Mendoza pertenece a una región en la que se han producido desastres de importancia con lamentables consecuencias, tanto para la vida como para los bienes de las personas, sumando daños severos a la infraestructura, al patrimonio cultural y natural del territorio. Entre otras, se pueden citar el sismo 1985, el aluvión del año 1970 producido por la ruptura del dique Frías, y la explosión de la planta de Gas del Estado en el año 1977.
Un 26 de abril
Las llamas se elevaron hacia el cielo y por momentos lo tiñó todo de rojo, mientras que un camión cisterna, de la decena que llegaba al predio, como una bola de fuego, volaba por los aires.
Desde las entrañas de la tierra, un desconocido sonido le sumaba dramatismo al momento. Todo fue confusión y miedo.
Fue a media mañana del martes 26 de abril de 1977 cuando la explosión de la Planta de Gas del Estado, ubicada en Godoy Cruz, sorprendió a los empleados y a una gran parte de la población mendocina, principalmente aquellos que vivían cerca de los gigantescos depósitos esféricos donde se acumulaba el fluido.
El estallido movió los cimientos del edificio conocido como monobloc de los periodistas, ubicado frente al parque San Martín sobre la avenida Boulogne Sur Mer. Incluso empleados y varias parejas que por esas horas ocupaban las habitaciones de un hotel alojamiento lindante salieron, sólo con lo puesto, despavoridos del lugar.
Y a los pocos minutos la zona se vio invadida por bomberos, policías e inclusive efectivos de Gendarmería y Ejército, a los que sumaron decenas de ambulancias, taxis y autos particulares para el traslado de los heridos y quemados.
Algunas versiones de aquellos años hicieron referencia a que el gobierno militar de Jorge Sixto Fernández, que había asumido un año antes, intentó minimizar el hecho, silenciando el saldo trágico en vidas humanas.
Mientras que en una página web, firmada por Fabricio Vega (hijo de un gendarme), se señala que según comentarios de personal militar “sus hombres habían cargado 17 cuerpos calcinados e irreconocibles en un camión de la fuerza”.
Lo concreto es que muchas horas después en la información oficial se dijo que había tres muertos. Sin embargo, una placa de bronce colocada a un año de la explosión recuerda a Benjamín Jofré, Alejandro Godoy, Francisco Manino, Emilio Ghisoli y Sebastián Charamonte como los obreros que se transformaron en héroes porque dieron su vida por el resto, aunque otros muchos sufrieron graves quemaduras y perdieron la vida tiempo después de una prolongada y dolorosa internación.
Buscando refugio
Como consecuencia del estallido, la gente salió de sus hogares corriendo por las calles en busca de protección.
Los primeros dejaron atrás el hospital Lencinas, ubicado justo enfrente de la planta, y después se le sumaron los habitantes de Villa del Parque, siempre en dirección al piedemonte, donde algunos se quedaron varias horas y otros muchos pernoctaron a la intemperie.
No hubo un informe de la empresa que hiciera referencia a la explosión, sino que fueron versiones las que circularon de boca en boca.
Algunos hablaban del descuido de un obrero al momento de cargar gas a un camión o de una esclusa que no fue bien cerrada, mientras otras voces señalaban como causante de la tragedia el paso de un hombre que arrojó la colilla de un cigarrillo encendido en el lugar.
Empleados de la planta junto a los bomberos trabajaron en el predio durante varios días porque, si bien se había logrado extinguir las llamas, el agua de los hidrantes sirvió para enfriar los cilindros y así evitar que el gas, que iba siendo liberado, los hiciera estallar por el calor.
Al final se anunció que en la Planta de Gas del Estado no había más gas. Sin embargo, el importante fluido nunca llegó a faltar en los hogares del Gran Mendoza.
El hecho fue investigado, pero la razón de la explosión nunca fue dada a conocer.