Esta vez no habrá excusas. La “herencia recibida” volverá a aparecer en el discurso presidencial frente a la Asamblea Legislativa, pero no tendrá el mismo peso que hace un año.
Ahora Mauricio Macri deberá dar cuenta de sus 14 meses de gestión, durante los cuales la economía no creció, se paralizó la obra pública, la inflación no bajó lo prometido, hubo destrucción de empleo y, para colmo, se abrieron investigaciones a funcionarios como la vicepresidenta Gabriela Michetti y el jefe de Inteligencia, Gustavo Arribas, y a él mismo por casos de posible corrupción (Panamá Papers).
El contexto político de esta apertura de sesiones ordinarias tampoco es el ideal para el Gobierno: Macri concurrirá al Palacio del Congreso tras un febrero llameante como consecuencia del acuerdo con Correo Argentino, la sociedad anónima de la familia presidencial que tuvo la concesión del servicio postal entre 1996 y 2003, cuando fue reestatizado. Es el escándalo más hiriente para la imagen del mandatario desde el 10 de diciembre de 2015.
Las cosas han cambiado en la Argentina, desde entonces, pero la opinión pública no percibe los beneficios, sencillamente porque estos no aparecen. Las encuestas marcan una creciente desaprobación a la gestión de la alianza Cambiemos.
La salida del cepo cambiario, el acuerdo con los holdouts y los buitres, el blanqueo de capitales, el saneamiento del Indec, las licitaciones para inversión en energías renovables, la devolución del IVA por uso de tarjeta de débito a sectores de ingresos bajos, el endeudamiento a tasas bajas, la reparación histórica a los jubilados, la asignación universal para monotributistas y la ley de Acceso a la Información Pública, que la Casa Rosada cuenta como logros, parecen insuficientes, lejanos en el tiempo y pequeños a la par de otros conflictos y problemas.
Un panorama concreto
Este 1 de marzo el Presidente ya no tiene margen para apelar al lastre kirchnerista. Tendrá que rendir cuentas de lo hecho y trazar un panorama hacia adelante consecuente con resultados concretos. Los ciudadanos piden, necesitan y merecen más. La pobreza no disminuyó y el consumo, barómetro del humor social, sigue alicaído. Además, faltan apenas cuatro meses para las elecciones.