¿Qué sucede si no hay leyes Impositiva y de Avalúo? Tal como están las cuentas en la Cámara de Diputados es una posibilidad que ya se está evaluando en la Casa de las Leyes. Para el radicalismo, deberían usarse las sancionadas el año pasado; el oficialismo esgrime que sería un hecho de gravedad institucional enorme, porque implicaría que no se podrían cobrar impuestos a partir del 1 de enero de 2015.
Ayer, antes de que comenzara la sesión de Diputados, hubo un cruce entre los radicales Roberto Infante y Martín Kerchner con el oficialista titular de la Cámara, Jorge Tanús, quien los apuró con una frase: “Están obligados a llegar a un acuerdo. Si se rechaza Impositiva, no podremos cobrar impuestos”. Los radicales le respondieron que “si se puede reconducir el Presupuesto del año anterior, también se puede reconducir una ley complementaria del Presupuesto como es la ley Impositiva”.
En caso de que ésta se rechazara, no podría volver a tratarse un nuevo proyecto hasta mayo de 2015, cuando se inicie el nuevo período de sesiones ordinarias. La gran pregunta legal que planteó Tanús es qué pasa hasta que pueda tratarse y aprobarse una ley que fije el monto de los impuestos. Hasta ahora no hay antecedentes al respecto.
El artículo 99 de la Constitución provincial determina todas las atribuciones del Poder Legislativo. El inciso 2 de ese artículo prescribe que una de esas facultades es “establecer los impuestos y contribuciones necesarios para los gastos del servicio público”. Es decir, es la Legislatura la que determina cuánto y en qué concepto los mendocinos deberemos pagar cargas públicas provinciales.
Se trata de una ley que tiene una duración de un año, por lo que todos los años para esta época la Casa de las Leyes se enfrasca en el mismo debate.
En el inciso 3 del artículo 99 de la Constitución se establece que también corresponde a la Legislatura “fijar anualmente el presupuesto de gastos y cálculo de recursos, no pudiendo aumentar los gastos ordinarios y sueldos proyectados por el Poder Ejecutivo”. Es decir, que el cálculo de gastos lo hace el Ejecutivo y la Legislatura lo aprueba o rechaza.
A párrafo siguiente, se indica que “si la Legislatura no sancionare el Presupuesto general de gastos hasta el 31 de diciembre, continuará el vigente en sus partidas ordinarias”. Como puede observarse, la Carta Magna dice que puede utilizarse el Presupuesto anterior (lo que se conoce como reconducción), pero nada dice de avalúo e impositiva. Sobre esta indefinición juega el oficialismo para forzar un acuerdo.
Hay un viejo axioma del derecho que indica que “todo lo que no está expresamente prohibido, está permitido”. Sin embargo, ante la falta de antecedentes, el posible rechazo de ambas leyes crearía un problema de difícil resolución.
El rechazo es una posibilidad. Los votos están muy justos. Los 21 votos radicales, más los tres del Frente de Izquierda, obligan a que el oficialismo junte los 24 votos restantes (20 del Frente para la Victoria, más dos del PD y dos del Frente Renovador) pero, en caso de no juntarlos, las leyes de Avalúo y, muy particularmente, Impositiva, corren el riesgo de ser mandadas al archivo.
En el cruce de ayer, Kerchner decía a Tanús: “Estamos en contra de la excesiva presión tributaria que está ejerciendo el Gobierno”; del otro lado, Tanús respondía: “Si la rechazan no podremos cobrar impuestos a partir del 1 de enero. ¿Cómo les cobramos a los mendocinos sin una ley que nos respalde? ¿Con una ley vencida? Nadie va a pagar impuestos”.
Entonces, Kerchner retrucaba con malicia: “Si pueden hacer un decreto para suspender una ley, bien pueden hacer un decreto para reconducir la ley impositiva 2014”, refiriéndose a la ley de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, que el gobernador Francisco Pérez suspendió parcialmente (eliminó el financiamiento de las campañas) por decreto.
El debate está planteado. La cuestión terminaría resolviéndose en la Suprema Corte, en cao de que se llegue a la instancia del rechazo. Aunque, tal vez la advertencia de Tanús no sea para el radicalismo, jugado en el rol de oposición dura; tal vez el mensaje sea para demócratas y massistas, quienes aún no comprometen su voto en contra, ni a favor.