El calentamiento global y los fenómenos climáticos hacen que los días sean “raros” en cuanto al estado del tiempo. Después de un invierno atípico en cuanto a temperaturas pero con buenas nevadas, Mendoza espera por una primavera “normal” pero con un verano que podría ser más lluvioso que de costumbre.
Especialistas han realizado distintos trabajos para medir temperatura y precipitaciones en el último trimestre de este 2023, que se ha mostrado muy variable en el tiempo, pasando del sol a la lluvia o del frío al viento Zonda en cuestión de horas.
Un investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), organismo que depende del Conicet, explicó cómo afectará el fenómeno El Niño a la estación primaveral y luego al verano en nuestra provincia.
“A raíz del fenómeno del Niño, se espera un verano más lluvioso de lo normal, sobre todo para el Noreste y centro del país, y algunas de estas anomalías también es probable que se sientan en el llano mendocino, aunque con menor intensidad que en la región pampeana. Además, estas precipitaciones también vendrán acompañadas de temperaturas más elevadas de lo normal”, comentó Diego Araneo.
En relación a las inusuales temperaturas que hubo en Mendoza y en gran parte del país durante agosto, donde el termómetro superó ampliamente los 20 grados en pleno invierno y sorprendió a más de uno, el investigador reconoció que “las temperaturas más elevadas también son parte de la influencia del Niño”.
Mediciones semanales
Otro de los especialistas en el tema que se refirió a cómo se presentarán los meses de octubre, noviembre y diciembre en nuestro territorio fue José Luis Stella, miembro del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), quien declaró: “Para la región de Cuyo, tanto en lluvias como en temperaturas se espera un trimestre, en promedio, normal”.
Más allá de este pronóstico, el meteorólogo reconoció que, ante la variabilidad del tiempo, “en estos casos siempre es mejor seguir los pronósticos semanales para ver las variaciones subestacionales, más teniendo en cuenta que es un trimestre de transición de la primavera al verano”.
Esta semana en Mendoza hubo algunos días de lluvia, más fuertes en la zona Sur que en el Norte, y se estima que la masa húmeda se incremente en los próximos días.
Por su parte, Raúl Besa, ingeniero de la Dirección de Contingencias Climáticas de la provincia, explicó cuáles son los valores normales de precipitaciones en un año en Mendoza, siempre aclarando que varía según el oasis donde llueva. “La precipitación y temperatura media histórica varía según la región de la provincia de Mendoza. Para San Rafael, para el mes de octubre, es de 30 milímetros y 16 grados, respectivamente, y para la Ciudad de Mendoza los valores son de 14 milímetros y 17.5 grados”, puntualizó.
En cuanto a la temperatura que pueda registrarse en este último trimestre del año, Besa coincidió con Stella en cuanto a un pronóstico de “normalidad” para esta zona del país, aunque eso puede llegar a variar de acuerdo a la influencia de El Niño, que es un evento climático que se genera cada cierto número de años por el calentamiento del agua del Océano Pacífico.
El balance de las nevadas
Este invierno, la montaña mendocina se ha visto beneficiada con las nevadas que han caído, las cuales son un gran alivio en materia hídrica o del turismo pero generan algunas complicaciones en el tránsito hacia Chile por los diferentes pasos qué hay en Mendoza.
Haciendo un balance, el doctor en Ciencias de la Atmósfera, Diego Araneo, reconoció: “Está en línea con las previsiones que hicimos en mayo, que hablaban de que podían nevar el doble. Esperábamos un invierno más templado de lo normal. Las temperaturas elevadas de agosto respondieron a esto. Y esperábamos mayores precipitaciones níveas en cordillera”.
“Actualmente, si hablamos de cobertura de nieve, casi todas las cuencas del Norte y centro provincial (ríos Mendoza a Atuel) muestran coberturas medias anuales (promedio enero-septiembre) que rondan el 90% de lo normal, mientras en el Sur las cuencas muestran coberturas de nieve mayores, de 130% para el río Malargüe y 100% para el Grande”, añadió el cientpifico de Ianigla.
Sobre los cateos que hace el personal de Irrigación, Araneo expresó: “Los cateos, esto es, profundidad de nieve, si bien varían mucho punto a punto, actualmente en general muestran valores muy superiores a lo normal, del doble o hasta el triple, en varios puntos de todas las cuencas”.
Cuando nieva en la montaña, más allá del bello paisaje que ofrece para el turista, siempre se piensa en el agua que pueda escurrirse y ayudar a combatir la crisis hídrica que atraviesa Mendoza hace más de 10 años.
Siendo más cauto, Araneo indicó que “una mayor acumulación de nieve no se traduce directamente en la misma proporción de caudal de agua, aunque por supuesto ayuda”. “Además, 12 años de sequía hidrológica no se revierten con uno o unos pocos años buenos. La crisis hidrológica actual es un fenómeno que responde al cambio climático y se espera que continúe, e incluso se agrave, a pesar de algunos pocos años ‘normales’ o buenos que puedan venir”, concluyó.