Sin ideas y con muchas dudas

Con gol del juvenil Mauricio Tévez, Newell’s venció a Boca en la Bombonera, en el inicio del torneo, y lo llenó de dudas.

Sin ideas y con muchas dudas
Sin ideas y con muchas dudas

Los hinchas de Boca esperaban el fin de semana para ver el inicio del torneo. Pero en su imaginación muy difícilmente estaba que en un mismo fin de semana festeje Juan Román Riquelme y ellos se amargaran. La derrota 1 a 0 ante Newell’s en La Bombonera, con un equipo que no exhibió síntomas de recuperación futbolística con respecto al que se vio la pasada temporada, preocupa.

Y ahora no hay 10 que apague incendios, que se cargue el equipo al hombro. Los dirigidos por Carlos Bianchi se quedaron sin ídolo adentro de la cancha. Y encima, el destino hizo que el gol de los rosarinos les recordara un apellido ilustre, ya que lo marcó el debutante Mauricio Tévez.

Si bien el partido comenzó impreciso, con el correr de los minutos los equipos empezaron a armar jugadas peligrosas. Primero fue la visita, que con un tiro desde afuera de Maxi Rodríguez que se fue cerca del ángulo izquierdo de Orión. Pero Boca, luego de un buen zurdazo de Pachi Carrizo que exigió una buena tapada de Oscar Ustari, logró que los dirigidos por Gustavo Raggio jueguen presionados.

Pasada la media hora, la presión de los jugadores de Boca ya no era tan asfixiante y el partido caía en un pozo. Sin situaciones y con la posesión dividida, nada de lo que sucedía era de destacar, más allá de una impresionante torcedura en uno de los codos de Marcos Cáceres, que debió dejarle su lugar en la cancha al recientemente llegado de Racing Claudio Corvalán, lateral que casi marcó, con Orión vencido. Grana, en la línea, alcanzó a despejar. Tras ese rebote, Orion debió desviar un nuevo tiro, un derechazo de Villalba. 

Lamentablemente para el local, quedaba algo más y en el tercer minuto de descuento, un derechazo cruzado desde afuera del área del pibe Tévez sorprendió a Orion, de floja respuesta. La pelota, se le metió abajo, contra el poste derecho. 

En la segunda etapa, lo único que hacía pensar que Boca podía empatar el partido era que Newell’s se había quedado. El quedo de los rosarinos pasaba por jugar cerca de su arco. Los de Bianchi no eran los que arrinconaban a los de Raggio, que en una contra de Maxi casi liquidan el partido.

Bianchi probó cambiar figuritas. Salieron Erbes y Carrizo e ingresaron los refuerzos Fuenzalida y Chávez. El esquema de 4-4-2 mutaba en 4-3-3. Poco cambiaba, de todos modos. Boca iba. Con garra, sin claridad, juego o ideas. Así y todo llegó con un zurdazo del chileno que tapó Ustari, pero en la contra casi lo liquidó Newell’s.

Si Maxi Rodríguez le hubiese acertado al arco con su derechazo, aún con tiempo por jugar, el partido hubiese terminado. A menos de 15 para el final volvió a mover el banco Bianchi: entró otro refuerzo, Castellani, y salió Bravo. Poco cambió. La imagen de Boca siguió siendo sombría. Igual de deshilachada que la del torneo pasado.

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