminar”, recuerda.

“Jamás le hemos hecho sentir que algo no puede hacerlo, sino todo lo contrario. Tenemos apoyo psicológico y la acompañamos en todo lo posible. Claro que, lamentablemente, su condición no escapó al bullying, que lo sufrió y mucho en varias ocasiones”, reflexiona la mamá.

“Los chicos pueden ser muy crueles, aunque muchas veces sin mala intención. Se percibe siempre, sobre todo en algunos juegos de equipo donde queda afuera. Ella lo afronta con gran dignidad, pero no faltaron ocasiones en las que me preguntó por qué no pude retenerla más tiempo conmigo en la panza”, evoca.

A las palabras dolorosas que muchas veces recibe, su mamá le explica pacientemente que debe mirar hacia el costado. “Si no te llaman para una competencia es porque solo quieren ganar”, le explica Alejandra, que siempre intenta mostrar toda su fortaleza.

Alhué Cisneros
Alhué Cisneros

“Ella es un ejemplo; una oreja andante, escucha y sabe todo. Su inteligencia y madurez nos sorprende todos los días y, aunque a veces se cuestiona algunos temas, jamás se enoja por lo que le toca vivir. Siento que es una bendición que llegó a nuestras vidas”, señala.

Alhué concurre al colegio María Auxiliadora de Rodeo del Medio. “Los chicos no suelen ver la discapacidad, y justamente por eso muchas veces no tienen filtro. Estamos acostumbrados”, dice, mientras asegura que además de mamá, es la fan número de 1 de esta niña que hoy merece trascender.

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