“Fue clave sentarse con La Pampa, trabajar juntos y llegar a un acuerdo”. La frase podría ser contemporánea y, al mismo tiempo, no una tener fecha exacta definida. Si un viajero en el tiempo lograra emprender ese tan ansiado viaje y, al llegar, escuchara esa afirmación, la conclusión sería confusa: está en Mendoza, aunque podría ser en cualquier año.
En este caso, la frase pertenece al ex gobernador de Mendoza, Rodolfo Gabrielli. Y es la que elige para describir cuál fue la llave para lograr que el 27 de julio de 1993, se anunciara que la Provincia de Mendoza había logrado tomar posesión del complejo hidroeléctrico Los Nihuiles (San Rafael), construidos por la Nación durante la década del 40, inaugurado en 1948 y administrado, hasta entonces, también por la Nación.
Hace 30 años, el Poder Ejecutivo de la Nación le transfirió a la Provincia de Mendoza el control de una de las fuentes hidroeléctricas más importantes de Mendoza. Se trataba de un reclamo histórico que el Ejecutivo provincial venía haciendo a la Nación desde hacía décadas. Y que había sido, entre otras cosas, escenario de uno de los hitos más recordados durante la gobernación de Santiago Felipe Llaver.
“Mendoza lo venía reclamando desde hacía varios años. Incluso Llaver se lo había pedido encarecidamente al presidente Alfonsín, de quien era amigo. Pero al no obtener una respuesta favorable, cuando Llaver era gobernador hizo el intento de tomar Los Nihuiles. Se fue en caravana, junto a varios de sus ministros, e intentó entrar y ocupar el predio. Pero Gendarmería no lo autorizó”, recuerda, entre risas, Gabrielli en diálogo con Los Andes.
Hace tres décadas, el acuerdo con La Pampa fue la clave para que Mendoza tome el control de Los Nihuiles. Y la negociación incluyó la construcción de un acueducto que llevaría agua desde San Rafael hasta Santa Isabel (La Pampa), algo que se hizo con fondos de la Nación. De acuerdo al histórico reclamo de La Pampa hacia Mendoza -siempre vigente- fue con el comienzo del llenado del primer embalse (en los ‘40) que comenzaron los problemas de abastecimiento de agua en la vecina provincia.
“Creo que el mensaje es que hay que ponerse, con humildad, a trabajar con La Pampa. No hay que querer pasarle por encima. Estos temas, en la Justicia, son difíciles. Hay que sentarse a conversar y recurrir a las políticas”, recuerda el ex gobernador de Mendoza a 30 años del traspaso. Y hace alusión manifiesra al conflicto aún vigente entre las dos provincias.
“Ojalá que este recuerdo de hace 30 años sirva como ejemplo para que los mendocinos sepamos cómo tenemos que manejarnos con La Pampa. Siempre con acuerdos, aunque sean difíciles. Me parece que Mendoza no trabajó bien estos últimos años”, insistió.
La historia
Laura Ortega es docente e investigadora Facultad de Ciencias Políticas de la UNCuyo. Además, es coautora de la investigación “Impactos del uso hidroeléctrico del agua en la gobernanza del recurso (Mendoza- Argentina, 1932-1957)”, por lo que Los Nihuiles han sido y son parte de su especialización.
“El proyecto hidroeléctrico de Los Nihuiles fue concebido a fines de la década del 30 y comienzos de la del 40. Estuvo en la mente de la Generación Demócrata de los años 30 y contemplaba esa visión a largo plazo que tenía esta élite política. El proyecto nació con el objetivo de almacenar agua y producir energía”, destaca la docente.
El contexto nacional e internacional de aquella época ya apuntaba a la sustitución de importaciones, por lo que se había generado la vorágine de demostrar que se necesitaba de energías como la hidroeléctrica, que eran baratas de producir, pero caras de construir.
Ya en la década del 40, la Nación y la Provincia firmaron el contrato para la construcción de Los Nihuiles.
“Con la crisis política de 1943 se estanca todo, mientras que ya con el peronismo, el proyecto se hizo más intensivo. De esta manera se aceleran los procesos a nivel nacional y, con Mendoza como estrella en el Oeste Argentino, se culmina el proyecto hidroeléctrico de Los Nihuiles”, sigue la investigadora.
En 1948, con la presencia del presidente Juan Domingo Perón, se inauguró el embalse. No obstante, la producción de energía comenzó mucho tiempo después. En 1949, el Ejecutivo dispuso la nacionalización de las caídas de agua, lo que repercutió en que Los Nihuiles pasara a la órbita nacional.
“Mendoza perdió toda capacidad de dirigir Los Nihuiles, que era un proyecto energético a largo plazo. Por las mismas características verticalistas del peronismo, en los 50 el panorama económico era distinto y también había una élite provincial verticalista que no tuvo demasiado espacio para resistir a la quita de la administración”, acota Ortega.
También fue en 1949 cuando nació institucionalmente Agua y Energía, precisamente en un contexto en el que las grandes empresas de servicios públicos eran la vedete del momento.
“Desde la misma década del 40 en adelante, y hasta que llega el momento de la jugada que hace Llaver, se va haciendo toda una acumulación de reclamos que no van teniendo cabida. Llaver no fue un ‘loco’, sino que lo que hizo vino a conjugar solapadamente todo un reclamo histórico y que venía por debajo”, resalta la investigadora de la UNCuyo.
El fin de un reclamo histórico
Entre 1992 y 1993 comenzó a gestarse el traspaso de Los Nihuiles a la Provincia, algo que ya se había convertido en una bandera de los distintos gobiernos provinciales.
“Desde el primer momento, Mendoza quiso administrar sus propios diques y su energía, y la Nación no quería renunciar al manejo. Había que tomar una decisión política”, repasa Gabrielli, a tres décadas de la tan ansiada toma de posesión del manejo de todo el sistema que se anunció en julio de 1993 y se concretó en septiembre de ese año.
Ya en la década del 90 se encontró una muy buena predisposición de parte de la Nación para traspasar la central. Incluso, y según recuerda Gabrielli, hubo dos mendocinos que eran parte del Gabinete del entonces presidente Carlos Saúl Menem y quienes jugaron un rol clave en todo el proceso. Se trató del entonces secretario de la Presidencia, Eduardo Bauzá, y del ministro del Interior, José Luis Manzano.
“Bauzá y Manzano me ayudaron mucho. Cuando yo planteé en la Nación el traspaso a Mendoza, no hubo ninguna oposición. (El ministro de Economía, Domingo) Cavallo no tuvo ningún problema, Menem también estuvo de acuerdo. Y solo quedaba ponerse de acuerdo con La Pampa, esa fue la única condición”, repasó el ex mandatario.
El acuerdo con La Pampa, la llave para que Los Nihuiles pase a Mendoza
Ya con toda la buena predisposición y voluntad de la Nación, restaba aún un factor clave: lograr el acuerdo con La Pampa. El también histórico conflicto por el Atuel –y que también data de tiempos inmemorables- ya había generado por entonces ciertas asperezas, pero había llegado el momento de intentar limarlas.
“El trabajo con La Pampa fue complejo. Me encontré con Rubén Marín, quien era entonces el gobernador de La Pampa. Era un hombre con quien tenía una muy buena relación. Empezamos a hablar del tema y así se empezó a gestar el acuerdo”, rememora Gabrielli.
Junto a los gobernadores de Mendoza y de La Pampa, en este proceso fueron claves también los fiscales de Estado de cada provincia. En Mendoza, por entonces, quien ocupaba ese lugar era Efraín Quevedo Mendoza, quien acompañó al “Rolo” Gabrielli a las reuniones.
“En distintas reuniones con el gobernador y Fiscal de Estado de La Pampa fuimos viendo qué problemas habían y cómo solucionarlos. Así fue que surgió, entonces, la posibilidad de que La Pampa diera el visto bueno para el traspaso de Los Nihuiles si Mendoza construía un acueducto que llevara agua hasta Santa Isabel. Nos pareció algo razonable, redactamos un convenio con criterios jurídicos, viajamos varias veces -Marín a Mendoza y yo a La Pampa-, y en 1993 firmamos y suscribimos un convenio ambas provincias”, recuerda Gabrielli.
El financiamiento para la construcción del prometido acueducto salió del Ministerio del Interior de la Nación y, ya con ese convenio firmado, la Nación finalmente traspasó Los Nihuiles a Mendoza.
Una vez concretado el traspaso y habiendo tomado la administración Mendoza en septiembre, la Provincia pudo construir la central Nihuil IV, algo que se había fijado como objetivo primordial. Y antes de culminar su mandato, Gabrielli pudo viajar a Santa Isabel y presenciar la inauguración del acueducto en Santa Isabel.
Mendoza, sus recursos y la privatización
El hecho de que Los Nihuiles pasara a manos mendocinas significaba no solo la toma del manejo del dique y del recurso hídrico, sino que la Provincia era “dueña” de la energía y podía disponer de su manejo.
“Los Nihuiles era el símbolo que significaba que Mendoza manejaba sus recursos. Aún hoy, a los mendocinos no nos gustan que nos manejen las cosas”, reflexiona Gabrielli.
La investigadora Laura Ortega destaca que, con el paso de Los Nihuiles a la Provincia, se abrió otro frente. Y es que el traspaso preparó el camino para la privatización de la central y los recursos.
“Cuando se le ‘devuelve’ -entre comillas- Los Nihuiles a Mendoza, ahí entra la privatización del sector. Y en la actualidad nos encontramos otra vez en un momento donde esas privatizaciones se están cayendo, y la élite no sabe qué va a hacer con este contexto. Porque la Provincia tampoco tiene para poder administrar esto. Es un desafío muy grande el definir qué va a ser de la producción energética”, reflexiona Ortega.
Para la investigadora, el dilema actual sigue girando en torno a la matriz productiva, que sigue siendo dominada por la energía térmica. A ello se suma que, incluso la que se genera en Mendoza y en las provincias, siguen pasando por Buenos Aires primero.
El inolvidable caravanazo de Llaver y su intento de “ocupar” Los Nihuiles
Uno de los objetivos que se había propuesto Santiago Felipe Llaver tras ser electo gobernador de Mendoza (primer gobierno democrático luego de dictadura militar) era tomar posesión del Complejo Hidroeléctrico Los Nihuiles.
Como otros tantos mandatarios, Llaver tenía entre ceja y ceja el anhelo de que pasara a manos de la Provincia.
Al no tener éxito “por las buenas” –y eso que se lo pidió insistentemente a su amigo y correligionario, el entonces presidente de la Nación, Raúl Alfonsín-, el 13 de septiembre de 1987 Llaver encabezó una “patriada” (o, más bien, una “provinciada”). El entonces gobernador de Mendoza reunió a su gabinete, al entonces jefe de la Policía de Mendoza y, en una caravana integrada por varios autos, se dirigió hacia el ingreso del predio de Los Nihuiles.
Al tratarse de una jurisdicción nacional, en el ingreso al lugar había una dotación de efectivos de Gendarmería Nacional. Pasional, Llaver se paró frente a ellos y pidió que lo dejaran pasar, explicándoles que había llegado para tomar posesión del Complejo los Nihuiles en nombre de la Provincia y para que el Ejecutivo provincial se convirtiera en el administrador de los diques. Sin embargo, la “provinciada” de Llaver quedó trunca, ya que le impidieron el ingreso.
El día del acto en que se anunció el traspaso, a Menem le recordaron ese episodio de Llaver. “Eran otros tiempos. Hoy, afortunadamente, impera con plenitud el federalismo y no son necesarias tales actitudes cuando se trata de defender las reivindicaciones provinciales”, contestó el entonces presidente.