Tras insistir en la necesidad de que la población tome conciencia de la importancia de donar médula ósea, un procedimiento sencillo que se lleva a cabo en las salas de hemoterapia de la mayoría de los hospitales, la directora del Instituto de Ablación e Implantes de Mendoza (Incaimen), la doctora Cecilia Quiroga, anticipó que antes de fin de año estará finalizado el Centro de Trasplantes para médula ósea.
Las cifras hablan a las claras de la necesidad de un centro de esta naturaleza: en Mendoza un total de 23 pacientes, siete de ellos niños, esperan un trasplante de médula. Asimismo, desde el inicio de 2022 hubo siete trasplantados mendocinos, dos de ellos niños. Todos estos pacientes poseen cobertura pública exclusiva, es decir, carecen de obras sociales o prepagas.
Dicho centro estará ubicado en el segundo piso del hospital Central, en la esquina de Salta y Alem, a escasos metros de la sede del instituto, obra que es fiscalizada precisamente por el Incaimen.
“Mendoza necesita un centro de esta naturaleza y confío en que en octubre o noviembre próximos todo estará dado para poder inaugurarlo. Es una obra de gran importancia para evitar el desarraigo de los pacientes que hoy deben ser derivados a otras ciudades, con todo lo que implica a nivel logístico”, subrayó Quiroga en diálogo con Los Andes.
Agregó que, si bien serán en principio dos salas, será de gran trascendencia para los mendocinos en virtud de que cada vez se observan más pacientes que llegan a la instancia del trasplante.
“Las derivaciones implican una gran logística, desarraigo y elevados costos, más allá de las complicaciones a nivel laboral para los acompañantes”, puntualizó la doctora.
Expresó que en Mendoza existen por año alrededor de 10 a 12 pacientes trasplantados de médula ósea y, sólo en lo que va de este año, sumaron siete los trasplantes de este tipo. “Esto habla de la necesidad de contar con este importante lugar”, remarcó Quiroga.
La importancia de donar
Proyectado hace muchos años, aunque demorado por distintos motivos, el espacio contará con dos salas -un total de cuatro camas- con todas las medidas de aislamiento que corresponden para que estos enfermos no tengan riesgos.
“Será un hecho. Pronto podremos trasplantar médula ósea. La obra va muy avanzada, ya llegamos al revestimiento y equipamiento”, insistió.
La directora del Incaimen hizo hincapié en la necesidad de que la población conozca el procedimiento para donar médula, algo tan sencillo como donar sangre.
“Cualquier persona menor de 40 años en buen estado de salud puede acercarse a un centro de hemoterapia y registrarse. Primero le harán una entrevista sencilla, que no insume más de 10 minutos, para poder hablar de los hábitos o enfermedades preexistentes. Luego, si esa persona pasa la entrevista, se obtiene una muestra de sangre”, amplió Quiroga.
Quien desee registrarse no debe padecer determinadas enfermedades, tal el caso de VIH, sífilis, hepatitis B o C y chagas, entre otras.
Si bien lo ideal es contar con donantes de médula ósea provenientes de la propia familia (en general los hermanos son quienes más compatibilidad poseen) cuando una persona dona médula queda inscripta en un registro y esto puede implicar ser donante compatible con un enfermo de cualquier lugar que pertenezca a la red de países del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).
La labor de Incaimen es recolectar las muestras obtenidas en Mendoza en los hospitales de la provincia y enviarlas al Incucai.
“En pocos minutos”
Con un corazón enorme y solidaria desde muy niña Yamina Anchi, de Vista Flores, Tunuyán, se decidió a registrarse como donante de médula ósea. “Fui al hospital Fleming y en pocos minutos quedé en ese registro. Sé que puede hacerse lo mismo en cualquier otro sanatorio”, dijo a este diario.
Yamina cuenta que ingresó al área de hemoterapia, completó una planilla, se sometió a una breve entrevista y a una muestra de sangre. “Ahora sé que puedo ayudar a cualquier enfermo y estoy feliz”, comentó.
Dese Casa Ronald, a metros del hospital Notti, entidad que recibe a familias de niños en tratamiento prolongado, se informó que actualmente se encuentran alojados tres pacientes que esperan someterse a un trasplante de médula.
La doctora Quiroga sostuvo que se trata de una intervención compleja, de alto costo y elevado riesgo. “Es un trasplante especial porque, previo a colocar la nueva médula, debe desaparecer la original”, dijo.
Por otro lado, amplió, los pacientes suelen llegar al momento de la cirugía tras sesiones de quimioterapia y con enfermedades como cáncer, leucemia o linfomas, que suelen bajar las defensas.