Convencidos de que con la música se pueden lograr objetivos para que la gente viva mejor; Bruce Springsteen, Peter Gabriel, Sting, Tracy Chapman, Yosun dour, los chilenos Inti Illimani y Los Prisioneros junto a los mendocinos de Markama participaron del recital Human Right Now, promocionado por Amnesty Internacional con motivo de cumplirse el 40 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Así fue como decidieron concientizar al mundo con una gira en la que realizaron 18 conciertos en países de los 5 continentes.
Mendoza era una fiesta
Los que vivieron esas épocas saben que nuestra provincia quedó marcada por los organizadores de la gira debido a que era impensado que en Chile, bajo la dictadura del General Augusto Pinochet, se permitiera realizar ese concierto.
Como sucede por estos días porque el tipo de cambio los favorece, pero esa vez entusiasmados con la movida musical por los derechos humanos, la provincia explotaba de chilenos. Llegaron cerca de 10 mil para poder vivir lo que el dictador les negaba. Las escasas 6.000 plazas hoteleras que tenía Mendoza en ese momento quedaron escasas y se abrió un registro para que la gente ofreciera su vivienda para alojar a los chilenos que llegaban.
El concierto fue el 14 de octubre de 1988 y 9 días antes, el 5 de octubre, el 57% de los chilenos habían votado en un plebiscito que no querían que la dictadura continuara gobernando el país. El contexto no podía ser mejor para la fiesta que se organizó.
Las estrellas del rock tocaban en el Malvinas, desde la mañana la policía cerro el acceso al parque para los vehículos.
15 minutos antes de las cuatro de la tarde, abrieron el show Los Prisioneros, luego siguió Markama y después Inti Illimani. En el estadio había 35 mil personas. En Argentina llevábamos 5 años de democracia y las cosas no eran tan fáciles a pesar de haberse ido los militares del poder.
Muchos padres no querían que sus hijos fueran al recital por el “contenido marxista” que tenía la convocatoria. En la puerta del Malvinas había personas que ofrecían firmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos y muchísima gente se espantaba porque no sabían muy bien de qué iba la cosa, y tenían temor de quedar “pegados” en algo extraño. Claramente el daño cultural estaba hecho. Así todo, 20 mil personas firmaron la declaración en Mendoza.
Iba cayendo la noche y apareció Peter Gabriel en el escenario y logró hacer estallar al Malvinas con sus temas Sledgehammer, In your eyes y Don’t give up.
Así llegó el turno de Sting:_”Cuando vine a Buenos Aires el año pasado, yo he visto miles de fotografías de desaparecidos, jóvenes y niños hermosísimos. Yo me pregunto por qué, la junta militar pensó que Chile y Argentina podían crecer sin esa belleza. Esta canción es para los familiares de los desaparecidos”, la gente deliró y los chilenos pensaron que nunca vivirían lo que veían. Las madres de los desaparecidos estaban en el escenario, ahora las veía el mundo con los carteles que tenían las fotos de sus hijos.
El final fue para Bruce Springsteen, no se privó de ninguno de sus clásico, subió a una mendocina al escenario y cerró con el tema de los Beatles Twist and shout que el público confundió con La Bamba.
La gente salió exhausta caminando por el Parque San Martín, la luna llena iluminaba el camino, estaban felices de haber vivido esa fiesta.
Dos años más tarde, en 1990, se realizó un recital similar en el Estadio Nacional de Santiago de Chile. La música sin dudas sirvió para lograr objetivos.