Adrián Gaspar creció jugando entre aparatos de radiofrecuencia y productos de belleza femenina. Durante años observó a decenas de mujeres que buscaban verse “más lindas, más jóvenes y sentirse bien” en esa primera escuela de cosmetología en Mendoza que fundó su mamá Raquel, en 1971.
Raquel había intentado terminar la carrera de Medicina, pero eran otros tiempos para las mujeres-madres y terminó siendo su hijo menor quien cumplió aquel sueño trunco y estudió para ser médico en la Universidad Nacional de Cuyo. Adrián se recibió de ginecólogo y obstetra para después realizar un posgrado en Clínica Estética y Reparadora. Es decir, todo un guiño para su mamá y para todas aquellas mujeres cuya insatisfacción -muchas veces silenciosa- él venía atestiguando desde la infancia.
Pero fue con la especialización en Estética genital y Bienestar Sexual Femenino que Gaspar logró su “pasaporte al mundo”, sobre todo, cuando desarrolló un tratamiento regenerativo, pionero por sus características y bautizado como “Rejuvenecimiento vaginal”.
Su hallazgo dentro de la medicina estética le valió el reconocimiento científico internacional y un contrato laboral en Miami (donde reside desde hace diez años) para enseñar y aplicar su técnica láser indolora, no invasiva y no quirúrgica.
“Empecé usando el láser para las verrugas genitales y quemaba algunas lesiones. Muchas pacientes me decían que después de quemarlas con láser estaban más lubricadas. Vi que había regeneración en la zona vaginal. Fue todo un desafío porque no había nada publicado en el mundo. Mi investigación sobre el tema fue la primera en ese sentido”, cuenta el mendocino, que comenzó a investigar en 2006 y terminó publicando su trabajo en 2011.
Convencido de que hay mucho camino por recorrer aún, el médico abrió centros de docencia e investigación en China, Europa, Canadá, Estados Unidos y México para continuar estudiando nuevas formas de regeneración estética y funcional de la vagina.
“EN MENDOZA HAY MUCHO TABÚ CON LA VAGINA”
En concreto, el rejuvenecimiento vaginal es una técnica regenerativa para mejorar la lubricación de la vagina femenina, ya que el calor del láser estimula la producción de colágeno y vasos sanguíneos en el canal vaginal. Inicialmente fue creada por Gaspar para aliviar a mujeres en la etapa menopáusica y de posparto. “Con la toma de estrógenos no alcanzaba y las mujeres seguían quejándose”, asegura el médico. Con el tiempo, el especialista extendió la aplicación a otras mujeres debido a las mejoras que promete.
Es que además de lubricar los genitales femeninos, la intervención con láser en el canal vaginal ayuda a disminuir la incontinencia urinaria en muchos casos y a mejorar el placer sexual, ya que también tonifica las paredes vaginales y favorece la fricción durante las relaciones íntimas.
La intervención suele practicarse entre dos y tres veces al año –”su efecto actúa como un bótox”, asegura el médico–, y la sesión no supera los 15 minutos.
A la hora de comparar el perfil entre sus pacientes de Miami, Buenos Aires y Mendoza (donde Gaspar tiene sus espacios de medicina estética), el experto no duda en marcar la “diferencia cultural” que existe entre unas y otras, más allá de la clase social, la edad o la necesidad real de cada mujer.
“En Miami, 70% de mis pacientes son mujeres latinas. Ellas consumen mucho más la estética vaginal que la mujer argentina. La brasileña, por ejemplo, se realiza muchísimo el relleno en labios mayores, blanqueamiento genital, láser para rejuvenecer, etcétera. En Miami llegan muchas por el ´boca en boca´, mientras que en Mendoza no hay casi demanda porque la mendocina no cuenta lo que se hace”, plantea el experto.
La demanda para regenerar los genitales, explica Gaspar, cambia por el factor regional y cultural. “En Mendoza somos más montañeses y resulta un mercado muy reducido. Todo lo vaginal es un tema muy tabú. Hasta hace poco, las mujeres se dejaban el vello púbico y muchas aún no distinguen los labios mayores de los menores. A muchas les enseñé a conocerse la vagina en un espejo”, describe el ginecólogo.
Cuenta Gaspar que, como todo tipo de tratamiento estético, hay límites éticos que prefiere no cruzar para evitar complicaciones a futuro. Uno de ellos es cuando sus pacientes piden cambios estéticos “exagerados que no van a quedar bien”, o cuando llegan jóvenes con muy baja autoestima y quieren que su vulva, por ejemplo, sea idéntica a las de sus amigas.
“A veces vienen al consultorio muy acomplejadas en este sentido y ahí les pido que hagan terapia psicológica antes de cualquier cambio, incluso genital. Hay que tener la identidad firme y estar seguras de sí mismas”, recomienda.
LONGEVIDAD SALUDABLE Y CALIDAD DE VIDA
Si hay algo que lo obsesiona al mendocino criado en la Sexta Sección, es envejecer sin esos “achaques” a los cuales muchas personas de la tercera edad parecen resignarse. Según el experto, la longevidad no debería ser sinónimo de deterioro o mala calidad de vida, sino todo lo contrario. Ejercicio, relajación mental, buen descanso, alimentación (y quizás alguna ayudita médica suplementaria) son la base para alejar a las enfermedades evitables, asegura el médico, casado hace 24 años y padre de tres hijos.
“Después de la pandemia la gente quiso estar bien. No quiere sufrir los males de la vejez. Hay toda una conciencia colectiva de lo natural, en vez de tomar pastillas para todo. Los médicos que estamos con esta visión tenemos que mostrar el camino y hablar sobre los escenarios que nos deterioran”, sentencia, mientras advierte sobre la gravedad de la inflamación intestinal y la glicación (por harinas blancas y azúcares refinados), que generan un desequilibrio innecesario.
Gaspar creó un diplomado con el aval de la Universidad de Buenos Aires (UBA) sobre Longevidad Saludable y Calidad de Vida, en el que también se despacha, como docente, con enorme literatura científica sobre los procesos oxidativos y con la fe puesta en “recuperar el arte de curar, una visión médica que se fue perdiendo”.
No conforme con eso, para el 2025, el mendocino atesora un nuevo proyecto que lo tiene más que entusiasmado: publicará su primer libro ahondando en la temática para seguir fomentando el bienestar, pese al paso del tiempo. Y él, con un estado físico que no delata sus 57 años, da prueba de ello.
ENTRE EL MANDATO PATERNO Y EL DISCO PROPIO, PRODUCIDO POR TILÍN OROZCO
“Yo siempre quise ser músico, pero no tuve la oportunidad, porque en esa época estudiar música en Mendoza, según la visión de mi viejo Luis Alberto, quien se llamaba como ´El Flaco´ Spinetta, no me iba a dar las posibilidades para continuar estudiando luego en el extranjero como sí ocurría entonces con Medicina en la UNCuyo, que era una carrera que también siempre tuve en mente”, confiesa Gaspar.
Sin embargo, a su guitarra de juventud nunca la abandonó. Adrián continuó estudiando y explorando la música por su cuenta, incluso hasta la actualidad. Estudió bajo, tocó en diferentes bandas en Mendoza y en Miami y hasta grabó un disco con versiones propias de The Beatles que produjo el mendocino Tilín Orozo.
Incluso este año retomó las clases de guitarra con un profesor de lujo: Guillermo Vadalá, músico que acompañó al enorme Fito Páez en numerosos discos y giras internacionales.
“Así como a otros les gusta ir a pescar o hacer algún deporte en su tiempo libre, mi hobby es la música; me ha acompañado desde siempre. Es mi entretenimiento y mi cable a tierra”, concluye.