Y un día, Lisandro Cumellas (12) pudo volver al lugar que tanto ama y que tan feliz lo hizo, lo hace y lo hará siempre: una canchita de fútbol. Fue este lunes por la tarde, mientras -a su alrededor- lo aplaudían y vitoreaban sus amigos y compañeros de equipo de la Escuelita de Fútbol Infantil (EFI) El Ciclón, de El Bermejo (Guaymallén).
Tras 5 años de tratamiento, Lisi (o Licha) -como lo apodan- recibió el alta tras completar el tratamiento contra la leucemia mieloblástica aguda que le detectaron cuando tenía solo 7 años. “Si bien ya estaba viniendo algunas veces a la escuelita de fútbol, lo hacía más que nada para estar con sus amigos y ver. Pero ahora, que ya tiene el alta, podrá volver a jugar tranquilo”, resume su mamá, Estefanía Sol Bastida (35), quien es manicurista de profesión.
“Cuando pude volver, sentí una alegría y una nostalgia increíbles; era como que sentía que volvía a ser yo, porque me faltaba algo. Quiero decirle muchísimas gracias por estar conmigo a mi mamá, a mis hermanos y a todos mis amigos que me acompañaron y apoyaron en todo. Ahora voy a volver a los torneos, ¡ya tenía muchas ganas de volver!”, resume Lisi mientras sus amigos se encargan de celebrar su regreso en la canchita de EFI El Ciclón.
Y no es para menos, ya que fueron justamente esos mismos amigos –y el profe, Diego Medina- quienes no dejaron de escribirle ni mandarles audios, fotos y videos vía WhatsApp a Lisandro mientras él estaba angustiado y triste, atravesando el tratamiento y tachando los días para poder volver a patear la pelota.
¡Entrá, Lisi!
El 31 de marzo, Lisandro Cumellas tocó la tan ansiada campanita que la Asociación Traspasar coloca en el Hospital Notti cada vez que un niño recibe el alta tras completar un tratamiento contra el cáncer. Con mucha alegría, emoción y –principalmente- ansiedad, Lisi se prendió de la campana y no quería solarla.
La sonrisa en su rostro también hablaba por sí sola: tras 5 años de quimioterapia, tratamientos y controles, el niño –quien vive en Villa Nueva con su mamá y su hermano- estaba curado.
“Ahora deberá seguir con controles anuales y periódicos, pero el tratamiento ya lo terminó”, explica su madre mientras –emocionada- disfruta de la alegre bienvenida que sus compañeritos de El Ciclón le han organizado en la canchita del barrio.
Cuando Lisi tenía 7 años, le diagnosticaron leucemia mieloblástica aguda. “Todo empezó por un sangrado en la nariz después de un golpe. No paraba la hemorragia y, cuando lo revisaron en el Notti, saltó el diagnóstico de la leucemia”, recapitula su mamá, Sol.
En ese momento comenzó la parte más dura para el niño: estuvo internado durante más de 10 meses, inició los bloques de quimio y dio inicio a todo el procedimiento. “Lisi entró a la lista de espera para trasplante de médula, pero no se conseguía compatible. Yo estaba embarazada de mi otro hijo e hice donación de cordón umbilical, pero tampoco era compatible. Así siguió el tratamiento Lisi durante 5 años, y cuando cumplió ese período sin haber tenido recaídas, recibió el alta. Ahora tiene que seguir con controles cada un año”, agrega su mamá.
Si bien Lisandro recibió el alta definitiva a fines de marzo, en la medida en que su tratamiento se lo permitía –y sin hacer esfuerzos considerable-, el niño comenzó a ir a la EFI El Ciclón hace ya 2 años.
“Ni bien empezó iba a estar con los chicos, no jugaba ni hacía mucha fuerza, ya que no se podía lastimar. Pero disfrutaba de estar con los chicos. Cuando empezó la parte más dura del tratamiento, directamente dejó de ir. Y él, fanático del fútbol como es –de verlo y de jugarlo-, solo quería mejorarse para volver a jugar. Le daban bajones por momentos, y el fútbol era lo único lo levantaba. En ese momento fue cuando aparecieron sus amigos de la escuelita y el profe, que le escribían, le mandaban fotos y lo cuidaron muchísimo. Cuando le dieron el alta el 31, él estaba súper contento. Y yo, ¡más que feliz!”, agrega Sol.
“Mis amigos me acompañaron siempre, y mi mamá la peleó tanto como yo”, agrega, sonriente y emocionado, Lisi.
Dale campeón
Hincha fanático de Boca Juniors y mediocampista de raza –al momento de ubicarse en la cancha-, Lisandro Cumellas cumplirá 13 años el 23 de noviembre. Estudia en la escuela Berta García Morales (también de Guaymallén) y tiene un hermano, Benicio (4) y quien también juega al fútbol en El Ciclón.
“Me encanta el fútbol, es mi pasión y se futbolista es mi sueño”, cuenta con alegría el niño, quien tocó la campanita del alta vestido con la camiseta de Emiliano “Dibu” Martínez y con una réplica de la Copa del Mundo a su lado. ¡Si hasta la besó como lo hizo Leo Messi en Qatar y tras consagrarse campeón del mundo!
“Me siento muy, muy bien de salud, y también emocionalmente”, se describe a sí mismo. Y no duda en decir que su referente en el mediocampo es Leandro Paredes, también campeón del mundo con la Selección Argentina en Qatar 2022. Y, si de soñar se trata, hasta se ilusiona con poder jugar al fútbol profesionalmente y compartir equipo con su hermano, Benicio. “¡Uy, para mí sería un orgullo!”, se sincera, con alegría.
Este lunes por la tarde fue la primera clase en la EFI El Ciclón para Lisi después de haber recibido el alta. Haciendo un círculo a su alrededor, sus amigos y compañeros lo aplaudieron mientras él, emocionado, sonreía. También estaba presente Diego Medina, el profe.
Ya el fin de semana, durante la participación de los chicos de El Ciclón en el torneo de escuelas de fútbol infantil Liga Futuros Cracks, sus amigos le dedicaron la copa que ganaron. Y, al grito de “¡Dale campeón!”, se filmaron saludando a Lisi.
“Para mí es muy importante que me diga que le han servido la contención y los abrazos que ha recibido de nuestra parte. Para nosotros, Lisi es un guerrero, y también le pedí a los padres de los chicos que –aprovechando lo que ha pasado- hablen con sus hijos del cáncer, de la leucemia y de lo importante que es la prevención”, acota por su parte el profe Diego Medina.
Si bien Lisandro Cumellas tiene bien en claro que su objetivo es convertirse en futbolista profesional, también aclara que tiene un “Plan B” si no se le da con eso.
“Si no llego a ser futbolista de grande o si se me complica por alguna razón, tengo una segunda meta también: ser arquitecto. Siempre me ha gustado dibujar de todo, pero en especial casas; es algo que me encanta. Apenas me diagnosticaron la enfermedad, lo único que hacía era dibujar. No tenía celular todavía, por lo que dibujaba todo el tiempo. Lo único que me puede llegar a impedir dibujar es no tener ganas”, cierra Lisi.