Hace pocos días se han cumplido 47 años de la transmisión radial desde la cumbre del cerro Aconcagua(6.962 m), un hito más en la vasta historia del Coloso de América, a partir de 1897 cuando el suizo Matthias Zürbriggen lo subió por primera vez.
Dos escaladores y oficiales de la Policía de Mendoza hicieron la transmisión radial desde la cima del Aconcagua (6.962 m) en la tarde del 28 enero de 1978. Se trató de una expedición civil apoyada por la fuerza policial.
Hace pocos días se han cumplido 47 años de la transmisión radial desde la cumbre del cerro Aconcagua(6.962 m), un hito más en la vasta historia del Coloso de América, a partir de 1897 cuando el suizo Matthias Zürbriggen lo subió por primera vez.
El logro de coronar la cumbre lo consiguieron dos policías, el entonces oficial principal Ignacio “Nacho” Medina (con los años subjefe de la repartición) y el subayudante Luis Alberto “Rudy” Parra. También les correspondió a ellos entablar la comunicación radial, pero la expedición fue organizada por el explorador, aventurero y abogado Alfredo Barragán, oriundo de Dolores, provincia de Buenos Aires, que por entonces tenía 24 años. La entidad que gestó el operativo fue el Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación (Cadei) que había creado Alfredo.
Barragán contó que la expedición fue concebida por él y su equipo, entre otros sus coterráneos Juan Manuel Roncoroni (traumatólogo) y Jorge Omar Serda, dentro del marco de labores de Cadei.
Una faceta, además de la deportiva y la transmisión, fue realizar un experimento médico de transfusión de sangre en altura, llamado poliglobulia, con el propósito de analizar la adaptación más adecuada y rápida de los andinistas en los ascensos de envergadura. El plan fue ideado por el médico bonaerense Julio César Uliana durante tres años.
En el terreno fueron sometidos a esa prueba Roncoroni, Serda y el propio Barragán, con respuestas satisfactorias de sus organismos.
Para materializar las transfusiones, que estuvieron a cargo del hematólogo Enrique Rewald, se contó con el aporte de pilotos y dos helicópteros Lama de la IV Brigada Aérea, que transportaban hasta Plaza de Mulas (4.200 m) la sangre para transfundir a los deportistas, muestras provenientes del Hospital Central.
El otro apoyo de la misión fue la Patrulla de Rescate de Alta Montaña de la Policía de la Policía de Mendoza, que lideraba el subcomisario Carlos R. Suárez, encargado de preparar durante semanas al grupo de aspirantes a la cumbre, varios de los cuales, Barragán incluido, no tenían experiencia en ascender cerros.
A fines de enero, el grupo de ascenso accedió al refugio Berlín (5.900 m), posición de ataque a la cúspide. Serda tuvo una complicación de salud y fue evacuado por Suárez, quien antes determinó que la cordada final sería asumida por Medina, entonces de 33 años, y Parra, de 30. Barragán se quedó en Berlín donde compartió el lugar con el experimentado y malogrado escalador Guillermo Vieiro, quien perdiera la vida en 1985 en el cerro Tupungato, a los 44 años.
Cuando los dos policías llegaron a la cima, se pusieron de inmediato a transmitir, con muy buen clima. Ellos sinterizaron la experiencia. “Era un día espectacular (climatológicamente hablando). Empezamos a operar a través de dos handies Wilson (sistema VHF) a baterías (uno en la cúspide y otro en manos de Luis R. Flores (operador de radio y técnico en comunicaciones), quien estaba apostado sobre la ladera oriental del campamento base de Plaza de Mulas, y acoplaba el sistema a un transmisor BLU Motorola (banda lateral única) con salida a válvulas (propiedad de Radio de Cuyo), el cual era alimentado con una batería de 12 volts, y retransmitía las voces de la cumbre a la planta transmisora de LV 10 en General Gutiérrez, para salir directamente a la audiencia”.
Los equipos de comunicación habían sido adaptados para soportar las condiciones extremas de altura, frío y baja presión atmosférica.
Desde la partida desde Puente del Inca y posteriormente desde Plaza de Mulas, todos los días había comunicación directa con la popular emisora de calle Rioja, desde donde se pasaban las novedades del operativo. Incluso desde varias horas antes de la llegada del personal policial a la cumbre se fue preparando a la audiencia, informándole sobre las distintas cotas alcanzadas y a la hora aproximada en que se cumpliría la conexión en directo.
La transmisión duró alrededor de diez minutos e ingresó a LV 10 en el turno del programa que conducía a esa hora -las 14.35- J.J. Rosemberg, con la participación en el estudio del periodista Enrique Taranto y la locución comercial de Tíndaro Muscará, mientras que en los controles técnicos operaba Enrique Vie.
La transmisión también se extendió a Radio Rivadavia, de Buenos Aires, con la participación del recordado comentarista deportivo José María Muñoz, y de esa forma la conexión llegó a una audiencia nacional. La central telefónica de la emisora mendocina se colmó de llamados de personas de la provincia y de otras partes del país que se congratulaban por el operativo radial realizado.
Alfredo Barragán, abogado, de 75 años, es un aventurero y un explorador “todo terreno” que llevó a cabo numerosas travesías y desafíos de riesgo, con amigos o en solitario. Presidente del Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación (Cadei), experimenta desde los 23 años arriesgados retos en diversos ambientes. Navegó con tres amigos toda la cuenca del río Colorado, de 1.100 km (1973); organizó el ascenso al Aconcagua que logró una inédita conexión radial (1978); realizó el cruce del Atlántico en balsa (expedición Atlantis, 1984); hizo cumbre en el Coloso de América (1991); efectuó el cruce de la cordillera en globo (1993); ascendió a la cumbre del Kilimanjaro en África (1995) y realizó el cruce del Caribe en kayac, desde Venezuela a Puerto Rico (1999).
Para LV 10 este evento “quedó marcado como una de las transmisiones más memorables y una referencia de la radiodifusión argentina. Demostró que la radio podía llegar a cualquier rincón, por más inhóspito que fuera, fortaleciendo su papel como medio cercano a la gente y capaz de unir distintas distancias”.