Esperanza, así la definen. Para otros más cautos, el inicio de la vacunación en adultos mayores trae una sensación al menos de alivio sobre los temores al contagio de Covid-19 sobre una población con más riesgo de presentar cuadros graves y letalidad. Sin embargo, los especialistas advierten que no hay que relajarse demasiado y que deben mantenerse las medidas preventivas.
En Mendoza, la semana pasada se lanzó la vacunación en geriátricos y desde mañana se hará lo mismo con adultos mayores de 70 años voluntarios a los que se llegará de manera paulatina a medida que haya disponibilidad de inoculantes.
La falta de certezas sobre la protección que aportan y la duración de esta y cierta desconfianza en algunos se suman a un contexto de mayor circulación de personas. Entre la esperanza, los temores y el agobio transcurrirá este 2021, lo cual puede ser un nuevo aprendizaje o un duro desafío para este segmento que tanto padeció la distancia.
No bajar la guardia
La vacunación implica la disminución del riesgo de padecer una forma grave de Covid-19 y de morir por esta causa. La doctora Elena Obieta, referente de la Sociedad Argentina de Inmunología destacó que la vacunas han demostrado seguridad en cuanto a no tener efectos adversos y eficacia en aquel sentido. Países con una importante proporción de vacunados han mostrado una baja de las internaciones y la letalidad en particular en este segmento etario.
Hay que esperar para saber con certeza cuánto dura la protección que confieren, lo que se estudiará a medida que se avance en cantidad de población vacunada. “Por lo pronto sabemos sobre la inmunidad por infección natural. En la persona que tuvo Covid la inmunidad natural duraría por lo menos 6 meses, algunos dicen 8. En cuanto a la vacuna, a los 14 días de la segunda dosis se pueden considerar protegidos pero esto no quiere decir que puedan relajarse en términos de los cuidados”, afirmó.
“Todavía se está estudiando si las vacunas, además de evitar que enfermes, previenen que te infectes y pases la infección a otros”, explicó en diciembre Soumya Swaminathan, jefa científica de los especialistas de la agencia de la ONU para la Salud. “De momento la gente que se ha vacunado tiene que seguir tomando las mismas precauciones hasta que se logre la inmunidad de grupo”, remarcó. Se refieren a medidas como distancia, uso de barbijo, higiene, ventilación y evitar aglomeraciones.
“Vacunarse no significa que no vayamos a enfermarnos de Covid porque lo que hace es protegernos de las complicaciones y, por supuesto, de la muerte. Todos deben tener en cuenta esa situación”, dijo Félix Nallim, médico geriatra con maestría en Gerontología Social.
El galeno trajo a colación que también evitará el colapso de los hospitales porque los mayores de 60 años son quienes más posibilidades de tener cuadros graves y necesidad de asistencia más crítica.”Por eso una vez vacunados no se debe bajar la guardia”, subrayó.
Variables en juego
Hay que considerar que las vacunas que se están inoculando son de reciente desarrollo y, por ello, la información sobre su eficacia proviene de ensayos clínicos y hay que ver qué protección confieren a gran escala y largo plazo. Es algo que se va estudiando sobre la marcha. Hay que señalar que confieren una protección de entre 80 y poco más de 90%, es decir que hay un pequeño segmento que no desarrollará anticuerpos (entre 10 y 20%).
Por la falta de certezas sobre la duración de la protección que confieren ya señalada, no puede asegurarse cada cuánto deberá repetirse la vacunación aunque se considera que es probable que deba ser anual como la de la gripe.
Por otra parte, la aparición de nuevas variantes es una nueva amenaza sobre las que las desarrolladoras de vacunas no terminan de dar certezas sobre la protección que pueden ofrecer sus inoculantes o, en algunos casos, han sostenido que podrían proteger de alguna. Se ha podido demostrar que algunos desarrollos pueden ser efectivos contra la variante del Reino Unido, pero no se ha logrado sostener lo mismo sobre la variante sudafricana. Es que logra algo así como camuflarse, evitar ser reconocida por el sistema inmune y, por ende, la defensa del organismo.
Además, “no está del todo claro si disminuyen sensiblemente la posibilidad de tener portación, es decir que pueda ingresar el coronavirus, tenerlo en la nariz y ser capaz de transmitirlo. Faltan estudios grandes”, explicó la doctora Elena Obieta.
Lo esencial que no hay que perder de vista es que el virus sigue circulando en la comunidad aunque hay que considerar que la situación de 2021 no es la misma del año anterior. La distancia y el parate fueron insostenibles y tras las vacaciones, con cambios, se han retomado las actividades. Se retornó a los clubes, a las reuniones sociales, al intercambio en los sitios de trabajo y a la escuela. Esto hace que persista el riesgo de infección mientras que se considera la posibilidad de un aumento de casos con el retorno a las aulas e incluso de una segunda ola.
“Creo que una vez que los adultos mayores estén vacunados tendrán la posibilidad de tener las mismas actividades que antes, pero con la diferencia de que tendrán que seguir protegiéndose”, remarcó el geriatra Nallim.
Obieta también aportó optimismo: “Las relaciones serán menos riesgosas a medida que se avance en la proporción de gente vacunada”.
Entre la esperanza y el cansancio
“Para mí, el año que pasó fue una prueba más que pasé y sigo pensando que soy una elegida para superar obstáculos o tengo algo que pagar, pero sigo firme”, comentó Margarita, de 79 años.
Este escenario puede ser una dura carga para los adultos mayores, que debieron sostener un 2020 sin los abrazos de los nietos o mantenerse alejados de los afectos. La llegada de la vacuna abre una esperanza pero al mismo tiempo, deberá sostenerse la distancia con algunos contactos de riesgo en ciertas ocasiones y los cuidados que implican mantenerse en alerta ante el riesgo.
“Hay de todo, como en todo. Hay una gran esperanza en la vacuna entre adultos mayores de retomar la vida cotidiana. Luego de pensar en la posibilidad de morir de Covid se replantean las cosas; es una ilusión de vida y de poder estar bien”, refirió la psicóloga social y laboral, Nilda Bautista.
La profesional explicó que hay un porcentaje que ha podido apropiarse de herramientas y generar recursos para salir adelante, como pequeñas salidas, reuniones con mucho cuidado y relaciones por medios digitales.
“Se generó una conciencia de cuidado en ellos, de quererse, de valorarse. Muchos, inclusive con sus hijos y familiares, me comentaban que tienen nietos jóvenes y salidores y les han dicho que si han salido por 14 días no vengan a verme porque ellos cuidan mi vida”, relató.
Es el caso de María, de 78 años. “Un año pasado que me gustaría dejar como una prueba más que nos puso la vida y estoy tratando de que el que comienza sea con mucha esperanza y aprendizaje”, analizó.
Pero no todos lo han superado fácilmente. “Otros se han quedado dentro del miedo, de la depresión e incertidumbre sobre lo que ocurrirá este año. Han quedado en una parálisis, aquellos que no pueden elaborar la situación, esto de querer poder pero no poder”, aseguró la licenciada.
Desde su punto de vista, para ellos este nuevo año va a ser mucha carga y los afecta desde lo emocional y la salud mental.
“Esto le ha creado muchas limitaciones al adulto mayor y, si no tienen un apoyo terapéutico o acompañamiento de sus hijos o nietos aunque sea por videollamadas, es difícil. Ellos valoran mucho el apoyo de los allegados”, afirmó casi como un consejo.