José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
Aunque muchos en el peronismo mendocino pretendan minimizar el hecho, no fue para nada menor el cambio de denominación de los bloques en la Legislatura y concejos deliberantes, dejando de lado la denominación del Frente para la Victoria para volver a ser lisa y llanamente Partido Justicialista (PJ).
Si bien el principal espacio opositor mendocino venía identificándose legislativamente con la combinación de siglas FpV-PJ, es indudable que un sector mayoritario de la dirigencia prefirió dar vuelta la página del tiempo kirchnerista, con el cual, hay que destacarlo, nunca hubo una identificación plena del peronismo local aún en tiempos de esplendor dentro de los doce años de gobierno de los Kirchner.
Hay una postura que se reitera a través de los años en el justicialismo, tanto aquí como a nivel nacional, que es la de encolumnarse detrás de quien tiene el mando en el espacio partidario, en especial cuando se ejerce el poder. Eso se advirtió mucho más durante el largo tiempo del kirchnerismo que durante la década de Menem. Lo curioso en este caso es que el peronismo mendocino, desde la oposición y sin una conducción propia que seduzca, decidió que el kirchnerismo ya es pasado.
Quienes observan el día a día del justicialismo local y están más alejados de los ámbitos partidarios, opinan que lo que en realidad dejó el congreso del 13 de este mes al disponer el retorno al sello justicialista es una suerte de sinceramiento de una realidad: mayoritariamente nunca el PJ local fue kirchnerista.
Tal vez por eso los dirigentes y legisladores K mendocinos hicieron pública su queja por lo resuelto sorpresivamente en el encuentro llevado a cabo en San Martín, pero nadie fue más allá y todos se cuidaron de dejar en claro que seguirán participando dentro del espacio partidario aunque sin renunciar a su pertenencia kirchnerista.
Las críticas escuchadas apuntaron básicamente a la poca representatividad y nivel de adhesión popular de la mayoría dirigencial que decidió retornar al sello del PJ. No es novedad; las encuestas lo sostienen. Quienes se sintieron molestos entienden que son conducidos por una dirigencia que no los contiene.
Las diferencias son evidentes y detrás de un escudo hay muchas situaciones tensas que impiden que hasta el momento el justicialismo se perfile todavía como una alternativa electoral fuerte en la provincia.
Simultáneamente, luego del congreso partidario comenzaron a hacerse notar precandidaturas que buscan posicionamientos de cara a las PASO de agosto. Jorge Tanús y Emilio Caram son los que hasta ahora están anotados apuntando a encabezar la lista para diputados nacionales, el cargo más alto al que se puede aspirar en la provincia en el actual año electoral.
Los que se guían por las encuestas para los designación de los futuros postulantes, coinciden en que los hermanos Bermejo corren con ventaja con respecto a otros dirigentes conocidos, entre los cuales se puede contar al actual titular del partido, Omar Félix. Sin embargo, si bien Adolfo Bermejo ya ha expresado que quiere estar donde lo necesiten, no hay que descartar que opte por un lugar en la Cámara de Diputados provincial. Su hermano Alejandro, el actual intendente de Maipú, también está bien colocado y su aspiración sí podría ser nacional. Se comenta que, en definitiva, el intendente maipucino mucho tendría en cuenta las reales posibilidades electorales de su partido antes de mover piezas en el difícil escenario que se presenta.
La postulación de Tanús fue producto de su decisión personal, ante la indefinición, hasta ahora, de Alejandro Bermejo. Además, su incursión le pone freno por el momento a cualquier apetencia sureña, es decir, de los Félix. Cuenta con el respaldo del jefe de su departamento, el intendente Jorge Giménez, y de Carlos Ciurca, fervoroso promotor del “50 y 50” (hombres y mujeres) para la confección de la listas partidarias a partir de las elecciones de este año, uno de los aspectos trascendentes que definieron los congresales peronistas.
Hay quienes sostienen que nada está dicho con respecto a las candidaturas para las primarias abiertas. Si eso fuese así hasta se podría llegar a una mesa de negociación para consensuar una lista única que evite desgastes innecesarios en una elección clave para un justicialismo que quiere reposicionarse. Pese a ello, habrá que ver qué hacen finalmente el camporismo y otros sectores del kirchnerismo local que también van a moverse dentro del espacio justicialista, como han prometido pese a la eliminación del sello FpV, pero que esperan señales definitorias que en algún momento deberá dar Cristina.
Y el panorama nacional del peronismo es un aspecto a tener en cuenta cuando se habla de listas y encolumnamientos. Sin líderes definidos en esta provincia, lo que ocurra principalmente en los grandes distritos electorales, en especial en la provincia de Buenos Aires, puede resultar determinante. En cambio, los gobernadores peronistas, siempre astutos, prefieren hablar de reorganizar el partido recién después de las elecciones generales de octubre, cuando el veredicto de las urnas en Buenos Aires haya determinado qué será en el futuro del kirchnerismo, principalmente.