A un año del episodio que cambió la vida de Máximo, el niño que cayó a una pileta en San Martín

El 14 de julio de 2020 el pequeño, de 5 años, permaneció varios minutos bajo el agua en un complejo de hoteles donde trabajaba su mamá. Sufrió un daño cerebral irreversible y necesita ayuda.

A un año del episodio que cambió la vida de Máximo, el niño que cayó a una pileta en San Martín
Sabrina Chirino, mamá de Máximo, el chico que se salvó tras caer a una pileta en San Martín y ahora necesita ayuda.

Si algo caracteriza a Sabrina Chirino, mamá de Máximo, es la fe en Dios.

Por eso mantiene intacta su esperanza en que su hijito de seis años, quien protagonizó una verdadera tragedia el 14 de julio de 2020, pueda hablar y caminar algún día, luego del daño cerebral que le ocasionó la falta de oxígeno tras caer a una pileta y pasar varios minutos bajo el agua.

Recuerda que aquel día llevó a Máximo a su trabajo porque no tenía con quién dejarlo.

“Fue un segundo. Lo encontramos flotando, inconsciente”, evocó, para agregar que luego de un año, “no habla ni camina y usa pañales, pero estoy segura que Dios sabe lo que hace”.

La familia vive en el barrio Córdoba de San Martín y Sabrina no puede salir a trabajar todas las horas que necesitaría debido a los cuidados extremos de Máximo, que está sometido a traqueotomía y gastrostomía.

No obstante, asegura que existieron muchos avances este año. “Al principio no hacía nada, solo miraba para arriba y dormía. Un día comenzó a reírse, a seguirnos con la mirada, luego con la cabeza y cada vez más”, recuerda la mamá.

Una noche se llevó un susto tremendo: el niño se arrancó la cánula y debió llamar de urgencia al kinesiologo, que tampoco logró colocarla nuevamente.

Finalmente, en el Hospital Notti lograron colocarle una de menor tamaño, pero Máximo volvió a quitársela.

“Lo llevé otra vez y me dijeron que ya no la necesitaba, fue una alegría y eso nos cambió la vida”, recordó.

Hace un mes empezó a acudir a la escuela, especialmente por la necesidad de socializar y salir de su casa. Según dice Sabrina: “Está feliz y le encanta”.

Antes del accidente que le cambió la vida, Máximo era fanático de River Plate, amante de la pelota y alumno del jardín Mellado de San Martín.

“Cantábamos y bailábamos todo el día. La vida nos cambió rotundamente, entre médicos, tratamientos y rehabilitación”, señala y reitera: “Tengo mucha fe y pongo todas mis oraciones en su recuperación”.

Sabrina, que agradece al equipo del Hospital Notti, dijo que sigue necesitando mucha ayuda para sostener los tratamientos, los pañales y la leche especial que debe ingerir su hijo.

Por eso dejó su teléfono para quien pueda darle una mano: 2634 80-8938.

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