El viernes 14 de diciembre de 2018 por la tarde, Agustín Kruk (quien tenía 7 años) y su hermanita, Abril (3) se dirigían a jugar a la plaza, como cualquier niño de esa edad y como cualquiera de otras tantas tardes. Los acompañaba su mamá, Carla Pagliaricci (46).
La mujer y los dos niños aguardaban en la esquina de Costanera y Matienzo (Guaymallén) a que el semáforo cambiara a verde para cruzar caminando. Pero, repentina y bruscamente, un Ford Fairlaine -conducido por José Caccia- que circulaba a alta velocidad subió a la vereda donde estaban y los embistió. Agustín y Abril fallecieron en el acto.
Y, desde ese día, Carla quedó “muerta en vida”, como ella misma describe a 6 años del terrible episodio (se cumplen este sábado) y que pasó a ser conocido como “La Tragedia de la Costanera”.
“Después del accidente no tenía más ganas de seguir, lo único en que pensaba era en dejar de respirar para irme con ellos. Al principio sentía que quedó mi cuerpo, pero que me había ido con ellos”, describe Carla Pagliaricci.
No obstante, como pudo, la mujer fue intentando rehacer su vida. Y si bien nada ni nadie le devolverán a Agus ni a Abril, hace 3 años fue madre nuevamente, y hoy es Jazmín quien la hace sonreír. Y le da fuerzas para seguir.
“Mientras mamá esté acá, voy a vivir para homenajearlos, honrarlos y recordarlos. Estoy muy orgullosa de ellos, los amo eternamente, son mis ángeles eternos. Y ojalá ellos también estén orgullosos de la mamá que dejaron”, describe Carla.
“En su corto paso por esta vida, dejaron una gran huella. Y estoy orgullosa de ellos”, acota, con la voz entrecortada por la emoción.
IBAN A JUGAR A LA PLAZA Y LOS ATROPELLÓ UN AUTO EN LA VEREDA
La muerte de Agustín (7) y Abril Kruk (3) sacudió a Mendoza y causó una gran consternación. Sobre todo por las circunstancias en que fallecieron, esperando en la vereda para cruzar la calle junto a su madre y con un conductor que terminó subiendo con su vehículo subido a la vereda, donde los impactó.
“Mis hijos se fueron con ilusiones, con proyectos de vida. De un momento para otro, me los arrebataron de forma injusta”, repasa Carla Pagliaricci, quien describe que, desde hace 6 años, sus emociones son “una montaña rusa”, y que “el tiempo sigue pasando, y sigue doliendo”.
“Es mentira eso de que el tiempo todo lo cura”, agrega la mujer.
En un principio, José Caccia -quien conducía el auto, atropelló y mató a los niños- fue condenado a 6 años de prisión. Incluso, se cambió la imputación de “homicidio doloso” a “homicidio simple”. Pero en febrero del 2023 la Justicia revisó el fallo, y ordenaron su libertad.
Esta decisión también llenó de bronca y decepción a Carla, quien ni siquiera puede tener el consuelo (vago, pero consuelo al fin) de saber que quien mató a sus hijos pagará con prisión por lo que hizo.
Cada año desde 2018, cuando se acerca el 14 de diciembre, Pagliaricci no puede evitar recordar las últimas cosas que hizo con sus hijos, así como tampoco aquel fatídico viernes y lo duro que fue todo después. Y la tristeza no tiene fin.
“La gente no sabe el daño que puede hacer manejando, y que puede ser irreparable, la gente tiene un arma en el auto. Creo que, si lo supieran, manejarían con más cuidado” sigue la mujer.
EL ACCIDENTE
El 14 de diciembre de 2018, cerca de las 19.30, Carla y sus hijos -Agustín y Abril- aguardaban en la esquina, sobre la vereda de Costanera y Matienzo (Guaymallén) para cruzar la calle. Se dirigían a una plaza de Ciudad, donde los niños iban a jugar.
En ese momento, por Matienzo -de oeste a este- circulaba el transportista Sergio Miranda, quien guiaba su camión con intenciones de ingresar a Costanera. Por la misma calle y en dirección contraria -de este a oeste- circulaba Oscar Peca al mando de su VW Gol. Luego se constató que Peca conducía el vehículo en estado de ebriedad, lo que desencadenó en el accidente.
José Caccia, en tanto, conducía su viejo Ford Fairlane por Costanera hacia el norte. Al llegar al cruce con Matienzo se encontró con el caos generado por los otros dos vehículos, por lo que intentó frenar su auto. Sin embargo, la alta velocidad a la que circulaba (testigos concluyeron en que iba a más de 60 km/h) llevó a que se desviara, subiera la vereda noroeste -donde estaba la familia Kruk- y los embistiera.
Agustín falleció aquella madrugada del sábado 15 de diciembre mientras permanecía internado en el Hospital Notti. Abril, en tanto, falleció en el mismo hospital el 22 de diciembre tras sufrir una falla multiorgánica.
