Siria vuelve a respirar después de un día esperando las bombas

Siria vuelve a respirar después de un día esperando las bombas
Siria vuelve a respirar después de un día esperando las bombas

La televisión estatal siria ya estaba pasando música patriótica hasta que habló Barack Obama y volvió a su programación llena de opinadores. Hubo disparos al aire en señal de alegría y los grupos de autodefensa de los barrios se distendieron. Poco antes, un alto funcionario del gobierno de Al Assad había dicho "esperamos un bombardeo en cualquier momento".

Tras el discurso de Obama, anunciando que pediría autorización para atacar al Congreso, con lo que una acción bélica se demoraría al menos hasta el 9 de setiembre, todo volvió a llenarse de colores y panelistas que hablan a los gritos.

En los barrios, las fuerzas de autodefensa, organizadas por los vecinos, se distendieron completamente. Hubo muchos tiros al aire en señal de alegría y por los altoparlantes de las mezquitas se escuchaba el clásico "Allah u Akbar" (Dios es Grande). No hubo ninguna versión oficial inmediata.

Muy temprano en la madrugada había partido desde el hotel Four Seasons de la capital siria un convoy de 7 camionetas transportando a los 13 inspectores de la ONU que investigaron el ataque con armas químicas contra la población civil que, según EEUU, la semana pasada dejó 1.429 muertos, entre ellos 426 niños. El convoy cruzó la frontera hacía el Líbano y se dirigió directamente hasta el aeropuerto Hariri de Beirut.

En el frente militar, continuó el juego del gato y el ratón entre las fuerzas gubernamentales sirias y los satélites que están monitoreando cada movimiento desde el cielo.

Las lanzaderas de los misiles tierra-aire Scud, de fabricación de la antigua Unión Soviética o Norcorea, fueron trasladadas con sus cargas de 11 metros de largo en camiones desde la Brigada 155 hacia las laderas de las montañas de Qalamoun. Estos misiles que tienen un alcance de hasta 300 km fueron utilizados decenas de veces para castigar las posiciones rebeldes en Homs.

Del otro lado, a la flota del Mediterráneo se le sumó un sexto barco, el San Antonio, de transporte anfibio, que estaba llevando de regreso a casa a 800 marines que estuvieron 6 meses en la península arábiga.

"No es que estos marines van a participar de una invasión ni nada de eso. Pero el buque estaba pasando por el Mediterráneo y nos pareció prudente que se sumara a la flota", aclaró el Pentágono.

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