"Quiero estar con mis hijos (por los gatos)... si no me voy a cortar la venas...", con esta frase de Gil Pereg se pasó a un cuarto intermediopara este jueves.
En una audiencia que se extendió por varias horas, Gil Pereg de 36 años, nacido en Israel y nacionalizado argentino, jugó su carta más importante dentro de la justicia, que se encierra en los extremos de la prisión preventiva solicitada por el Ministerio Público Fiscal, que la fiscal Claudia Ríos argumentó en forma vehemente y la espera del juicio en libertad (o con prisión domiciliaria) que solicitó el trío de abogados que lo defienden. También fue incorporada la querella mediante una conferencia vía telefónica y la presencia de un traductor oficial.
El hombre que fue custodiado por media docena de efectivos, tres de ellos rodeándolo, está acusado de homicilio agravado por el vínculo por el asesinato mediante estrangulamiento de su madre Pyrhia Sarusi (63) y homicidio agravado por el uso de arma de fuego, d el crimen de su tía (Lily Pereg, de 54 años) a la que ultimó de 3 disparos.
Ambas mujeres llegaron, en vuelos separados a Mendoza, el 11 del pasado mes de enero y un par de días después de que el propio Gil Pereg, hiciera una denuncia por búsqueda de personas, se encontraron enterradas en el predio que ocupaba el hombre y que ya había sido detenido.
El principio
El juez Sebastán Sarmiento abrió la audiencia. Frente al estrado se sentó la fiscal y a un costado el acusado, que vestía una desdibujada remera, un pantalón corto con vivos verdes, la letra S en negro y zandalias.
Cerca los abogados defensores Lautaro Brachetta, Maximiliano Legrand y Marcos Segovia. Y la primer sorpresa surgió cuando el magistrado le pregunto a Gil Pereg, sobre sus datos personales.
Así fue que mencionó varios nombres ( Floda Reltih), menos el de Gil Pereg. Más adelante respondió con un "no lo sé" o "no me acuerdo", al lugar de nacimiento. Confirmó el domicilio en la calle Julio Argentino Rocca y, sin que se lo preguntaron aseguró tener "37 hijos", en clara referencia a los gatos encontrados en la vivienda "a los que conozco por el nombre", afirmó.
Inmediatamente la fiscal Claudia Ríos hizo un pormenorizado relato sobre los hechos que se encuentran incorporados en el expediente (N°4145/19) y que, por estas horas suma varios cuerpos. Habló sobre las cámaras que vieron el recorrido de las mujeres, desde que tomaron el ómnibus 120, en calle Lavalle, el paso por el Cementerio de Guaymallén hasta llegar a la casa de Gil Pereg, y de la que nunca regresaron.
También hizo referencia al secuestro, en el primer allanamiento, de tres armas de fuego, una de las cuales después se comprobó que había sido utilizada para matar de tres disparos que atravesaron el corazón y el pulmón a su tía. Pero además recordó que el hombre tiene 45 armas registradas a su nombre "7 de las cuales no se sabe dónde están".
Más adelante se refirió a que el acusado (al que miró fijamente y lo señaló con el dedo) integra cuatro sociedades anónimas "que nunca tuvieron actividad" y miles de dólares y euros, sin que pueda demostrar su origen, para llegar al pedido de prisión perpetua, reclamo al que le sumó la inhibición de sus bienes. Sin embargo lo más duro de su alocución fue cuando describió cómo murieron las mujeres: una estrangulada y otra de varios disparos, a los que le sumó haber sido empaladas con hierros de 8 mm, en varias partes del cuerpo.
Al final leyó las conclusiones de los estudios psiquiátricos a que fue sometido, se destacó que se presentó "sucio, desaliñado, poco colaborador, oportunista y, por momentos, agresivo…", pero principalmente, que comprende la criminalidad de sus actos.
Dinero para la fianza
A su turno los abogados defensores inicialmente plantearon la nulidad de los allanamientos, actos ordenados por los jueces Pereyra y Mangiafico, por violar las garantías constitucionales.
Coincidieron con la fiscal en el pedido de que sean declaradas nulas algunas de las declaraciones del imputado hechas previamente y tras el pedido de libertad para el acusado, ofrecieron como "fianza" el dinero que había sido secuestrado por las autoridades, oportunidad en que reiteraron "el robo de unos 75 mil dólares".
Gil Pereg se mostró tranquilo, mirando fijamente a la fiscal y a sus abogados cuando, cada uno a su turno, hizo referencia al pedido.
Se levantó levemente de la silla un par de veces, lo que puso en alerta a sus custodios y tomó un vaso de agua, cuando la fiscal incluyó en su pedido la inhibición de sus bienes, pero previo al final y en medio de un cuarto intermedio, se orinó encima. También desde Israel, habló un hermano del acusado, y como querellante, pidió que "no le den la libertad". La audiencia seguirá este jueves.