El año 2009, dos campos de vanguardia se unieron para marcar el inicio del emprendimiento: la ingeniería robótica y la inteligencia artificial. Esta fusión tecnológica se orientó hacia un propósito que fue mejorar la educación y como resultado se dio el nacimiento del robot Aisoy1 Kik.
Cabe destacar que el proyecto contó con un enfoque particular en el ámbito educativo y una atención especial hacia aquellas personas con desafíos en su desarrollo, como el autismo o daño cerebral. Aisoy1 Kik representó un avance significativo en la aplicación de la tecnología para la enseñanza y el apoyo a individuos con necesidades específicas, al ofrecer un potencial transformador en la forma en que estas personas pueden aprender y desarrollarse.
Al respecto, Lisa Armstrong le contó al medio BBC: “Cuando finalmente logré que el robot dijera algo, mi hijo no solo repitió lo que el robot decía, sino que me miró, miró al robot, y me volvió a mirar para comprobar si estaba viendo lo que él estaba viendo; como madre de un niño con autismo que no te mira a los ojos, ese fue el momento más increíble de mi vida”.
Armstrong es madre de un menor diagnosticado con microcefalia y varios problemas en el desarrollo, como el trastorno del espectro autista. La mujer relató que se enteró del robot y decidió adquirirlo para su hijo: “Lo compré sin saber nada de computación ni de programación; del escuálido presupuesto familiar gasté un poco más de US$200″.
“El robot facilita el acercamiento a niños a los que es difícil acceder emocionalmente”, detalló José Manuel del Río, CEO de Aisoy. Este acercamiento permite “en un principio” que los más pequeños compartan sus sentimientos con un dispositivo robótico, que ha entrado en su círculo de confianza y que no les juzga, antes que con sus padres o profesores.
Según reportó Infobae, el robot permite que los niños desarrollen habilidades STEM al programarlo, ya que tienen la posibilidad de crear su propio asistente personal, un personaje o un juego; todo ello utilizando inteligencia artificial de forma visual y sencilla.
En detalle, Aisoy habla y entiende español e inglés de forma limitada, detecta caras, colores y códigos QR en bloques visuales listos para ser usados. Tiene sensores de tacto, acelerómetro y led de colores. Asimismo, se conecta al programa Aisoy Scratch 3.0, plataforma utilizada por los niños de todo el mundo para aprender a programar.
LA IMPORTANCIA DE LA IMITACIÓN
En el Reino Unido, en 1998, la Universidad de Hertfordshire comenzó con un proyecto pionero llamado AuRoRa (siglas en inglés para Plataforma robótica autónoma como herramienta reparadora). En ese marco, las investigaciones iniciales revelaron que los niños dirigían su mirada de manera directa hacia el robot, mostrando una mayor concentración en su presencia y replicando sus movimientos y gestos.
Algunos expertos destacaron que la imitación representa un paso fundamental en la enseñanza de niños con autismo, ya que les proporciona una vía inicial para establecer conexiones y comunicarse con el mundo exterior. Este proceso puede ser especialmente desafiante para ellos debido a las dificultades que enfrentan en la interacción social.
De este modo, el espectro autista abarca una amplia variedad de manifestaciones, que van desde síntomas leves hasta severos. Los niños con autismo, en general, enfrentan desafíos significativos en su interacción social. Frecuentemente muestran tendencias aislacionistas, evitan el contacto visual y tienen dificultades para reconocer las emociones de los demás, así como para comprender cómo sus acciones pueden impactar a quienes los rodean.
Estos desafíos sociales son características comunes en el espectro autista, aunque su intensidad y manifestación pueden variar de un individuo a otro. También presentan dificultades en el ámbito del lenguaje, que pueden abarcar desde la ausencia de palabras pronunciadas hasta la constante expresión verbal que excluye la participación de otros en la conversación.
Cabe mencionar que el proyecto AuRoRa se originó con una muñeca robótica llamada Robota, diseñada para estimular la imitación de gestos del robot y fomentar la interacción con terapeutas humanos en niños con autismo.