Patricia Plantarosa tiene 36 años y los ha vivido sin DNI. Una invisible civil, al igual que su hija Roxana Inallan (18) y cuatro más de sus 10 hijos de entre 5 y 23 años.
No tener DNI excluye como pocas cosas.
-¿Cómo es vivir sin documento?
-No podés hacer nada -dice sonriendo- Todos podían hacer cosas y yo no.
La escuela la dejó a medio andar y sólo hizo hasta tercer grado ya que es lo que pudo sostener sin esta identificación de ciudadano. Confesó que tampoco va al médico, "para sacar turno también lo piden así que no voy". Eventualmente ha contado con la ayuda de una médica de un centro de Salud que la ha asistido, especialmente en sus embarazos aunque lejos del mínimo ideal.
Es del barrio Romanoff de Palmira, San Martín, donde las distancias se vuelven largas, los medios de transporte son más escasos y la vulnerabilidad se desnuda en la falta de recursos.
Roxana sostiene en brazos a su hijo Dilan de un año. Nació después de un embarazo en el que los controles fueron prácticamente inexistentes por la misma causa: indocumentada.
Dieciocho años antes vino al mundo en el hospital Perrupato, donde al menos existía constancia de tal cosa, ya que no tenía siquiera certificado de nacido vivo ni partida de nacimiento.
"Es difícil sin documento -cuenta- cuando estaba embarazada no podía hacerme ecografías porque quería sacar turno y no me lo daban".
Y para terminar de entender el cuadro agrega: "cuando salí de la primaria quería seguir en el secundario pero no me dejaron porque no me inscribieron". Así que hizo lo que la mayoría en esa situación: joven formó pareja y tuvo un hijo.
Sin documento se pierden derechos de los más básicos, lo que suma vulnerabilidad. No se puede acceder a asignaciones de Anses, que cuando las bocas son muchas y los ingresos pocos adquieren más peso.
Con 10 hijos "me hubiesen venido bien", dice con humor Patricia. Trabajar, otra necesidad básica, también se tiñe de "negro", ya que sin documento no se puede acceder a un trabajo formal. Sin educación, sin recursos, sin identidad sólo se llega a los trabajos menos calificados y peor pagos. Es un círculo vicioso. Por eso Patricia cuenta que se desempeñó en "la chacra" o en los hornos de ladrillo. Esa misma tierra cultivada - pero no propia- es la que les da sustento a sus hijos mayores, los que tampoco supieron mucho de aulas y carpetas y con suerte accedieron a la primaria.
Después de tantos años, ayer por la mañana dieron un paso más para terminar con una vida que caminaron invisibles para el Estado, ausentes de las estadísticas. Por intervención de la dirección de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la provincia se está realizando el procedimiento para lograr darles una ciudadanía completa. En la mañana de ayer cumplieron con el procedimiento de rigor: se sacaron fotos, marcaron su huella y plasmaron su firma.
Es el momento cúlmine de más de un año de realizar gestiones, ahora resta esperar que el Registro Nacional de las Personas (Renaper) envíe las tarjetas-documento a su casa.
Ambas manifestaron sentirse contentas por lograr algo que tanto ansiaron. "Estoy pensando en todo lo que voy a poder hacer", dijo Patricia.
Y su hija opinó en el mismo tono: "Antes me sentía mal, podré hacer lo que no pude hacer, estoy feliz". También está pensando en la posibilidad de tener un mejor futuro: "Ahora quiero ir a la escuela aunque tengo que ver con quién dejo a mi hijo".
El doctor Javier López Maida, subdirector de Niñez de la mencionada dirección es quien está liderando en el marco de la Corte este tipo de trámites, ya que no son cosa sencilla. Explicó que cuando se inscriben tarde y más aún cuando los "papeles" son casi inexistentes hay que realizar toda una búsqueda en la que intervienen varias instancias.
"El tiempo oportuno es hasta los doce años", señaló. Comentó que actualmente están monitoreando la tramitación de unos 150 documentos.
Cuando Roxana llegó estaba embarazada, es necesario el patrocinio de un abogado por lo que se les asignó uno Ad Hoc, cobran cuando el caso está resuelto. Sin embrago, el doctor Rodrigo Morales, aceptó el caso aunque no fuera a cobrar.
La primera instancia fue iniciar la demanda. La segunda es una etapa probatoria, hay que verificar la identidad y es un proceso que puede resultar engorroso. Se solicitan informes al hospital donde se produjo el nacimiento.
Se realiza una pericia médica para verificar la edad que la persona dice tener mientras que deben presentarse testigos que den testimonio de la identidad del solicitante.
Concluido esto se pasa a una tercera instancia, el dictamen del Registro Civil que en una cuarta, debe sumar la sentencia del juez que pide el documento. Luego se hace la solicitud al Renaper y a esperar que llegue.
Derecho a la identidad
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Nanclares, destacó la importancia de dotar de documento a estas personas. "Después del derecho a la vida viene el derecho a la identidad, estar debidamente documentado", señaló.
Destacó que estas personas aparecen como NN y están impedidos de insertarse en la sociedad, de acceder a educación, trabajo u obra social.
Detalló que esta acción se enmarca en lo que se denomina "acceso a Justicia", que es diferente del "acceso a la Justicia". Implica que se resuelvan situaciones sin que se ingrese al sistema judicial.
"Hemos detectado esta problemática y es un servicio que se seguirá prestando" a través de la dirección de Derechos Humanos de la Corte. Se comenzó asesorando en 2014 y desde hace dos años están gestionando. Quienes requieran información sobre el tema pueden comunicarse al 0800-666-5878 y solicitar un turno para inscripción de nacimiento.
Inscriptos cuando salen del hospital
López Maida aclaró que actualmente se está permitiendo a estas personas acceder a la escuela ya que de otra manera se trataría de la vulneración de un derecho sobre otro.
Además dijo que hoy los niños salen del hospital inscriptos y los datos quedan en el Registro Civil del nosocomio donde nacieron. Si después los padres no continúan el trámite para obtener el documento al menos ya existen para el sistema.
Las personas que se encuentran indocumentadas son de edades diversas y suelen ser de zonas rurales y no tanto pero que no tienen accesos a oficinas del Registro Civil.