Y sí. Ya no tiene defensa alguna. Se quedó sin respaldo. Con el crédito en cero. No existen más palabras para las explicaciones de rigor, aún gritando que las fuerzas están intactas.
Sus jugadores lo dejaron más afuera que nunca. Con un pie lejos del banco de suplentes. El Tomba tuvo una derrota de esas que saca técnicos. Dura. Lapidaria. Sin retorno.
Este equipo sin rumbo le dio otro empujón a Carlos Mayor, con una actuación para el olvido y dejando una imagen pobre y preocupante.
Todo lo bueno que el conjunto venía mostrando en los últimos compromisos- en relación al bagaje ofensivo-, lo despilfarró en cuarenta y cinco minutos de terror. Las miserias las expuso nuevamente y, como casi siempre, pagó un costo muy alto.
En la Bodega este proceso está agotado, porque en la parte que le toca a la hora de buscar responsables, el entrenador nunca le pudo encontrar la vuelta al elenco ni pudo plasmar su impronta e identidad para convertirlo en un equipo serio y protagonista.
Está claro que Mayor no ve respuestas futbolísticas en sus dirigidos, el mensaje no llega y nada cambia con el transcurrir de las fechas.
Frente a este panorama oscuro, todo indica que es hora de barajar y dar de nuevo, y no vivir de un entrenador que se la pasa en la cuerda floja. ¿Se concretará la salida por estas horas?
El modelo 2014 que se construyó atado con alambres es una invitación para sus rivales, que entienden cómo jugarle para lastimarlo al máximo.
El fútbol argentino sabe que el Expreso tiene una mandíbula frágil y que no se sostiene desde el cero en su arco.
A este Godoy Cruz hay que atacarlo pensarán todos, y no se equivocan en la previa. El Pirata lo entendió así desde el comienzo, aunque recién lo pudo concretar en la segunda etapa con una ráfaga letal e implacable. Suficiente para llevarse el triunfo a Córdoba.
Lo que no hacía el Celeste se lo ponía en bandeja los defensores tombinos, cometiendo errores infantiles y que se repiten sistemáticamente en cada presentación.
Y todas las ventajas se traducen en goles en contra. No se perdonan de ninguna manera.
Otra vez Moyano - fue responsable en el gol de Rigoni- tuvo que ir a buscar el balón adentro en tres oportunidades.
Las cuentas suben sin parar y ya alcanzan las 30 conquistas en catorce jornadas. Un disparate para cualquier equipo de Primera División.
Los números están en rojo y el proyecto tiene fecha de vencimiento.
A ninguno le sirve prolongar la agonía.