Sobre 25 de Mayo, frente al Parque Cívico

El autor escribió a fguerrero@losandes.com.ar para contar sus andanzas de la niñez y la adolescencia en un sector de la capital mendocina.

Sobre 25 de Mayo, frente al Parque Cívico

Desde 1956 hasta 1968 residí en calle 25 de Mayo entre Colón y Pedro Molina de Ciudad, casi donde “topa” Infanta Mercedes de San Martín. Esas dos cuadras, de tierra, fueron pavimentadas poco después de mi llegada, a los 7 años de edad. Las construcciones eran nuevas y estaban ocupadas por familias de medio alto y alto poder adquisitivo...

Mi familia era la única que alquilaba y mi casa, la única de adobe. La característica fundamental que rescato de mi niñez es la calidad de la convivencia vecinal. La mayoría de las decenas de niños y adolescentes asistían a los Maristas; las chicas a colegios católicos; mis hermanos y yo al Normal Mixto (Departamento de Aplicación) en Mitre al 600, es decir a la vuelta.

En el extenso baldío situado a escasos metros de Pedro Molina, con gran esfuerzo, limpiamos y habilitamos una canchita de fútbol y una pista de bicicleta. Esto fue determinante en la unidad de la muchachada , a la cual se unieron los chicos de la calle Perú del 500 al 700, y los del conventillo de Pedro Molina casi Perú.

Pasábamos todas las tardes jugando al fútbol, y los fines de semana todo el día. En las noches de verano jugábamos hasta tarde en las veredas. Tal era el grado de respeto y tolerancia que no recuerdo haber escuchado nunca una agresión verbal, descalificación o discriminación. Algunas piñas sí, como cuando me agarré con Ricardo Castaño, que de adulto sería diputado, o un intercambio de piedras ante un ataque de “los de la Perú.

Laura Gil; Carlos, Guillermo y Leopoldo Ferreyra; Fernando Martín Zapata; Daniel y Beatriz Weintraub; Luis y Marta Dorca; los Petra Sierralta; Nani López Dávila; Chiche Caso; los Marianetti; Luis Lemos y sus hermanas; Lito y Osvaldo Domínguez; Luis Ábrego, y sus hermanos y hermanas; los Amoretti; los Ruffa eran algunos de los chicos de mi edad de la 25 de Mayo.

De la Pedro Molina, los Liberal; Cruz; Guinle y Balmaceda. De la calle Perú recuerdo a los De la Vega; Ostropolsky; Navessi; Vargas; Castorino; Castaño y Fracchia. De la Mercedes Infanta, los Baragiola; García de La Balear y Moschel-Martí...

Algunos vecinos conocidos eran la actriz Josefina Otero, el ministro Petra Sierralta, José Eugenio Blanco, el interventor militar de la Provincia durante el gobierno de Onganía; el dueño de “La Banderita”, Weintraub; el ingeniero Dorca; el escribano Mario González; el contador Alfredo Acosta; los dueños de Salomone y Raffa, el Dr. Boaknin; el dueño de la productora de leche Valle de Uco; el doctor Benélvaz y las familias Albino, Cahíza, Burguet y Tonelli. Se comentaba que la actriz Olga Zubarry y el corredor Juan Gálvez visitaban a la familia Liberal. Mi padre fue el último director de LV6 Radio Splendid, ahora Nihuil.

En primavera y verano organizábamos el gran premio de turismo carretera: preparábamos los autitos de plástico con masilla y tuercas; la pista era el borde de cemento de las veredas. Partíamos y llegábamos de 25 de Mayo y Pedro Molina. Podíamos “tirar” el autito hincados en la vereda o parados en la acequia. No se podía hacer “chape” (empujar en demasía el auto antes de largarlo). Había premios, pues cobrábamos inscripción. Más tarde, comenzamos a dedicarnos a construir los carritos con rulemanes.

Las competencias partían de Perú e Infanta, aprovechando la fuerte pendiente de ésta; al llegar a 25 de Mayo, los banderilleros asignados advertían sobre los peligros del tránsito, por la gran velocidad que adquirían los ‘bólidos’.

Con las chicas jugábamos al patrón de la vereda y la escondida. Ya adolescentes, una de las más lindas del barrio leía el “ranking” de aspirantes “a novio”, ante la angustia de los “postulantes”.

Para ir al microcentro tomábamos el tranvía 2, y para el Parque el ómnibus 6 en la esquina de Avenida Colón. Por esta esquina vimos pasar al presidente de Italia Giovanni Gronchi. El único negocio de esta cuadra era la verdulería de Don Vicente, querido por todo el barrio.

A veces los chicos íbamos de excursión a la Quinta Agronómica (al sur de Pedro Molina); vimos construir el Colegio Martín Zapata y la paralela a Pedro Molina, con el puente que la sobrepasa. Doscientos metros hacia el oeste asistimos a la construcción de la Universidad Tecnológica, edificio que pude estrenar como alumno en 1968.

Cuando llegó la televisión, el impacto fue tal que unos 20 o 30 vecinitos invadíamos la casa de la familia Castillo para ver Ivanhoe, Rin Tin Tin y Lanceros de Bengala, hasta que poco después la mayoría accedió al mágico aparato.

En aquellos años previos a la aparición de los Beatles y Woodstok, ser invitado por uno de mis amigos-vecinos a su finca de Russell, en la que disfrutábamos de una hermosa piscina, era algo extraordinario.

Años después de irnos del barrio, el bullicio de niños y jóvenes trocó en silencio casi absoluto, pues casi todos nos tuvimos que ir. Cada vez que me encuentro con Carlos Ferreyra, Fernando Zapata, Luis Dorca, los Domínguez o Luis Lemos, percibo un gran afecto mutuo y amenazamos con comernos un asado en mi casa; espero que lo concretemos.

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