No da pie con bola. El Azul no puede sacarse la espina de lograr una victoria, esa sensación que le es esquiva desde hace 6 fechas. Además los números marcan que en esas seis jornadas la Lepra sólo sumó dos puntos... Una estadística que habla por si sola de este presente magro del equipo de Pablo Quinteros que, vale remarcar, también tiene una lucha en lo económico y si bien algunos le restan importancia, termina siendo un factor influyente.
Ayer, Independiente volvió a sucumbir ante un líder, ya lo había hecho ante Santamarina de Tandil, y ayer cayó ante Patronato de Paraná.
El equipo no es un desastre, ni mucho menos. Pero padece una anemia en ataque que, en la mayoría de los casos, deja al equipo sin nada y con más dudas que certezas.
Ayer no fue la excepción. Independiente tuvo en gran parte el control de la pelota, pero careció de peso en ataque. Juan Pablo Pereyra tuvo que arreglárselas muy solo en los últimos metros porque nunca encontró en el “Pollo” Gutiérrez al socio idea para poder llegar con claridad al arco de la visita.
Tampoco encontró en Méndez o Peralta la descarga en la segunda pelota y por eso de mitad de cancha hacia arriba fue muy pobre lo del Azul. Tanto que hasta dejó la sensación de que ni siquiera podía llegar a marcar producto de la fortuna.
El dibujo táctico impuesto por Quinteros lo dejó conforme, pero aún deberá pulirlo. Sobre todo cuando la pelota pasa la mitad de cancha. La línea defensiva conformada por Agüero, Michelli y Silva es una buena opción que ayer no sufrió mientras la pelota estuvo al ras del piso, pero en el juego aéreo cada vez que estuvieron mano a mano con Matías Quiroga, los defensores leprosos terminaron perdiendo el duelo.
Lo cierto es que ayer la Lepra sumó su cuarta derrota desde que asumió Quinteros. Nuevamente una desatención en los últimos minutos, bien aprovechada por el rival, dejó a Independiente Rivadavia con las manos vacías y acentúa la crisis económica y deportiva por la que atraviesa este equipo que hasta hace un par de fechas era imbatible en su casa y se codeaba con los líderes.