La fascinación que produce en el imaginario social la idea de que este mismo suelo haya sido habitado por dinosaurios no escapa ni al más apático de los seres humanos. ¿Quién no fantaseó alguna vez, pala en mano, con encontrar fósiles en el patio de su casa?
Adriana Mancuso, bióloga y paleontóloga especializada en geología, llegó más allá, y lideró una investigación que logró determinar la edad absoluta de un conjunto de piedras, que permitió establecer la relación entre un evento climático de considerable impacto para el planeta y la evolución de los dinosaurios.
Hasta hace muy poco, la edad de las piedras podía determinarse de manera relativa, es decir, con un margen de error por encima de un millón de años.
Mancuso logró reducir esa diferencia y precisar con mayor exactitud hechos ocurridos cuando aún no se separaban los continentes.
“Ese es uno de los pilares de este trabajo, que nos permitió atar las correlaciones con las mismas rocas de otros lugares del mundo y conectar afloramientos que no están conectados, para entender mejor el ambiente de los precursores de los dinosaurios”, comienza a explicar la científica.
Para situarnos en el alcance de esta investigación, debemos imaginar un enorme lago que surcaba el sur de Pangea y que tenía 100 kilómetros de largo por 50 kilómetros de ancho. Al separarse los continentes, las orillas y el fondo sedimentario de ese lago quedaron repartidos en distintas partes del mundo, una de ellos en el Parque Nacional Talampaya, en La Rioja.
“Es difícil entender qué ambiente representaba ese contexto, porque es un depósito muy extenso de rocas que casi no tienen estructura sedimentaria”, continúa la paleontóloga. Estas rocas, son iguales a las que afloran al Este de África, Italia y China, pero aquellas no tienen la edad absoluta determinada, como las piedras de Mancuso.
Investigadora independiente del Conicet en el Grupo Limnogeología del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla, Conicet-UNCuyo-Gobierno de Mendoza), lideró el grupo de investigación integrado por Cecilia Benavente (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales); Randall Irmis (Natural History Museum of Utah – Department of Geology & Geophysics, University of Utah), y Roland Mundil (Berkeley Geochronology Center).
-Una vez determinada la edad de las rocas, ¿qué siguió?
-De esa sucesión de rocas se obtuvieron datos que nos permitieron reconstruir el clima, y obtener la depositación del lago que tiene en sus costas huellas de los potenciales primeros dinosaurios. La elección no fue al azar. Contábamos con registros de huellas de dinosaurios y restos óseos de sus parientes más cercanos.
-¿Por qué fue importante ese evento climático húmedo?
-Hace unos años se empezó a postular si la evolución de los dinosaurios estaba asociada con un hecho del Triásico tardío que fue un evento húmedo, cuando venían teniendo un clima árido muy parecido al de Mendoza, y quizá hasta más cálido porque no habían casquetes polares. Se cree que fue una erupción volcánica muy importante que se registró en el hemisferio norte de Pangea, que posiblemente ha generado cambios en el clima, volviéndolo después de eso mucho más húmedo. Nosotros logramos sostener que este evento si ocurrió.
-¿Cómo se asocia esto con la evolución de los dinosaurios?
-En la costa de ese gran lago hay huellas que tienen la forma tridáctila típica de un dinosaurio, pero en esas huellas faltan propias de un dinosaurio, (entre los precursores y los dinosaurios estrictos pasaron millones de años), entonces hay un altísimo potencial y ayuda a la hipótesis que vincula el evento húmedo con la evolución de los dinosaurios. Lo que pasa en ese lugar es que tenemos huesos de los precursores de los dinosaurios y tenemos estas huellas. Además, inmediatamente encima de este lago, tenemos la formación Ischigualasto que es portadora de por lo menos dos de los principales grupos de dinosaurios propiamente dichos.
-Entonces, ¿qué tan lejos está la posibilidad de que esa hipótesis sea cierta?
-Uno de los investigadores veía muchos puntos grises para asegurar esa conectividad. Es posible pero aún no se puede afirmar hasta que consigamos dataciones de otras partes del mundo.
El dinosaurio más grande es argentino
Se les llama dinosaurios a un tipo de reptiles que ponían huevos y vivían en tierra firme, sus cráneos tenían dos agujeros detrás de las cavidades orbitarias y otro entre el ojo y las fosas nasales. Estos huecos los distinguen de sus predecesores.
Generalmente eran de enorme tamaño, cabeza pequeña, cuello y cola muy largos y extremidades anteriores más cortas que las posteriores, que estaban situadas debajo del cuerpo (no a los costados como las de los cocodrilos), lo que les daba un buen soporte a las patas para aguantar esos pesadísimos cuerpos.
El más grande de todos es argentino, se llama Patagotitan Mayorum, pero le dicen “Titanosaurio” y fue descubierto en 2013 en la Patagonia. Pesaba 70 toneladas y medía 40 metros de largo. Si levantaba el cuello, podía alcanzar un la altura de un séptimo piso.