Los cristianos hemos sufrido cuatro ataques contra nuestra Fe en la Ciudad de Buenos Aires en las últimas semanas.
Las pintadas en el frente de la Catedral en ocasión de una marcha contra el gatillo fácil y la profanación de la sede de la Eparquía Maronita debieron haber sido evitados por la seguridad pública, que está para resguardar los bienes y las personas de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero mucho más grave fueron la exhibición de una supuesta muestra de arte en el Centro Cultural Recoleta y la libre interpretación de una obra de Händel presentada en el Teatro Colón, en ambos casos con expresiones denigrantes para los creyentes; ataques gratuitos proferidos, desde el Estado Municipal y sufragado por fondos públicos, a una inmensa parte de sus contribuyentes.
Los cristianos no podemos olvidar que el Secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, tuvo que ser varias veces ratificado en su cargo por situaciones similares, como cuando festejó comer aquella torta con forma de Cristo crucificado en una exhibición realizada en San Isidro.
No está claro el motivo por el cual el Jefe de Gobieno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, permite a Avogadro que se burle de esa manera de quienes somos creyentes. Lo que tenemos claro los cristianos es que no soportaremos más esta clase de agresiones. Mucho menos cuando se paguen o, peor aún, se promuevan con el dinero que nos fue recaudado por medio de los impuestos.
En los últimos días, el Consejo Directivo de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) hizo llegar dos cartas al licenciado Rodríguez Larreta. En esta instancia, decidimos hacer público nuestro reclamo para que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cumpla con el cometido para el que fue elegido de brindar seguridad y garantizar el respeto que corresponde a todos y a cada uno de sus ciudadanos.